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COVID-19 en el mundo: Brasil confirma 15 305 nuevos casos de coronavirus y bate un nuevo récord

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A horas de la salida de Nelson Teich, se reportaron además 824 fallecidos en las últimas 24 horas.

El Ministerio de Salud de Brasil ha reportado este viernes 15.305 nuevos casos de coronavirus en las últimas 24 horas, el máximo registrado desde el inicio de la pandemia.

El récord alcanzado fue informado horas después de la renuncia del titular de la cartera sanitaria, Nelson Teich, y ya suman 218.223 las personas infectadas.

En tanto, de acuerdo al reporte oficial, otras 824 personas murieron por la enfermedad de la covid-19, lo que eleva la cifra total de muertes a 14.817. El parte del jueves contabilizaba 13.993 decesos y 202.918 infectados.

Sao Paulo (58.378), Ceará (22.490) y Río de Janeiro (19.987) son los estados que más casos registran en el territorio. Entre los tres distritos suman 8.415 muertes, más de la mitad del total.

Brasil continúa siendo la nación más afectada por la pandemia de coronavirus en América Latina, y se ha transformado en uno de los epicentros de contagios a nivel mundial. Según la Universidad Jonhs Hopkins, en el sexto país con el mayor número de fallecidos a nivel global.

A pesar de ello, el presidente, Jair Bolsonaro, sigue firme en su postura de evitar un confinamiento total, y está pidiendo a la población que salga de sus casas y "vayan a trabajar".

Sus políticas sanitarias han provocado enfrentamientos con gobernadores que decidieron aplicar cuarentenas en sus distritos; y dos ministros de Salud han renunciado en el último mes: Luiz Henrique Mandetta y su reemplazante, el oncólogo Teich, quien no llegó a cumplir 30 días en el cargo.

Autoridades advierten de una posible "nueva ola" de contagios por el coronavirus en Perú

Trabajadores funerarios transportan un ataúd con el cuerpo de un fallecido por covid-19 en un cementerio de Lima (Perú), el 9 de mayo de 2020.
Sebastian Castaneda / Reuters

La jefa del comando estatal peruano de operaciones contra el covid-19, Pilar Mazzetti, advirtió este viernes que se podría producir en Perú una segunda ola de infecciones por el coronavirus, si los ciudadanos se descuidan y no cumplen con las restricciones.

En una entrevista con Canal N, Mazzetti alertó que "una nueva ola existe bajo cualquier circunstancia si nos descuidamos". Además, señaló que la epidemia en Perú "es heterogénea", de manera que, mientras que la mayor parte del país está más o menos en el mismo nivel, algunos lugares como Piura o Iquitos "están en ascenso".

"Decir que estamos encima es un promedio, nos da esperanzas para mantener las medidas", apuntó la jefa del comando.

La meseta

Al comentar el anuncio del presidente de que Perú ya está en la meseta de contagios, Mazzetti matizó que esto significa que hace varios días no se observa un "crecimiento importante". "Eso no quiere decir que hemos salido del problema, significa que estamos viendo una luz en el camino", explicó la también exministra del Interior y de Salud.

"Que sigamos en meseta y que luego baje, significa que tenemos que continuar con el esfuerzo. No significa que no habrá personas que se enfermen", aseveró Mazzetti, añadiendo que, aunque haya un número "más razonable" de positivos, "todavía vamos a tener personas afectadas".

Coronavirus en Perú

El Ministerio de Salud de Perú confirmó este viernes 3.891 casos de coronavirus en las últimas 24 horas, con lo que el total de infectados llega a 84.495 personas. Asimismo, las autoridades sanitarias señalaron que 125 personas murieron, y ya son 2.392 los fallecidos por covid-19.

Perú, el segundo país más afectado por la pandemia en la región, cumple este viernes el día 61 desde que se declaró el estado de emergencia y aislamiento social obligatorio.

Pese a la cuarentena, los casos positivos y los fallecimientos continúan en aumento, por lo que el presidente, Martín Vizcarra, ha decidido extender el confinamiento domiciliario hasta el próximo 24 de mayo.

Médicos de todo el mundo sufren el estigma del coronavirus

La doctora Dina Abdel-Salam observó horrorizada el mes pasado cómo docenas de extraños se congregaban bajo el balcón del departamento de su tía en la ciudad egipcia de Ismailia, a donde se mudó temporalmente tras dejar a sus padres mayores en casa para protegerlos de su exposición al coronavirus.

La multitud gritó su nombre y profirió amenazas hasta que llamó a la policía para pedir ayuda.

