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¿Se permitirá a Posada retomar el camino del terror ?

   

• ESCANDALOSAMENTE bien alojado en su "suite" del presidio modelo El Renacer, el jefe terrorista Luis Posada Carriles, esta quitando el polvo de sus maletas, al convencerse de poder retomar pronto el camino de su "cueva" salvadoreña y reanudar sus actividades terroristas mientras sus ayudantes reingresarían, tranquilamente, a sus domicilios de Miami, capital norteamericana del terrorismo impune.

Posada, de 74 años de edad, Gaspar Jiménez Escobedo, de 67, Guillermo Novo Sampoll, de 62 y Pedro Remon, de 58, fueron detenidos en la ciudad de Panamá, el 17 de noviembre del 2000, poco después de que Cuba reveló a las autoridades panameñas una conspiración para asesinar el presidente Fidel Castro en el medio de una asamblea de estudiantes.

Posada comparte con Orlando Bosch, de Miami, el titulo de "terrorista más peligroso del hemisferio", atribuido por el propio FBI, a pesar de los vínculos de aquellos dos asesinos con la CIA. Y sus cómplices tienen, todos sin excepción, un amplio pasado terrorista: entre otros crímenes, Jiménez asesinó al técnico cubano Artagnan Díaz Díaz, en México; Remón mató al diplomático cubano en la ONU, Félix García Rodríguez, y Novo ejecutó al dirigente chileno Orlando Letelier.
El 19 de noviembre del 2000, las más altas autoridades istmeñas confirmaban que se había arrestado a varios terroristas, entre los cuales Posada, Jiménez, Novo y Remón, y que se había también situado pruebas de la gravísima conspiración, entre las cuales una fuerte cantidad de explosivos C-4 de fabricación norteamericana y documentos comprometedores.

Sin embargo, en los meses siguientes, la aparente determinación del aparato judicial panameño a perseguir los cuatro sospechosos, iba a ceder el paso a las intervenciones foráneas, maniobras de entre bastidores, campañas de prensa y demás trucos orquestados por los capos de la mafia de Miami y Rogelio Cruz, el ex procurador de la Republica, depuesto por sus nexos con los carteles colombianos y elegido por las cabecillas miamenses para sacar de la cárcel a sus cuatro protegidos.

Conclusión: las solicitudes de extradición, ampliamente justificadas, de Cuba y Venezuela en contra de Posada fueron descartadas, tal como una solicitud de pruebas de ADN y, últimos hallazgos de los que se encargan de salvar a los cuatro terroristas, el detonador de los explosivos se volatilizo misteriosamente y el chofer de los cuatro conspiradores, de repente, no se recordaba haber visto los explosivos.

Las condiciones de detención y otras anteriores autorizadas por un juez controvertido, los métodos mafiosos del abogado Cruz, las visitas sospechosas a Panamá de representantes de la camarilla de Miami, tanto para ver a los presos que para conferir privadamente con autoridades locales, la desaparición de elementos de pruebas y la dilución constante del nivel de las acusaciones presentadas contra los cuatro connotados terroristas han constantemente abierto la puerta a todas las dudas.

Desde que la mafia de Miami le ha encargado el caso, el abogado Rogelio Cruz trató de justificar los enormes honorarios que le paga la mafia miamense. Y ha aplicado en este dossier los trucos jurídicos clásicos de engaño, de los cuales tiene una larga experiencia. Proclama que sus clientes padecen de una larga lista de enfermedades, denuncia la "violación" de sus derechos humanos y desinforma la prensa.

Mientras tanto los cuatro terroristas aguantan su suerte en el presidio modelo de El Renacer donde son innumerables el número de privilegios de que se benefician los protegidos de la camarilla miamense.

Situado a 60 metros del canal de Panamá, el presidio no dejo de ofrecer a sus presos más "distinguidos" unos servicios de los cuales la mayoría de los presos panameños ni pueden soñar.

Disponen de televisores, de computadoras con acceso Internet, del aire acondicionado, de comidas distintas a las del resto de los reclusos; también pueden recibir diariamente un número ilimitado de visitas, incluyendo las de otros terroristas procedentes de Miami.

El crimen que se preparaban a cometer Posada Carriles y sus cómplices, en noviembre del 2000, era extremadamente grave y su realización hubiera provocado una verdadera masacre de miles de estudiantes y de trabajadores: Posada y sus matones estuvieron a punto de cometer unos de los más desastrosos actos de terrorismo jamás visto en el continente.

Y los cuatro sospechosos han ampliamente demostrado en el pasado su capacidad a cometer fríamente los peores actos terroristas.

Mentor y jefe de las más fanáticas agrupaciones terroristas miamienses desde cuatro décadas, con su alter ego Orlando Bosch, Posada Carriles fue un operativo de la Central Intelligence Agency (CIA) desde su reclutamiento en la víspera de la invasión -fracasada- de Playa Girón y por lo menos hasta que se le encargó la dirección de la policía secreta venezolana. Y siguió colaborando con ella durante todo el período cuando asistía la Contra nicaragüense en el tráfico de narcóticos, que le permitía conseguir armas.

