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¿Habrá observadores en Miami-Dade?

 

•Con menos de seis meses antes de las elecciones presidenciales de noviembre, el sistema de voto del Estado de la Florida, donde los últimos comicios se convirtieron en farsa, sigue tan desastroso como en el 2000.

Los sistemas computarizados de votación siguen sin funcionar de manera confiable mientras decenas de miles de ciudadanos continúan privados del derecho a votar por la mala voluntad de los responsables de una maquinaria electoral controlada por el Gobernador Republicano Jeb Bush.

El informe de un funcionario del condado de Miami-Dade acaba de revelar que las máquinas de votar de marca iVotronic, usadas en los condados Miami-Dade y Broward, presentan un "serio defecto". Según ese experto, esos aparatos provocan la pérdida de votos y hasta la desaparición de máquinas en la auditoria final de los resultados realizada por el sistema informatizado.

En su memorándo, publicado un año después de su redacción, Orlando Suárez, el gerente de los servicios técnicos de Miami-Dade escribe que el sistema es "inutilizable" para la auditoria, el recuento, o la certificación de una elección. Suárez saca sus conclusiones del análisis detallado que realizó después de un voto al nivel municipal, en mayo del 2003, en North Miami Beach.

Nada ha cambiado desde que entregó los resultados de sus observaciones, han confesado las autoridades locales.

En el documento, Suárez analiza el voto en un sector donde nueve máquinas fueron usadas y donde los resultados de dos de ellas no aparecieron en la auditoria… que también comportaba el número de serie de una máquina que no se usó.

Por su parte, la American Civil Liberties Union (ACLU), una organización nacional de de defensa de los derechos cívicos, realizó un estudio de 31 oficinas de voto de Miami-Dade, analizando los resultados de un voto ocurrido en septiembre del 2002 y descubrió que 18 752 electores firmaron el registro al presentarse para votar cuando solo 17 208 votos fueron contados luego por los aparatos de votación.

Aunque puede ocurrir que algunos electores se abstienen de votar en el último momento, el número de 1 544 votos "desaparecidos", es decir 8.2% del total, es inexplicable, suponiéndo que los ciudadanos no acuden al buró de votación por gusto.

En enero del 2004, informa la ACLU, en una elección para la Cámara estatal en los condados de Palm Beach y Broward, el voto de 134 electores que firmaron los registros no apareció. El ganador, Hellín Bogdanoff, venció por sólo 12 votos.

Según los expertos, es imposible realizar un recuento de cada voto expresado si las máquinas de votación informatizadas no llevan una impresora especial que proporciona un registro de papel.

La Secretaría de Estado, Glenda Hood, nombrada por Jeb Bush, denegó la compra de tales equipos calificándolos de "innecesarios", a pesar de protestas de los Demócratas.

Otro aspecto bochornoso de los "preparativos" del voto de noviembre, miles de electores erróneamente excluidos de las listas electorales en el 2000 siguen sin haber sido reincorporados.

Según el Miami Herald, sólo 33 de los 67 condados de la Florida han contestado a una solicitud de funcionarios del Estado para que averiguen si han sido reintegrados cerca de 20 000 votantes tal como que acordado entre el Estado y el NAACP, la más importanter asociación de defensa de derechos cívicos, hace ya dos años.

Entre los condados que ni se preocuparon de contestar a la solicitud del Estado se encuentren Broward, Miami-Dade, Orange y Palm Beach.

La sospechosa negligencia de los funcionarios locales se reporta en el mismo momento cuando el Estado acaba de ordenarles de asegurarse que 47 000 personas supuestamente con condenas judiciales no aparezcan en esas mismas listas electorales.

El Estado de la Florida deniega el derecho a votar a las personas condenadas por delitos aunque sean menores. En la actualidad, más de 600 000 personas son así impedidas de participar a las elecciones.

En los meses anteriores a las elecciones presidenciales del 2000, la entonces Secretaria de Estado, Katherine Harris, contrató una empresa privada de Atlanta para constituir las listas de personas así excluidas, mayormente afroamericanos, de los votantes difuntos y de las personas con inscripción duplicada.

En la lista entregada se encontraron tantos errores que los responsables locales del voto se negaron a utilizarla. Más de 12 000 electores falsamente identificados como delincuentes y 7 500 como siendo inscritos en más de un lugar, fueron así excluidos.

En Florida, las personas eliminadas de las listas electorales por tener esos antecedentes criminales, deben solicitar personalmente su reintegración ante una comisión presidida por el propio gobernador que sesiona cuatro veces al año.

En la última audiencia, el 29 de mayo último, unas 60 personas fueron convocadas para poder solicitar así su reincorporación. De esas, solo 28 obtuvieron una respuesta favorable.

Más de 35 000 personas se encuentran en espera de ser convocada a tal audiencia, según la ACLU.

En las elecciones del 2000, miles de residentes de la Florida, en mayoría afro-americanos, no pudieron votar por ser deliberada o equivocadamente inscritos en listas de delincuentes.

En las últimas elecciones presidenciales, el actual Presidente George W. Bush recibió medio millón de votos menos que su oponente cuando menos de la mitad de los electores inscritos han concurrido a las urnas.

En el condado de Broward, más de 7000 boletines se declararon nulos, 800 de estos porque los agujeros no estaban perfectamente perforados; en Miami-Dade se desecharon 17000 votos por distintas razones y en Palm Beach más de 12 000 votos fueron eliminados por insuficientemente perforados, a los que hay que añadir otros 19 000 perforadas por duplicado.

Los delincuentes cubano-americanos de Vigilia Mambisa y su jefe, Miguel Saavedra, aparecieron, a solicitud de los estrategas republicanos, en las puertas del inmueble de Miami-Dade donde se hacía el laborioso recuento de votos y se encargaron de poner fin al show democrático.

Un juez de la Corte Suprema se encargó luego de entregar a Bush su corona imperial.

Al observar la desastrosa situación del sistema electoral de la Florida, y más precisamente en la república bananera de Miami-Dade donde la mafia cubano-americana pretende garantizar a Bush otra "victoria", a pesar de su marcada baja de popularidad, uno se pregunta: ¿Habrá observadores en noviembre, en Miami-Dade? •