- Cubadebate - http://www.cubadebate.cu -

¡Béisbol de pueblo desde el 14 de enero de 1962!

El Estadio Latinoamericano se veía abarrotado de punta a punta, con 25 251 aficionados intrigados por ver a unos peloteros virtualmente desconocidos...y Fidel al bate. Foto: Archivo INDER

El rumbo de la Revolución cubana alertó tempranamente al Gobierno de Estados Unidos sobre su plena vocación social, con el ser humano al centro de todo, y también de su creciente arraigo popular.

Decididos a quebrar el proceso liderado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, los inquilinos de Washington emprenderían acciones de todo tipo, incluidas aquellas que trataron de afectar al deporte y en particular al béisbol.

El objetivo era despojar a la Isla de sus peloteros y torneos, dañar el espectáculo y romper los históricos vínculos con el béisbol organizado en Estados Unidos.

Ya sabemos que una de las primeras medidas del Departamento de Estados fue privar al país caribeño de la franquicia Cuban Sugar King, sancionada en 1960 durante la convención anual de propietarios. El elenco había ganado la llamada Pequeña Serie Mundial ante el campeón de la Asociación Americana, el Minneapolis.

En 1961 correspondía a Cuba la sede de la XIII Serie del Caribe. Cienfuegos se había impuesto un año antes en Panamá, así que el representativo del país saldría a defender la corona. Sin embargo, intimidado por las autoridades estadounidenses, el comisionado de las Grandes Ligas, Ford Fricks, decidió otorgar la competencia a Caracas y excluir al campeón cubano.

“En este convulso escenario, la Revolución tomó la determinación de hacer masivas y democráticas las prácticas atléticas en el país, en función de convertir al deporte en una esfera priorizada del desarrollo social del pueblo”, apunta el Dr. C. Félix Julio Alfonso López en su artículo “Historia y revolución en los diamantes” (2008).

A inicios de 1962 se erradicarían las competencias profesionales en el país y surgirían, como máxima expresión de esa decisión, las series nacionales de béisbol, paso cumbre de un proceso ágilmente explicado por Carlos E. Reig Romero en el material que aparece en la página 4 de este número.

“Desde entonces, los campeonatos nacionales y sus diferentes estructuras y equipos han coloreado el panorama beisbolero de la Isla, dando inmensas alegrías a su noble y conocedora afición, desarrollando talentos desde las categorías inferiores hasta las de mayores, y sobre todo han mostrado béisbol de calidad desde los más apartados rincones del país hasta los torneos oficiales de mayor nivel…”, afirma Alfonso López.

Aquel 14 de enero

“Ni siquiera llevaba el nombre por el cual la conocemos hoy, Serie Nacional. La prensa de la época la denominaba Torneo Nacional de Béisbol Aficionado o simplemente Torneo del Inder. Participaron cuatro equipos salidos de las eliminatorias regionales en las seis provincias con las cuales contaba el país”, escribió hace una década el periodista Sigfredo Barros, recientemente fallecido.

“El estadio Latinoamericano se veía abarrotado de punta a punta, con 25 251 aficionados intrigados por ver a unos peloteros virtualmente desconocidos, aunque deseosos de brindar un buen espectáculo”, narró Sigfredo rescatando apuntes del diario Revolución.

“Fue un día histórico. Con el Comandante en Jefe presente. Y un dato curioso, luego de dejarse escuchar las notas del himno nacional y el de La Internacional, los cuatro mentores avanzaron hacia Fidel: Tony Castaño (Azucareros) con un bate, Fermín Guerra (Occidentales) con una mascota, Pedro Natilla Jiménez (Orientales) con una pelota, y José María Fernández (Habana) con un guante, para que el jefe de la Revolución escogiera la forma de iniciar el torneo”, relató.

Fidel escogió batear y luego de dos lanzamientos le conectó un roletazo entre primera y segunda al derecho de Azucareros, Jorge Santín, para dejar inaugurada la primera de nuestras series nacionales.

Minutos después, el colega Eddy Martin lo entrevistó y Fidel, visiblemente entusiasmado, afirmó que “la pelota también ha pasado a manos del pueblo. En primer lugar son gente de pueblo, muchos muchachos humildes que han tenido la oportunidad de jugar a la pelota (…) La pelota se ha hecho más nacional, algo muy importante de este nuevo sistema deportivo es que por primera vez los pueblos del interior –Santiago, Pinar del Río, Santa Clara, Camagüey, Matanzas y muchos más– han tenido la oportunidad de ver competencias de alto nivel de pelota, antes solo veían juegos de exhibición”.

Más adelante, profetizó: “Nosotros vamos a tener grandes peloteros y les vamos a ganar a los americanos en la pelota”.

Y así fue, ya sabemos…

(Tomado de JIT)