“Se ha mudado aquí para enfermarnos”, gritó alguien.

El caso de Abdel-Salam es uno de muchos en una oleada de agresiones a doctores que ilustra cómo el miedo y la ira de la población pueden volverse contra las mismas personas que arriesgan su vida para salvar a los pacientes en la pandemia, refiere una nota de la agencia AP.

Mientras muchas ciudades del mundo estallan en aplausos cada tarde para dar las gracias a quienes trabajan en primera línea con los enfermos de COVID-19, la dolencia causada por el coronavirus, en Egipto, India, Filipinas, México y otros lugares, algunos médicos y enfermeras son agredidos, intimidados y tratados como parias por su labor.

Por sí sola, la pandemia ya plantea dificultades a los doctores, especialmente en lugares con una infraestructura sanitaria insuficiente. Pero los trabajadores médicos, vistos como posibles focos de contagio, enfrentan otro importante desafío en esas naciones: el estigma asociado con la enfermedad.

“Ahora más que nunca, tenemos que reconocer la importancia de invertir en nuestra fuerza laboral sanitaria y emprender acciones concretas que garanticen su bienestar y seguridad”, dijo Ahmed al-Mandhari, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el Mediterráneo Oriental, en una conferencia de prensa virtual a principios de semana.

Pero en algunos lugares, esta es una tarea complicada ya que la desconfianza, el miedo y la desinformación pueden tener efectos devastadores. Décadas de educación deficiente y escasos servicios gubernamentales crearon profundos recelos sobre la profesión médica en muchos sitios.

En el centro de India, un grupo de cinco trabajadores de la salud, vestidos de pies a cabeza con trajes de protección, ingresó a un vecindario para poner bajo cuarentena a los contactos de un paciente que dio positivo al virus cuando se toparon con una turba que los insultó y les arrojó piedras.

“Alguna gente piensa que los médicos y enfermeras vendrán y les sacarán la sangre”, dijo Laxmi Narayan Sharma, presidente del sindicato sanitario en Madhya Pradesh, en el centro de India.

En la ciudad sureña de Chennai, otra multitud armada con piedras irrumpió en el funeral de Simon Hercules, un neurólogo que murió por COVID-19, apedreando la ambulancia que trasladaba sus restos mortales y obligando a su familia y amigos a correr para ponerse a salvo.

En Afganistán, las teorías conspirativas socavan la credibilidad de los profesionales. Casi 19 años después de la coalición liderada por Washington derrocó a los talibanes, muchos culpan a las naciones occidentales del deterioro del país. Una de las teorías más difundidas es que el virus habría sido fabricado por Estados Unidos y China para reducir la población mundial, apuntó Sayed Massi Noori, médico en uno de los dos hospitales de Kabul que realizan pruebas de coronavirus.

La semana pasada, varios médicos de una unidad de emergencias del hospital afgano-japonés, donde trabaja Noori, fueron asaltados por 15 parientes de una persona que murió a causa del virus. Los doctores acabaron con la nariz ensangrentada.

“Los familiares creen que son los médicos los que mataron a sus familiares”, añadió Noori.

La línea directa de atención para el coronavirus en Uagadugú, la capital de Burkina Faso, una nación africana devastada por la guerra, atiende llamados que reportan toses persistentes y dolores de cabeza. Pero también ha recibido amenazas de muerte.

“Llaman y dicen que cuando acaben de matar a los soldados en el norte, vendrán y matarán a todo el mundo aquí”, contó Emmanual Drabo, voluntario de la Cruz Roja.

En Filipinas, los trabajadores sanitarios fueron atacados más de 100 veces desde mediados de marzo, lo que resultó en 39 detenciones, dijo el teniente general de la policía, Guillermo Eleazar, a la AP. En una de esas agresiones, cinco hombres detuvieron a una enfermera que se dirigía a su puesto en la provincia de Sultan Kudarat a finales de marzo, le arrojaron lejía al rostro y le quemaron los ojos.

En Guadalajara, la segunda ciudad de México, médicos y enfermeras dicen que salir a la calle con uniforme es una invitación al peligro. Un hospital pidió a sus trabajadores que se quiten la ropa de trabajo al terminar su turno y el gobierno asignó soldados de la Guardia Nacional a los centros públicos.

Temores similares provocaron detenciones en Sudán. En Omdurman, a orillas del Río Nilo y frente a la capital, Jartum, en un hospital se registraron disturbios cuando se propagó el rumor de que admitiría a pacientes con COVID-19. La policía arrestó a varias personas que trataron de atacar el edificio, dijo el director del hospital, Babaker Youssef.

