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Los psicólogos que idearon las técnicas de tortura utilizadas por la CIA en sus bases secretas

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Una de las técnicas fomentadas por los psicólogos era el "waterboarding". Foto: Getty Images.

Cuando Jalid Sheij Mohammed, el pakistaní considerado autor intelectual de los ataques del 11-S, volvió a cruzar el martes los pasillos de la corte militar de Estados Unidos en la Base Naval de Guantánamo, se encontró por primera vez en muchos años con un viejo conocido.

Allí estaba también el psicólogo estadunidense James E. Mitchell, quien junto a su colega Bruce Jessen fue el responsable de idear —y en muchos casos, probar, implementar y evaluar— las técnicas de tortura que utilizó la CIA en sus bases secretas contra los detenidos tras el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York.

Y quien, según admitió durante la audiencia, las supervisó y practicó a muchos de los detenidos, entre ellos el propio Mohammed.

“Fue muy chocante que la gente que él mismo torturó estuviera en esa sala y que (Mitchell) dijera delante de ellos que los volvería a torturar de nuevo”, le cuenta Julia Hall, experta de Amnistía Internacional que asiste a las audiencias en Guantánamo.

Hubo un cambio de roles: esta vez fueron los acusados los que escuchaban mientras el psicólogo respondía.

Por primera vez desde que comenzaron las audiencias en Guantánamo en 2002 —y por dos semanas—, Mitchell y su colega Jessen son cuestionados por los abogados de los detenidos sobre las técnicas que idearon en los primeros años de la llamada “guerra contra el terror”.

“James Mitchell entró y fue claro: dijo que no se arrepentía del programa o de la forma en la que estuvo involucrado. No se disculpó, no mostró ninguna forma de arrepentimiento y reconoció en la corte que él mismo había practicado waterboarding (un método que hacen sentir a la persona que se ahoga) y otras técnicas de abusos”, agrega.

Algunas organizaciones de derechos humanos esperan que los testimonios traigan luz sobre la escala del programa de tortura, así como sobre la culpabilidad de altos funcionarios o el papel del FBI, uno de los grandes secretos de estos años.

“Su testimonio puede revelar detalles adicionales sobre el programa de tortura de la CIA y, en mi opinión, cada pequeño paso adelante para comprender lo que sucedió es importante y necesario si alguna vez queremos lograr algún tipo de responsabilidad”, comenta Wells Dixon, abogado del Center for Constitutional Rights, una organización de defensa legal en la que se dedica a desafiar lo que considera detenciones ilegales en Guantánamo.

Pero los expertos también dudan de la legitimidad de estas audiencias o de sus posibles impactos, dado que se realizan en una corte militar que ha sido profundamente cuestionada en los últimos años.

“El objetivo de las comisiones militares nunca ha sido lograr el progreso, y ciertamente tampoco la justicia o la responsabilidad por actos terroristas como el 11 de septiembre. Más bien, el propósito ha sido y sigue siendo preservar el status quo, evitar la liberación de los exdetenidos de la CIA y encubrir los detalles de su tortura y, en última instancia, que la CIA evite la responsabilidad por la tortura”, indica Dixon.

En criterio del experto, el testimonio de Mitchell ahora es simplemente un recordatorio de cuánto tiempo ha llevado llegar a este punto en el que una de las principales personas responsables de tortura dsea a testificar en el tribunal de Guantánamo.

“También un recordatorio de cómo todavía no se ha tenido en cuenta lo que sucedió con las víctimas de tortura de la CIA. Todavía no ha habido ninguna responsabilidad significativa. Indudablemente, esta es la razón por la cual Mitchell se ofreció a testificar, porque aparentemente no tiene nada que temer y es una oportunidad para defender sus acciones que son, seamos honestos, completamente indefendibles por cualquier estándar legal o moral”, agrega.

La “guerra contra el terrorismo”

Khalid Sheikh Mohammad fue capturado por primera vez en Pakistán en 2003. Foto: Getty Images.