El 6 de octubre de 1976, Posada ordenó, conjuntamente con Orlando Bosch, un sabotaje en pleno vuelo contra una aeronave de Cubana de Aviación, frente a las costas de Barbados, como resultado del cual perecieron 73 personas.

Posada y Bosch fueron entonces apresados por las autoridades venezolanas, pero desde prisión continuaron dirigiendo las actividades del CORU, y en 1977 ordenaron la realización de varias acciones terroristas contra intereses y objetivos de Venezuela en el exterior, como medidas de presión.

Se cuenta en Miami que Jorge Más Canosa, el entonces jefe multimillonario de la Federación Nacional Cubano-Americana (FNCA), otro invento de la CIA, pagó en efectivo la cantidad de $26 000 para que Posada Carriles pudiera salir de la cárcel disfrazado de sacerdote.

Fue Gaspar Jiménez Escobedo, uno de sus cómplices detenido con él en Panamá quien llevó a Caracas el dinero. Jiménez también estuvo encarcelado en México en relación con el asesinato el 23 de julio de 1976 de un técnico pesquero cubano en ese país, D'Artagnan Díaz Díaz.

Libre, Posada Carriles luego huyó a El Salvador donde empezó una nueva etapa de su carrera criminal, traficando droga al lado de F-lix Rodriguez Mendigut-ia, el operativo de la CIA quien ordenó el asesinato del Che.

"El FBI y la CIA no me molestan"

Durante años, desde sus refugios de Centroamérica, Posada Carriles fue luego el autor o el inspirador de un sinnúmero de atentados cometidos contra la Revolución Cubana. El mismo confesó varios de ellos en intervenciones públicas, como en una entrevista al New York Times, en la cual admitió haber organizado la campaña de atentados desarrollada contra varios objetivos turísticos habaneros en 1997, usando mercenarios centroamericanos.

En esa misma entrevista concedida en 1998, Posada Carriles precisaba que la Fundación Nacional Cubano-Americana había financiado la criminal operación.
Sin embargo, él declaró al New York Times que las autoridades norteamericanas no habían hecho el más mínimo esfuerzo por interrogarlo sobre esos actos de terrorismo. Atribuyó esta increíble tolerancia a su vieja relación con las agencias norteamericanas de inteligencia y la policía federal.

La impunidad otorgada por las autoridades norteamericanas a Posada Carriles puede compararse con los increíbles privilegios acordados a su socio de siempre, Orlando Bosch, el pediatra asesino.

¡A pesar de su participación demostrada en el monstruoso crimen de Cubana de Aviación y en más de cincuenta atentados, tanto en territorio norteamericano como en otros siete países; de su implicación en el asesinato del ex ministro chileno Orlando Letelier y de la luchadora de los derechos humanos Ronni Moffit; de su colaboración criminal con las juntas fascistas de Argentina y de Chile; y hasta de sospechas que lo vincularon al asesinato del presidente John F. Kennedy, el terrorista Bosch no sólo fue admitido a vivir en territorio norteamericano sino que recibió ademàs el perdón presidencial de George Bush padre.
El ex presidente y padre del actual inquilino de la Casa Blanca, de hecho fue testigo de varios episodios de la guerra encubierta contra Cuba mientras ocupaba cargos de dirección en la CIA y en el momento de su presencia en la Casa Blanca.

FIELES DEFENSORES DE UN TERRORISTA PROFESIONAL

Fieles defensores del terrorismo que practicaron ampliamente desde cuatro décadas, los mafiosos anticubanos de Miami han reunido de nuevo grandes sumas de dinero, entre otras cosas gracias a Radio Mambí y a sus "maratones" de recaudación de fondos para la defensa del terrorismo. También lo hicieron a través de otras operaciones de captación de fondos, secretamente estimuladas por el Cuban Liberty Council (CLC), principal asesor del actual Presidente en su campaña electoral en la Florida.

El CLC fue conformado, por elementos terroristas que abandonaron sospechosamente la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), en agosto del 2001, unos días antes del 11 de septiembre. Esto en medio de la llamada Guerra contra el Terrorismo que justificó la guerra de Afganistán y la invasión de Iraq.

Y cuando cinco cubanos heroicos que arriesgaron sus vidas infiltrando los círculos terroristas más fanáticos y contrarrestando sus planes, por culpa de la criminal tolerancia del aparato judicial norteamericano, están hoy día encarcelados en cinco prisiones distintas del territorio estadounidense.

Muchos panameños se recuerden muy bien cómo, años atrás, estos mismos terroristas no titubearon en atacar objetivos en territorio istmeño. Firmante de varios convenios internacionales sobre el terrorismo, Panamá no tiene otra alternativa que impedir semejantes criminales de reencontrar el camino del terror, en el cual se mantuvieron durante más de 40 años y que varias veces desde su arresto, juraron retomar. •