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¿Cuál es tu poema favorito de Carilda Oliver Labra? (+ Video)

La poetisa cubana Carilda Oliver Labra.

El 6 de julio de 1922 nace en Matanzas la poetisa cubana Carilda Oliver Labra, quien se graduara de la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana (que combinara con su amplia vocación poética) y fuera autora de logradas obras como “Preludio lírico”, “Al sur de mi garganta”, “Canto a la bandera”, “La Modelo”, “Memoria de la fiebre”, “Milín”, “Deida”, “Canto a Matanzas”, “Canto a Fidel”, y otros.

Uno de sus poemas más populares lo fue “Me desordeno, amor, me desordeno”, de profundo carácter erótico. Fue Premio Nacional de Poesía 1950, Premio Nacional de Literatura 1998 y Premio Excelencias 2018. Fue llamada “La Novia de Matanzas”. Falleció en su ciudad natal el 29 de agosto del 2018.

Cubadebate te trae algunos fragmentos de sus poemas más reconocidos y te propone que digas cuál es tu preferido.

¿Cuál es tu poema favorito de Carilda Oliver Labra?

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Me desordeno, amor, me desordeno

 (…) Me desordeno, amor, me desordeno

cuando voy en tu boca, demorada;

y casi sin por qué, casi por nada,

te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno

y con mi soledad desamparada;

y acaso sin estar enamorada;

me desordeno, amor, me desordeno.

Muchacho loco: cuando me miras

 Muchacho loco: cuando me miras

con disimulo de arriba a abajo

siento que arrancas tiras y tiras de mi refajo…

Muchacho cuerdo: cuando me tocas

como al descuido la mano, a veces,

siento que creces y que en la carne te sobran bocas.

Anoche

Anoche me acosté con un hombre y su sombra.

Las constelaciones nada saben del caso.

Sus besos eran balas que yo enseñé a volar.

Hubo un paro cardíaco.

El joven

nadaba como las olas.

Era tétrico,

suave,

me dio con un martillito en las articulaciones.

Vivimos ese rato de selva,

esa salud colérica

con que nos mata el hambre de otro cuerpo.

Discurso de Eva

(…) Te extraño,

¿sabes?

como a mí misma

o a los milagros que no pasan.

Te extraño,

¿sabes?

Quisiera persuadirte no sé de qué alegría,

de qué cosa imprudente.

¿Cuándo vas a venir?

Tengo una prisa por jugar a nada,

por decirte: «mi vida»

y que los truenos nos humillen

y las naranjas palidezcan en tu mano.

Tengo unas ganas locas de mirarte al fondo

y hallar velos

y humo,

que, al fin, parece en llama.

Te mando ahora a que lo olvides todo

Te mando ahora a que lo olvides todo:

aquel seno de nata y de ternura,

aquel seno empinándose de un modo

que te pudo servir de tierra dura;

aquel muslo obediente pero fiero

que venía de sierpes milenarias,

aquel muslo de carne y de me muero

convocado en las tardes solitarias; (…)

Amor, ¿cómo es que vienes?

Amor, ¿cómo es que vienes

a darle al pensamiento tu estocada

si estoy entre las sienes

-débil mujer a golpes decorada-

y apenas tengo trato con la aurora

por no mirar la luz que eres ahora’?

Amor, ¿cómo es que usas

el mismo corazón en que naufrago

y arrimas tus confusas

palabras al silencio este tan vago

y en brote que es de gloria me enajenas

mientras ardiendo estoy entre las penas’?

Canto a Fidel

No voy a nombrar a Oriente,

no voy a nombrar la Sierra,

no voy a nombrar la guerra

—penosa luz diferente—,

no voy a nombrar la frente,

la frente sin un cordel,

la frente para el laurel,

la frente de plomo y uvas,

voy a nombrar toda Cuba,

voy a nombrar a Fidel.

(…)

Gracias por tu dignidad,

gracias por tu rifle fiel,

por tu pluma y tu papel,

por tu ingle de varón.

Gracias por tu corazón.

¡Gracias por todo, Fidel!