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El cartero siempre llama dos veces

inSurGente

 

 

"Si no fuese por la teoría conspiratoria, el juicio por los atentados del 11-M, que queda hoy listo para la sentencia, reconfortaría a las víctimas, nos reconfortaría a todos", decía, con su habitual tono moderado y razonable el periodista Iñaki Gabilondo, del canal Cuatro de TV. Mentía el periodista de PRISA que sabe muy bien que las víctimas del terrible atentado de los trenes de cercanías de Madrid, de ninguna manera olvidarán, ni dejarán pasar así como así, la enorme, directa y criminal responsabilidad de Aznar en los atentados. Eso y algunas cuentas pendientes en el balance de las amenazas, las coacciones, el uso del terror para disuadir de la búsqueda de la justicia, el acoso y el miedo. Mucho dolor, mucha humillación, mucha crueldad, señor Gabilondo. (Fotografía: "Neofascismo y fatuidad").

 

Actúa con cinismo extremo porque también sabe que ya no hay ningún bálsamo que pueda curar el enorme daño y la criminal conducta de los medios de comunicación, que fabricaron toda una serie de falsas pruebas para exculpar al ex presidente del gobierno y su cohorte de canallas, y desviar la ira popular lanzándola contra el pueblo vasco.

 

 

Demasiadas deudas con el dolor, demasiada fatuidad la de un presidente que alardeaba de la amistad y la colaboración con el más desalmado genocida de nuestro tiempo. Demasiada complicidad que no ha replicado apenas a la teoría conspiratoria para plantear la verdad y no enfadar al deseado aliado, el Presidente de los Estados Unidos.

 

 

El fiscal de la Audiencia Nacional, al que entrevistaba Gabilondo, explicó la naturaleza exacta de la "justicia democrática". El juicio del 11-M es "tan poco político" -afirmó el fiscal del Tribunal Especial- como la sucesión de condenas que han conducido a Otegui a la cárcel,  por enaltecimiento del terrorismo en la asistencia al homenaje funerario a Argala, y por ofensas a su "Majestad el Rey".

 

 

Todavía hay procesos penales pendientes, ante nuestra jurisdicción y la jurisdicción internacional.

 

 

Todavía hay pendiente, señor Gabilondo, un enorme juicio político que alcanzará a los encubridores, a los cómplices y a los cobardes.

 

 

Todavía hay camino por delante hasta que las víctimas queden reconfortadas.

 

 

El cartero -bien lo sabe el aterrorizado Aznar- siempre llama dos veces.