Los ataques de septiembre de 2001 llevaron a EE.UU. a la campaña más larga y costosa de su historia: la llamada “guerra contra el terrorismo”.

Las operaciones internacionales, apoyadas por países aliados y la OTAN, conllevaron no solo a abrir frentes de batalla en varias naciones de Medio Oriente, sino también a una cacería de los principales líderes y miembros de lo que EE.UU. consideraba “organizaciones terroristas”.

Desde inicios de la década del 2000, las cabezas de supuestos miembros de Al Qaeda, el Talibán y otros grupos extremistas comenzaron a figurar en la lista de los más buscados del mundo.

Y en ella, los presuntos responsables detrás del 11-S ocuparon los primeros escaños.

Desde enero de 2002, comenzaron a llegar a Guantánamo los primeros presos y poco a poco la cárcel improvisada en una base militar en el oriente de la isla de Cuba se llenó con algunos de los hombres más peligrosos del mundo.

Pero no fue la única: Estados Unidos comenzó a crear centros de detención secretos en numerosos países del mundo, donde los prisioneros eran interrogados para obtener información sobre Al Qaeda y potenciales “ataques terroristas”.

“El informe de tortura del Senado muestra que la CIA estaba completamente mal equipada para detener e interrogar a los detenidos después del 11 de septiembre”, recuerda Dixon.

“La agencia estaba desesperada y agitada tras su fracaso para evitar los ataques (incluso por no alertar al FBI de que algunos de los secuestradores estaban en EE.UU. antes de los ataques) y, sospecho, la CIA querían venganza, por lo que recurrieron a Mitchell y Jessen, quienes ofrecieron soluciones rápidas y fáciles”, agrega.

Psicología del terror

La llamada "guerra contra el terrorismo" ha arrojado muchas sombras sobre los métodos utilizados por las autoridades para obtener confesiones. Foto: Getty Images

Según el abogado, fue entonces cuando los dos psicólogos que habían hecho carrera en las fuerzas armadas, comenzaron a colaborar con la Agencia Central de Inteligencia para diseñar “técnicas de interrogatorio severo”.

“Mitchell y su colega Jessen fueron psicólogos militares que la CIA contrató para interrogar a los detenidos después del 11 de septiembre, aparentemente para obtener información de inteligencia importante, que, como sabemos ahora, no pudieron obtener”, indica.

Ambos trabajaron como contratistas por meses para la agencia y establecieron una compañía privada en 2005 ( Mitchell Jessen y Asociados, con oficinas en el estado de Washington y Virginia) para proveer a la agencia con los métodos y los mecanismos para sacar información a los presos de la “guerra contra el terror”.

El programa se llamó, eufemísticamente, “interrogatorio mejorado”.

“Ese programa buscaba que los interrogados proveyeran información que la CIA consideraba valiosa de los detenidos a través de severas técnicas de tortura y fueron justificados con una serie de memos que aseguraban que los efectos serían mínimos o a corto plazo”, señala Hall.

Entre otras técnicas, además del ahogamiento simulado, los reos eran encerrarlos en pequeñas cajas, sometidos a condiciones de soledad extrema, privación del sueño, manipulación de la dieta, desnudez forzada o abuso rectal.

“Todas esas técnicas, desde un punto de vista legal, son consideradas sin lugar a duda formas tortura y el propio presidente Obama lo reconocería”, afirma Hall.

Según datos de una investigación del Senado, la CIA pagaba a Mitchell y Jessen US$1.800 por día y la compañía que crearon recibió US$80 millones por sus servicios hasta que se rescindió su contrato en 2009.

Esto ocurrió después de que la CIA ya había aceptado pagar un contrato de indemnización de US$5 millones que cubría, entre otras cosas, procesamientos criminales.

Según el contrato actual, la agencia está obligada a pagar gastos legales de la empresa hasta 2021.

