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Consideraciones sobre el proceso electoral

Miami.-  A todo tren se encuentra el proceso electoral presidencial en Estados Unidos.  Este año este proceso se vislumbra en extremo impredecible.  Y es así por la profunda crisis interna y externa por la que el país atraviesa en gran medida debido a las políticas desarrolladas por la  actual administración republicana.  La gran prensa, como instrumento de los intereses que al país dominan, alarmada por la inmensidad de esta crisis y los peligros que esto tiene para la estabilidad y futuro del sistema, ha decidido a no reflejarla en su totalidad en sus reportajes y comentarios.  Aunque a pesar de esto una poderosa mayoría de la pobl ación se percata de la enormidad de los peligros en los que está inmersa la nación y tomando conciencia de esto se decide a actuar de la manera que le corresponde en el actual proceso electoral.

Los asuntos vertebrales que están decidiendo la voluntad política del electorado son: el estado actual y el futuro de la ocupación militar estadounidense en Iraq y el resto del Medio Oriente y como corolario, o como razón de estas intervenciones militares, los fundamentos de la política de dominio mundial de la actual administración y los peligros para la seguridad de la nación que son consecuencias directas de esta repudiable política; la profunda crisis económica que ya es innegable y en la cual el país está sumido; la crisis institucional que el país confronta debido a la ineptitud y a la  corrupción de sus élites políticas encargadas de la dirección del país; la totalidad de los problemas que afectan la vida de la población, que entre los principales se encuentran: la contaminación del medio ambiente y los profundos y adversos cambios climáticos que son sus resultados, la delincuencia y l as drogas, el incosteable costo del sistema de salud y sus terribles consecuencias para la mayoría de la población, especialmente para los más pobres, y los problemas relacionados al racismo que subyace en la psiquis nacional y que se refleja, sobre todo en este tiempo, en la cuestión de cómo resolver la situación de los millones de personas que conforman la  población inmigrante indocumentada.

Como reflejo de uno de estos graves problemas -el de la crisis institucional por el cual el país atraviesa- es el fenomenal costo del proceso electoral el cual es sostén del sistema político de la república. Aunque desde el inicio de la república y hasta hoy su sistema político, especialmente en lo que respecta a la elección de sus presidentes, nunca se caracterizó por una naturaleza democrática (lo fundamenta que el Colegio Electoral determine la elección presidencial en vez de la voluntad soberana del electorado expresada a través de los votos por éste emitidos), el colosal costo de las campañas electorales desvirtúan aún más su supuesto carácter democrático.

En el año 1996, hace solamente doce años, el costo de aquella elección presidencial se estima haber sido de 448.9 millones de dólares; las elecciones presidenciales del año 2000 -la que terminó robándose el actual presidente y sus secuaces- costó 649.5 millones de dólares; y la del 2004, la anterior a la actual, costó la inverosímil cifra de 1,000 millones de dólares.  La actual campaña presidencial ya ha costado a cada uno de los candidatos de ambos partidos que se estiman creíbles no menos de 100 millones de dólares. Nadie puede predecir el costo final de esta campaña presidencial; el infierno es el límite.

 Esta situación obliga a preguntar: ¿Qué tiene que ver un sistema electoral verdaderamente democrático con campañas electorales como éstas?  ¿Cuál es la razón que un sistema político, para poder acercarse a sus ciudadanos con el propósito de obtener sus votos, tenga que convertirse en un monstruo insaciable de dinero?  Además, ¿Por qué a pesar de múltiples supuestos intentos el sistema no puede ser reformado? ¿Cuán poderosos tendrán que ser los intereses que lo impiden, y por qué razones lo impiden?  Y cómo pregunta central, ¿no es inevitable que este estado de cosas lleve a la república al abismo?

Nada alentador es el actual estado de la república.  En extremo preocupante además es que mientras transcurre este proceso electoral en la presidencia y vicepresidencia de la misma se encuentren dos hombres que han sido capaces de lo indecible con el propósito de obtener nefastos fines. ¿Qué podrían estar tramando esos dos y sus secuaces con relación a la elección presidencial del próximo 4 de noviembre con el propósito de intentar asegurar en el poder a su maléfica estrategia de dominio mundial?