En Egipto, hasta los administradores de los hospitales sufren la ira de la población.

Ahmed Abbas, subdirector de un centro gubernamental en Zagazig, una ciudad del Delta del Nilo, vestía un uniforme sanitario cuando fue empujado y maldecido mientras esperaba en la fila en un cajero automático. El presidente del sindicato de médicos del país, Ihab el-Taher, apuntó que, aunque “limitados”, estos incidentes son desoladores.

Además de la escasez mundial de respiradores, pruebas de detección del coronavirus y equipos de protección, la creciente hostilidad pública ha privado a muchos profesionales de la salud de necesidades básicas como alojamiento y transporte.

En la capital de India, Nueva Delhi, doctores y equipos de emergencias denunciaron que fueron desalojados por sus caseros. Una enfermera en Etiopía contó que los taxis se niegan a trasladar a quienes trabajan en el principal hospital del país dedicado a pacientes de COVID-19.

Mientras que la oleada de agresiones incentiva los esfuerzos de los gobiernos para respaldar a los sanitarios y disipar los rumores, muchos doctores extraen lecturas positivas de la creciente concienciación pública.

Después de que la policía dispersó a la multitud que se agolpaba bajo su balcón en Ismailia, algunos regresaron para disculparse, dijo Abdel-Salam. En India, dos de los doctores apedreados en Madhya Pradesh fueron recibidos con vítores cuando regresaron con plantas de regalo un día después, luego de las autoridades sanitarias explicasen el propósito de su visita.

Pero los recuerdos dolorosos persisten.

Tras el frustrado entierro del doctor Hercules en el sur de India, uno de sus compañeros tuvo que extraer fragmentos de vidrio de su cadáver. Otro, Pradeep Kumar, reunió a dos trabajadores del hospital y regresó al amparo de la noche para cubrir la tumba abierta con tierra.

“Literalmente tuvimos que usar nuestras manos”, relató Kumar. “Este hombre se merecía algo mejor que eso”.

Preocupan en Alemania manifestaciones contra el confinamiento

Entre otras cosas, los manifestantes se oponen a medios de protección. “La mascarilla no tiene uso sanitario”, se lee en la camiseta de un manifestante que protesta contra las restricciones decretadas por el coronavirus, el 2 de mayo de 2020 en Berlín. Foto: AFP.

Las autoridades de Alemania, incluida la canciller Angela Merkel, se toman cada vez más en serio las manifestaciones contra el confinamiento que congregan de nuevo este sábado en todo el país a militantes de extrema izquierda, de ultraderecha o conspiracionistas opuestos a las restricciones vigentes.

Se prevén miles de personas este sábado en Berlín, Stuttgart (donde el pasado fin de semana se juntaron 5 000), Múnich o en pequeñas ciudades de la antigua RDA.

Las concentraciones de este tipo están teóricamente prohibidas pero los ayuntamientos las han autorizado bajo condiciones y con un fuerte despliegue policial.

Los manifestantes (militantes extremistas, defensores de las libertades civiles, opositores a las vacunas e incluso antisemitas) protestan contra el uso de mascarillas o las restricciones a la circulación que siguen en vigor después del desconfinamiento. Algunos, incluso, reivindican el derecho de contagiarse.

Otros manifestantes provienen de movimientos xenófobos más recientes y exigen que “Merkel se vaya” o denuncian la “prensa engañosa”. Cuentan con el respaldo del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), que espera sacar partido de las protestas.

Uno de cada cuatro alemanes dice entender estas manifestaciones, según una encuesta de Civey.

El secretario general del partido conservador CDU, de la canciller, Paul Ziemiak, denunció en Twitter un acto de “mal gusto” intolerable en una democracia.

Algunas concentraciones estuvieron salpicadas de violencia. El 1 de mayo en Berlín, un equipo del canal ZDF fue atacado violentamente por una decena de simpatizantes de la extrema izquierda, según la policía. En Prina, Sajonia, un policía resultó herido.

Estas movilizaciones parecen haber tomado por sorpresa a las autoridades, sobre todo porque aumentan en intensidad en un momento en el que Alemania, con un saldo de muertes menos dramático que sus vecinos europeos, ha comenzado a levantar considerablemente las restricciones.

El equipo de Merkel no oculta su preocupación por el “alto nivel de agresividad” en las protestas, en palabras del portavoz gubernamental Steffen Seibert.

Entre los políticos, estas manifestaciones contra el confinamiento recuerdan al movimiento islamófobo alemán Pegida. Las marchas semanales reunieron a unos cientos de personas a partir de finales de 2014 en Dresde, pero fueron aumentando con el paso de las semanas cuando Merkel decidió abrir las fronteras a los refugiados iraquíes y sirios.