Falta de capacidad

Los grupos defensores de derechos humanos han realizado innumerables protestas solicitando infructuosamente el cierre de Guantánamo. Foto: Getty Images

Según un informe del Senado, “ninguno de los dos psicólogos tenía experiencia dirigiendo interrogatorios, ni tampoco conocimiento específico sobre Al Qaeda, experiencia en la lucha contra el terrorismo o conocimientos culturales o lingüísticos relevantes”.

Aunque en un inicio sus nombres fueron mantenidos en secreto y aparecían en los informes con los pseudónimos de Dr. Grayson Swigert y Dr. Hammon Dunbar, desde que se conoció su identidad, muchas organizaciones han pedido que sean llamados a testificar sobre sus acciones.

La Asociación Estadounidense de Psicología los expulsó de sus filas y rechazó públicamente sus métodos por “violar la ética de la profesión y dejar una mancha en la disciplina”.

“Eran charlatanes, que cometieron actos atroces de crueldad y barbarie al amparo de una pseudociencia por la que el gobierno de Estados Unidos pagó US$80 millones”, indica Dixon.

Sin embargo, ambos psicólogos aseguran que actuaron por el bien de su país y que las técnicas que implementaron estaban diseñadas para reducir al máximo el sufrimiento de los reos, a la que vez que ayudarían a obtener información valiosa.

Un informe posterior del Senado, no obstante, mostró que existían dudas de que las técnicas empleadas hubieran servido realmente para obtener alguna información decisiva que contribuyera a la seguridad nacional de Estados Unidos.

“Una de las cosas que volvió a confirmar este caso es que la tortura no es solo inmoral e ilegal, sino también inefectiva”, señala Hall.

Tras el juicio en Guantánamo

Pese a las polémicas que la rodean, la prisión de Guantánamo sigue albergando prisioneros. Foto: Getty Images

Según los expertos consultados, los testimonios de Mitchell y Jessen pueden ser vistos como una de las señales de que el juicio contra los acusados de los atentados del 11-S nunca se realizará.

Las vistas están programadas para enero del próximo año, pero muchos dudan que Guantánamo esté preparado para entonces a nivel de infraestructura para acoger un evento de ese tipo.

“Indudablemente, esta es la razón por la cual Mitchell se ofreció a testificar, porque aparentemente no tiene nada que temer y es una oportunidad para defender sus acciones que son, seamos honestos, completamente indefendibles por cualquier estándar legal o moral”, opina Dixon.

Según el experto, parece muy probable que su testimonio tenga poco efecto práctico, tanto en términos de avanzar el caso del 11 de septiembre como de obtener responsabilidad de la CIA por la tortura de la CIA.

Sin embargo, cree que puede revelar detalles adicionales sobre el programa de tortura.

“Tomó muchos años responsabilizar a torturadores como Pinochet y otros por sus crímenes durante la Guerras Sucias en América Latina y en otros lugares. Tenemos un largo camino por recorrer en términos del programa de tortura de la CIA, pero estoy seguro de que llegaremos allí”, agrega

Hall también duda que los testimonios de Mitchell y Jessen vayan a aportar algún elemento decisivo en Guantánamo, pero cree que el hecho de que hayan sido llamados a testificar puede servir para recordar lo que sucedió en las cárceles secretas de EE.UU. y el impacto que tuvo en el resto del mundo.

“Lo que hicieron estos psicólogos significó una involución dramática en la lucha global contra la tortura, porque los métodos de interrogación que defendieron han tenido un efecto en todo el mundo”, señala.

“Y lo más chocante ha sido ver a Mitchell tan desafiante, diciendo que lo haría todo de nuevo”.

(Con información de BBC Mundo)

Se han publicado 11 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • felix b dijo:

    a asesinos de civiles y terroristas no se torturan , se ajustician y ya esta, no hay que gastar tanto dinero en mantenerlos con vida

  • Leticia Castillo dijo:

    !Què asco! Es lo ùnico que inspiran estas noticias del norte brutal, y pensar que a estos mètodos han estado sometidas personas en nuestro propio territorio. !Verguenza!

