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¿Un jefe de la CIA terrorista?

PIENSO que yo no me sentiría cómodo con ir a Cuba", confesó al The Washington Post, el 18 de mayo del 2002, Porter Goss, legislador republicano designado por el presidente George W. Bush, como nuevo director de la CIA. En esa misma conversación con el periodista Richard Leiby, Goss contó cómo llegó a Miami, en 1962, después de trabajar de oficial de Inteligencia con el Ejército, para sumarse a las actividades de la base de la CIA, conocida bajo el código de JM/WAVE, como operativo de acciones clandestinas. Goss no explicó en qué consistían esas actividades: provocar asesinatos, incendios, estallidos de bombas, diseminación de plagasy otras faenas terroristas contra Cuba.

Encargado por Bush de combatir al terrorismo internacional, Goss admitió en el mismo artículo haber vivido experiencias aparentemente poco usuales mientras trabajaba en esa estación muy especial, dirigida por Ted Shackley, de siniestra memoria.

"He tenido algunos momentos muy interesantes en los estrechos de la Florida", añadía de manera enigmática, precisando que había trabajado, entonces, en la "interpretación de fotos" y en "la operación de pequeñas embarcaciones".

Goss nunca contó de manera explícita qué hizo "en los estrechos de la Florida" y tampoco de los pormenores del resto de su carrera como agente de la CIA, pero esas indicaciones dadas al Post y otros detalles más que dejó caer en el curso de los años confirman que el candidato de la Casa Blanca a la dirección de la "Compañía" en estos años ha participado, de una manera u otra, en acciones terroristas, contra la Isla.

EN MIAMI, CON "EL FANTASMA RUBIO"

En Miami, con Ted Shackley -apodado El Fantasma Rubio, por su reticencia a hacerse fotografiar-, Goss tuvo la oportunidad de participar en los planes de la Operación Mangosta, una actividad absolutamente prioritaria de la Agencia Central de Inteligencia, con un presupuesto anual de más de 500 millones de dólares, cantidad fabulosa para esa época.

Instalado en unas barracas sórdidas, construidas en un terreno de 1 571 acres (635,761 hectáreas) alquilado a la Universidad de Miami y patrullado por guardias, Shackley dirigía las operaciones de terrorismo contra Cuba, bajo la cobertura de una firma llamada Zenith Technological Enterprises.

Según el biógrafo de Shackley, David Corn, "sus oficiales creaban desde ahí empresas de fachada -tiendas de barcos, agencias de viajes, inmobiliarias, agencias de detectives- con el fin de proveer servicios a la "estación" y cobertura para sus "empleados".

Almacenes de la CIA escondían allí armamentos de varios tipos y marcas, y todo el material necesario, incluyendo ataúdes. Un personal médico, psicólogos y hasta expertos del polígrafo eran asignados a JM/WAVE. Sus posesiones incluían docenas de propiedades inmobiliarias, desde pequeños apartamentos hasta verdaderos palacios, usados para actividades secretas.

Como si fuera poco, la tropa terrorista de Shackley disponía, además, siempre según su propio biógrafo, de varios aviones y de una base naval, escondida en una lujosa propiedad de Coral Gables, que proveía barcos de varios tamaños y lanchas rápidas para realizar operaciones de infiltración de agentes en las costas cubanas.

Ahí tiene que situarse "el manejo de pequeñas embarcaciones", al cual Goss hace referencia en su conversación con el reportero del The Washington Post. En su entrevista, Goss reconoció que había reclutado y organizado "agentes extranjeros" en Florida y añadió que no le gustaría viajar a Cuba, sin dar más detalles.

JM/WAVE, CON BOSCH Y POSADA

Ahí se prepararon para operaciones terroristas algunos de los asesinos más famosos de JM/WAVE mientras Goss participaba en las actividades de la estación. Fue así que se reclutó a Félix Rodríguez Mendigutía, quien se entrenaría con Luis Posada Carriles, para ser seleccionado luego como miembro de un equipo "especial de asesinato". En 1967, Rodríguez organizó en Bolivia las operaciones contra Che Guevara y ordenó su ejecución, un hecho del cual sigue vanagloriándose en su millonaria mansión de Miami. En 1970, el mismo Rodríguez trabajó de nuevo con el "maestro" Shackley en Vietnam y en Laos antes de ser enviado a América Central nuevamente junto con Posada, prófugo de una cárcel en Venezuela, a donde lo había llevado el criminal atentado contra un avión de Cubana.

En Cuba, las víctimas de las actividades de JM/WAVE realizadas desde su siniestra barraca, en el curso de la Operación Mangosta, se pueden contar por miles.