Estas marchas fueron el caldo de cultivo para el surgimiento de AfD, que entró en el Bundestag en 2017.

Además de la violencia contra la policía y los periodistas, hay dos aspectos que preocupan a las autoridades. Desde las primeras manifestaciones en Berlín, se vieron mensajes antijudíos, acusando a Rockefeller y Rothschild, por ejemplo, de haber “inventado el coronavirus” o comparando las mascarillas con la estrella amarilla.

Estas manifestaciones permiten “juntar a antisemitas, conspiradores y negacionistas”, advierte Felix Klein, comisario del Gobierno para la lucha contra el antisemitismo.

Para Klein, “no es sorprendente que las teorías antisemitas vuelvan a florecer en la crisis actual”. “A los judíos se les culpó de las epidemias de peste, se les acusó de envenenar los pozos”, recuerda en el diario Süddeutsche Zeitung.

El otro componente es el éxito de las teorías del complot con una frecuentación al alza de grupos conspiracionistas en Telegram o Youtube.

Las tesis antivacunas están en boga, al igual que los temores sobre el desarrollo de la 5G.

“Desgraciadamente asistimos a una radicalización a menudo rápida de estas personas (....) que no creen en ninguna información de fuentes oficiales y se sumergen rápidamente en comunidades en línea, perdiendo el contacto con la realidad”, explica a la AFP Miro Dittrich, especialista en este tema en la Fundación Amadeu-Antonio contra el racismo.

Estas derivas preocupan asimismo al presidente de la República, Frank-Walter Steinmeier, quien advirtió que es “mejor llevar mascarilla que un sombrero (de papel) de aluminio”, tradicionalmente asociado en Alemania con los conspiracionistas.

Reino Unido estudia si perros pueden ser útiles para detectar a portadores asintomáticos

Especialistas británicos en control de epidemias iniciaron pruebas para determinar si los perros pueden utilizar el olfato para detectar a personas que son portadoras asintomáticas de COVID–19.

El departamento de Salud dijo este sábado que los especialistas quieren descubrir si los perros entrenados para detectar malaria y ciertos tipos de cáncer se pueden utilizar como “medio no invasivo de alerta temprana” para identificar el coronavirus.

Investigadores de la Facultad de Higiene y Medicina Tropical de Londres y la Universidad de Durham colaboran con la ONG Perros de Detección Médica. El Gobierno ha asignado 500 000 libras (600 000 dólares) a la prueba.

Seis perros de raza labrador y cocker spaniel están recibiendo entrenamiento para la prueba. En la primera fase, los investigadores buscarán muestras de olor de personas infectadas con el virus y personas que no lo están.

Se entrenará los perros por medio de esas muestras y luego se los utilizará, pero solo si se obtienen pruebas científicas contundentes de la eficacia del método.

Las autoridades informaron el sábado de 468 muertes, lo que elevó el total a 34 466. Estas incluyen los decesos en hospitales, residencias para ancianos o enfermos crónicos y la población en general.

El departamento de salud dijo que 3 451 personas dieron positivo, para un total de 240 161.

Gran Bretaña lidera a Europa en casos confirmados y decesos de COVID–19.

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  • M dijo:

    Yo solo espero que este sea el fin de Bolsonaro....Ha sido demasiado malo con su pueblo, ha demostrado ser un incompetente y un ignorante que no sabe dirigir un pais.Es el presidente más sinvergüenza que he visto.

  • jesse dijo:

    Y ¿Bolsanarito, estará pidiendo más señas a Papá Trump para ver que hace?, porque EU aunque el mojonóefalo de su president no lo distinga y huela, tine la caca a un nivel muy alto, y dentro de días ,aunque alguien no lo reconozca y ese país siga así, la recesión ya está pidiendo señas de cuando entrar.

  • Antonio Gonzalez dijo:

    Hace un mes, el pasado 16 de abril Brazil acumulaba 30891 casos y 1952 muertos. No se tomaron medidas y ha resultado en una tragedia.

  • Cubana 100 X 100 dijo:

    Bueno, una vez más se demuestra que los alumnos pueden aventajar a los profesores. Así Bolsonaro superó a Trump.

  • orestes dijo:

    Trasladar los turistas hacia los cayos?....y dónde dejan lo que está estipulado en los contratos con los tour operadores? Eso no es así como así, esa idea genera más gastos y sobre todo afectaría nuestra imagen comercial, ....

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