Numerosas irregularidades que conllevaron a realizar una denuncia de malversación contra dos directivos fueron detectadas en la Villa Perlazúcar, en Cienfuegos, perteneciente a la Empresa Provincial de Gastronomía, Alojamiento y Recreación, la cual prestaba servicios como el primer centro de aislamiento para sospechosos de la COVID-19 en el territorio.
Una acción de control del órgano de Protección del Ministerio del Interior en Cienfuegos encontró que una parte de lo destinado por el Estado para la atención a los pacientes y personal de salud resultaba inescrupulosamente malversada por administrativos del lugar.
"Se constataron faltantes de productos como salchicha y pollo, así como violaciones administrativas relacionadas con la contabilidad y documentación establecida", explicaron el teniente coronel Alexander Ibías Agrafojo, jefe del referido órgano del Minint, y el primer teniente Ramón Medina Águila, primer inspector de la misma especialidad.
También fue ocupada una mochila perteneciente a él con la cantidad de 25 mil 251 pesos en moneda nacional y 14 pesos en CUC.
El administrativo alegó que el ajetreo de esos días le había impedido ir al banco, pero la documentación revisada con posterioridad por especialistas del Órgano de Investigaciones Criminales (OIC) del Minint desacreditó este testimonio, pues sí se realizaron depósitos.
Ante el descontrol, el referido Órgano de Protección solicitó una acción fiscalizadora a los especialistas de la propia empresa, quienes comprobaron numerosos violaciones y una afectación económica —que no se considera definitiva en este proceso— de 45 mil 910.24 CUP.
Desde que la villa inició sus servicios como centro de aislamiento el 11 de marzo, hasta el día 30 de ese mes, allí se procesaron y consumieron 4 mil 271 kilogramos de pollo, para un total de 4 mil 647 raciones de muslo con contra muslo, determinaron las investigaciones desarrolladas.
Cantidad excesiva si se tiene en cuenta que el promedio de pacientes y trabajadores de la Salud por día no llegó a 125. Además, los menús incluyeron otras ofertas como plato fuerte, y la documentación revisada también demuestra que en varios días se declararon números de comensales muy por encima de los que realmente tuvo el centro.
Al respecto, el mayor Ángel Lorenzo García Mateu, instructor del OIC que conduce el proceso, afirma que declaraciones de la pantrista que llevaba el alimento a los enfermos refieren que nunca repartió las postas enteras, como establecían los documentos de salida del almacén, sino porcionadas en muslos o contra muslos.
Algunos destinos de los recursos malversados
Ese inescrupuloso manejo con las cantidades del producto permitió el envío de siete cajas de pollo el domingo 29 de marzo hacia Cumanayagua, destinadas a siete personas naturales, amistades del director de la villa.
Con posterioridad y por indicación del propio ciudadano, se realizaron acciones contables fraudulentas de mutuo acuerdo con el administrador y el almacenero del restaurante Escambray.
Entre otros faltantes, se constata la ausencia de 13 cajas de helado y de carne de cerdo.
Según explicó el mayor García Mateu, el Consejo de Defensa Provincial designó una cifra de cárnicos para el aseguramiento a las tareas de la COVID-19 a un precio de 2,37750 el kg.
Sin embargo, se demostró que en “Perlazúcar” el expediente de este pollo se realizó junto con otro, cuyo costo es de 18.60 el kg, lo que encareció notablemente el producto que se facturó a Salud Pública, ocasionando un excedente de dinero, que puede inferirse el rumbo que estaba destinado a tomar.
Ante tales hechos la falta de control y supervisión de la dirección de la Empresa resultaron un factor determinante, por lo que se realizó una denuncia por el delito de malversación, contemplado en el Código Penal en el artículo 336.1.
Las investigaciones continúan abiertas, mientras que los responsables será juzgados, pero ya eso no devolverá a su legítimo destino los valiosos recursos a los que les torcieron el rumbo.