El 30 de noviembre de 1962, el presidente norteamericano, John Kennedy, firmó una orden ejecutiva que desencadenaba esta operación bajo el mando de Edward Lansdale, general de las Fuerzas Aéreas obsesionadamente anticomunista, quien ordenó atentados contra Fidel y otros dirigentes o simples ciudadanos, y aprobó el recurso a la guerra bacteriológica.

De enero a agosto de 1962, como consecuencia de esta política se ejecutaron 5 870 actos de sabotajes, asesinatos y ataques armados, señala Fabián Escalante, general retirado de la Seguridad del Estado Cubano.

Mientras tanto, el terrorista Bosch, en un panfleto denominado La "tragedia de Cuba", acusaba a Kennedy de traicionar a la camarilla batistiana que ya chantajeaba a la Casa Blanca. El mismo año, 1963, el Presidente fue asesinado con la participación de la mafia miamense, según informe de la Comisión investigadora del Congreso.

DESINFORMACION EN EL CONGRESO

Goss afirma haber dejado la CIA después de una decena de años para consagrarse a "negocios" que le procuraron millones, y luego dedicarse a la política, haciéndose elegir en el Congreso en 1988. En su nueva carrera no se perdió una oportunidad de servir a la CIA y, ¡qué casualidad!, de atacar a Cuba.

El personaje que Bush considera sea capaz de recoger la información privilegiada que orientará al Gobierno de los Estados Unidos, no titubeó en distintas oportunidades en desinformar al Congreso acerca de la Isla, de manera deliberada.

En medio de un voto sobre las restricciones de viajes a Cuba, el año pasado, Goss llegó hasta proponer condicionar este comercio a la "certificación por el Presidente" de que la Isla "no ayuda a los terroristas ni desarrolla armas biológicas"; la grotesca propuesta fue derrotada.

En la famosa recepción del 20 de mayo último donde Bush recibió en el Rose Garden, de la Casa Blanca a toda una tropa de extremistas miamenses encabezados por el terrorista Luis Zúñiga Rey, capo del Cuban Liberty Council, Goss, el futuro "cerebro" de la CIA, se encontraba aplaudiendo los disparates presidenciales entre los políticos mafiosos de Florida del Sur. Normal.

¿En cuántos de los "5,870 actos de, sabotajes, asesinatos y ataques armados" atribuidos a Mangosta el Congresista y futuro Jefe de la Inteligencia imperial, Porter Goss, habrá participado?

El 11 de septiembre del 2001, cuando los aviones secuestrados por los terroristas estallan contra las Torres Gemelas y el Pentágono, Goss se encuentraba desayunando con el senador Bob Graham… y el general Mahmud Ahmed, entonces jefe de los Servicios de Inteligencia, de Pakistán.

Varios medios de comunicación vincularon, más tarde, al alto oficial pakistaní con Al-Qaeda y los Talibanes. Al punto de que tuvo que abandonar su puesto.

Una vez más, Porter Goss no vio la necesidad, por su parte, de explicar su actuación.

 

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CIA Y DROGA: LA "COMPAÑIA" PUEDE CONFIAR EN GOSS

EN Asia, a partir de 1970, Ted Shackley, jefe miamense de Goss, dirigirá, desde la sede de la CIA en Saigón, el programa genocida Phoenix, consagrado a la tortura y la eliminación de patriotas vietnamitas, la empresa aérea encubierta de la CIA, Air America, y el banco Nugan Hand, especializado en lavado de dinero. Simultáneamente orientará las millonarias operaciones de tráfico de heroína, manejadas desde Laos, por personajes tan poco recomendables como el coronel Oliver North y Richard Secord.

La droga traficada por la CIA se vendía tanto entre los G.I. (General Infantry), adictos al potente estupefaciente como en los propios Estados Unidos a través de Santos Traficante, padre e hijo, aquellos socios del mafioso de La Habana, Meyer Lansky.

¿Y quién tuvo el privilegio de dirigir, en 1998, las audiencias de la Cámara sobre el informe del Inspector General de la CIA acerca del tráfico de droga realizado por la agencia?

Porter Goss dirigía el Comité de Inteligencia de la Cámara Baja desde el año anterior, que en una hora de audiencia concluyó diciendo que las alegaciones eran "falsas".

La "investigación" del "ex" agente Goss descartó hasta la bien documentada investigación del periodista Gary Webb, del San José Mercury News, publicada en agosto de 1996, que demostraba cómo la epidemia de crack ocurrida entonces en California estaba ligada a traficantes nicaragüenses de cocaína, vinculados a la CIA, que usaba las ganancias para financiar a la Contra.

También descartó revelaciones del libro de Alfred W. McCoy, The Politics of Heroin in Southeast Asia, que indicaba, entre otras cosas, cómo las ganancias de este tráfico eran "lavadas" por la red bancaria de Meyer Lansky, el ex capo mafioso.