Hace dos décadas, los agoreros del poder y predicadores del dogma neoliberal, quisieron decretar que para los pueblos de Nuestra América la palabra futuro estaba en decadencia.
"Ajuste estructural", "Privatización", "Economía de Mercado", "Globalización", fueron los términos de moda desde entonces para denominar las estrategias de dominación de los poderosos. La Historia había llegado a su fin y nada podría hacerse contra ello -decían.
Menospreciaban una vez más a los pueblos. Olvidaban que de lo único que no podrán excluir a los pobres es de luchar por sus derechos. América Latina ha roto con el inicio del nuevo siglo su absoluto sometimiento a los dictados imperiales. La insurgencia del poderoso movimiento bolivariano en Venezuela es la avanzada de este proceso transformador, al que se suma el triunfo de Lula en Brasil, la llegada al poder de Kirchner en Argentina, el empuje del movimiento indígena en Ecuador, la explosión sociale en Bolivia y el reciente triunfo electoral de Tabaré Vázquez en Uruguay.
América Latina vive tiempo de transformaciones. Necesario es que sirvan para la emancipación verdadera de nuestros pueblos. José Martí vuelve a decir desde estas tierras: "Sentina fuimos, y crisol comenzamos a ser".