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El Panzón sigue en los titulares

Brazo derecho de Posada en los atentados de La Habana

Francisco Antonio "El Panzón" Chávez Abarca, el bandolero salvadoreño que Luis Posada Carriles usó de brazo derecho en la serie de atentados que provocó en La Habana hace diez años, sigue siendo un conocido jefe de pandilla criminal que se roba los titulares de la prensa, sin que la justicia de su país le pida cuenta por su pasado terrorista.
Mientras Posada se encuentra en Estados Unidos, convertido en héroe de la Miami mafiosa, Chávez Abarca está preso en El Salvador, no por terrorista sino por ser jefe de una red centroamericana de ladrones de carros.
El Panzón -como le llaman sus cómplices- creó una importante conmoción en el mundo jurídico y político salvadoreño, el año pasado, cuando sus abogados alegaron que el Fiscal General interino no tenía facultades para procesarlo. El subterfugio legal provocó, el 14 de febrero, que la más alta cámara penal del país declarara nulos todos los procedimientos hasta que la Asamblea Legislativa nombrara un nuevo jefe del aparato judicial.
A finales de septiembre del 2005, Chávez y 21 miembros de su banda fueron arrestados bajo cargos de robo de automóviles y estafa. Las autoridades aseguraron entonces que se trataba de "una de las principales estructuras del crimen organizado dedicadas al robo y hurto de vehículos a nivel nacional y centroamericano".
Según El Diario de Hoy, la investigación revelaba que el brazo derecho de Posada tenía "conexiones con empleados de aduanas, agencias de trámites de documentos de tránsito e instituciones públicas y privadas".
La operación realizada por la policía salvadoreña, denominada Tormenta, incluyó una serie de allanamientos en San Salvador, Soyapango, Ciudad Delgado, Santa Tecla y hasta… Ilopango, el refugio de Posada durante años.

Vehículos, Armas Y Municiones

A pesar de la detención del criminal, la pandilla de Chávez Abarca sigue robando vehículos de últimos modelos en El Salvador, Guatemala y Honduras y los legaliza para venderlos. Tan recientemente como este último martes, en un nuevo capítulo de las actividades de la pandilla, La Prensa Gráfica, diario de San Salvador, anunciaba que un agente de la Dirección de Protección al Transporte (DPT) de la Policía Nacional Civil (PNC), Danilo Zeledón Hernández, acaba de ser detenido por su complicidad con los ladrones de carros de Chávez Abarca, junto a otros seis delincuentes.
Técnico en vehículos automotores, Zeledón reintroducía en el registro informático nacional los números de serie de vehículos reportados como robados.

Allí Posada buscaba sus "Colaboradores"