  • Eduardo González S. dijo:

    Recordemos que ya en los sesenta existió un tipo de nombre Dan Mitrione, profesor de tortura de la CIA. Eso no es de ahora. Los gringos envejecieron hace rato en esto. La info fue pasada a los Tupamaros por nuestra gente allí, fue secuestrado, enjuiciado y ajusticiado. Esto lo presenta Costa Gavras en su filme Estado de Sitio donde se escucha el Hasta Siempre Comandante de Carlos Puebla. Esto no lo conocen nuestros jóvenes. Ojalá exista una copia buena de esa película y se pase por la tele.

  • Jorge R 09 dijo:

    Así de inmorales e hipocritas son estos agentes del imperio que incapaces de buscar soluciones eficaces para impedir los atentados terroristas acudieron a estas prácticas repugnantes e inhumanas de tortura. Y hasta el Señor Pompeo defendió a la CIA por esta serie de torturas crueles.

    La historia no los perdonará.

  • El buril dijo:

    Me opongo a la tortura radicalmente.

  • visorcubano dijo:

    El terrorismo es la respuesta del fascismo ante los reclamos justos de las masas populares ante tanta explotación y miseria acumulada. Es la forma de amedrentar que tiene el poder burgués para subordinar por la fuerza a los que no se someten a sus designios. Lo anterior es la base de las guerras imperiales y en el siglo XX y XXI, se ha producido un travestismo del terrorismo de estado al terrorismo religioso, ahora terroristas son los pueblos musulmanes, árabes, chinos, etc., etc., etc. Los EEUU han logrado calar en la cultura universal que pueblos tan nobles como el musulmán es sinónimo de terrorista, algo absurdo como decir que los vietnamitas fueron terroristas porque utilizaron todas las variantes posibles para derrotar al imperio francés primero y después al imperio yanqui, por cierto de forma vergonzante para los hijos de la auto-proclamada tierra elegida, aunque nadie sabe toda vía por quién. Entonces los que asesinaron a Lincoln, a Kennedy, a Lumumba, al Ché, los que tiraron dos bombas nucleares contra la población japonesa, los que esparcieron cepas contaminadas en el metro de New York, los que mataron cerca de 1 millón de Iraquíes civiles, o los que invadieron a Nicaragua, Cuba, Santo Domingo, Granada, Yugoslavia, etc., etc., etc., como calificarlos ¿terroristas autorizados por el más allá?

  • Pedro R.Castro dijo:

    Y estos son los que pretenden dar catedra de democracia al mundo vergonzoso !!

  • kmena dijo:

    De la misma forma que los Medicos criminales Nazis recibieron sus castigos , mas temprano que tarde estos sicologos asesinos taambien recibiran sus castigos .me pregunto domde esta la etica , a las victimas no lo hace mas victima convertirse en un asesino despiadado .

  • Tron dijo:

    Que se puede esperar de un pais con un sistema facista pues todos sabemos que USA el sistema es facista, aquellos ilusos que piensen que es democratico, les diria que estan errados evaluen sus elecciones presidenciales para que saquen sus conclusiones y veran que no es democratico realmente la supuesta democracia es un espejismo de lo que realmente es esa sociedad, es facismo escondido en un manto sublime de democracia, pero todos sabemos a donde llevan las sociedades facista y tambien sabemos como terminan.......

  • Cheila cots dijo:

    Al dia de hoy esa nacion...se harta de mencionar con orgullo los derechos humanos...metiendo dicho argumento para derumbar partidos soberanos y naciones...lo cual segnifica una desonra para la raza humana q dichas personas lo hagan si nunca han puesto en practica dicho argumento...soy

    agena a lo q hicieron esas personas...pero no merecen tal tortura...y ¡si! Puede ser cierto q mataron a muchas personas por sino no estarian en ese lugar son motivo alguno...pero no es justificacion para dichas torturas...las torturas no borraran el pasado...no contribuirán a un mejor futuro lo hecho...hecho esta.

  • Ernestina dijo:

    Gracias por la información. La existencia de la cárcel de Guantánamo es una vergüenza para la humanidad.

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