El personaje que Posada seleccionó para realizar la campaña de terror que le orientaba y financiaba la Fundación Nacional Cubano Americana, desde territorio norteamericano, ilustra claramente cómo el veterano agente de la CIA siempre disfrutó relacionarse con el mundo de la delincuencia crasa.
"El Panzón" se vinculó en estos años con Posada Carriles por su padre, el traficante de armas Antonio Chávez Díaz, quien se dedicaba -en los años 80- a comprar armas capturadas por el ejército salvadoreño en operaciones de contrainsurgencia mientras Posada, su cliente, "administraba" entonces las operaciones de droga por armas desarrolladas a favor de la Contra nicaragüense.
El agente de la CIA y terrorista actuaba a partir de la base aérea salvadoreña de Ilopango, bajo el mando de su socio cubanoamericano Félix Rodríguez Mendigutía, cómplice de Oliver North en las confabulaciones cubiertas por George Bush padre.
En los años 90, Francisco "El Panzon" Chávez Abarca se dedicaba al narcotráfico y a la venta de armas y de dinero falsificado en Guatemala. A través de estos negocios, se relaciona con Posada para convertirse poco a poco en su hombre de confianza.
Utilizando sucesivamente los alias Manuel González, Roberto Solórzano y William González, cumplirá varias tareas por cuenta del delincuente internacional y sus patrocinadores, hasta el punto de participar, en Guatemala, en reuniones secretas con el fallecido director de la Fundación Cubano Americana, Armando Monzón Plasencia.
Este negociante de New Jersey fue quien dirigió, desde territorio norteamericano, los atentados de La Habana, junto a Guillermo Novo Sampol, Gaspar Jiménez -los mismos que reaparecerán luego en Panamá- y los demás miembros del Comité paramilitar de la FNCA -incluyendo a Luis Zuñiga Rey, un amigo personal de George W. Bush.
Chávez Abarca efectúa tres viajes a Cuba, en abril y mayo de 1997, todos muy breves, en los cuales realiza sus fechorías.
Es él quien sitúa la primera bomba que estalla en la campaña de terror de 1997. Recuérdese la bomba -600 gramos de C-4- que causó importantes daños materiales en los baños de la discoteca Aché del Hotel Meliá Cohiba, el 12 de abril de 1997.
El 30 del mismo mes, es desactivado un artefacto explosivo -401 gramos de C-4 - que el salvadoreño había colocado en una maceta ornamental del piso 15 de la misma instalación hotelera.
Además, el 24 de mayo, mientras Chávez Abarca se encuentra en México, estalla una bomba en la entrada de las oficinas de la corporación Cubanacán, en La Habana.

El que "Preparó" al asesino de Fabio di Celmo

En marzo de 1999, se reveló en el juicio del salvadoreño Ernesto Cruz Leon, cómo Chávez Abarca fue quien contrató a este mercenario cuando trabajaba en la agencia de rentar autos Geo Rent A Car, en El Salvador. Lo convenció de realizar misiones terroristas en el extranjero, al contarle que él mismo lo había hecho, y pronto le dio el entrenamiento en la confección de artefactos explosivos.
Así fue cómo Cruz León realizó dos viajes a Cuba para situar bombas en hoteles habaneros, una de las cuales mató al joven turista italiano Fabio di Celmo, el momento más trágico de la criminal campaña de terror desencadenada por la FNCA, Monzón Plasencia y Posada Carriles.
En grabaciones de conversaciones telefónicas con Cruz León, quien cooperó entonces con la seguridad cubana, Chávez Abarca confirma, que debe "consultar", presuntamente a Posada, antes de poder darle alguna ayuda.
El gerente de la agencia de viajes salvadoreña donde Cruz León obtuvo un pasaje para La Habana, reveló cómo Chávez Abarca se encontraba en esa empresa en compañía de un individuo cuya descripción corresponde a Posada Carriles.
La muerte de Fabio di Celmo no interrumpió en nada la FNCA, Monzón, Posada y El Panzón en sus planes diabólicos. Continuaron los atentados y los intentos de infiltrar en Cuba materiales explosivos.
Chávez Abarca colaboró con Posada Carriles para contratar a otros tres terroristas centroamericanos, los guatemaltecos María Elena González, Nader Kamal Musalam Barakat -conocido también como Miguel Abraham Herrera Morales- y Jazid Iván Fernández Mendoza, arrestados en La Habana, en marzo de 1998, cuando intentaron introducir explosivos en Cuba.
El Panzón Chávez Abarca, quien vino a Cuba a poner bombas, reclutó y entrenó a terroristas y preparó en particular a Ernesto Cruz León, autor del fatídico atentado del hotel Copacabana, NUNCA tuvo que responder de estos crímenes. Ni contestar a una sola pregunta de las autoridades judiciales de su país, aunque se encuentra encarcelado.
Reciclado en el crimen organizado, duerme tranquilo en su celda, sin que nadie venga a pedirle cuentas y a exigir que relate, por fin, cada detalle de lo que pasó, en 1997, en San Salvador cuando, con tanta eficiencia, al lado de Luis Posada Carriles, ejecutaba los planes que llegaban del norte para sembrar el terror y la muerte en la capital de Cuba.