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Exhibida “La muerte de un burócrata” en Festival de Cine de Venecia

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Para filmar la pelea masiva frente a la entrada del cementerio, que incluyó 63 planos, se emplearon cinco cámaras. Foto tomada de Cubacine.

La copia restaurada del filme La muerte de un burócrata (1966), de Tomás Gutiérrez Alea, fue exhibida este martes en la edición 76 del Festival Internacional de Cine de Venecia. Al presentarla, Luciano Castillo, director de la Cinemateca de Cuba, recordó que transcurrieron casi 25 años desde que su realizador visitara la Mostra en 1995 al concursar su película Guantanamera en la sección oficial.

“Tenemos el honor de presentar en Venice Classics la copia restaurada de La muerte de un burócrata, mientras festejamos el aniversario 60 de la fundación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, que señaló el nacimiento del nuevo cine en nuestra isla caribeña”, afirmó Castillo, quien señaló que para Gutiérrez Alea, su cuarto largometraje era menor, sin grandes pretensiones, en el que logró todo lo que se propuso.

“La realidad, como siempre ocurre, superó a la ficción. Pretendía abordar los conflictos burocráticos que conducían a un ciudadano común a un violento estallido, cuando el cineasta Roberto Fandiño comentó casualmente las dificultades atravesadas por una viuda para obtener su pensión porque enterraron a su esposo con el carnet laboral. Aquel incidente verídico fue el eje del guion que coescribió junto a Alfredo del Cueto y el fotógrafo Ramón F. Suárez”, dijo.

Agregó que “Titón, como le llamaban, tenía la posibilidad y el ánimo de satirizar con saña a la burocracia, de la que todos alguna que otra vez hemos sido víctimas. La viuda y el sobrino de aquel ‘Miguel Ángel de los humildes’, que muere en un accidente de trabajo, tropiezan con innumerables obstáculos hasta enfrentar al burócrata administrador del cementerio, negado a aceptar el cadáver sin una orden de exhumación. Un caso singular, que sorprende por lo insólito, se convierte en un itinerario kafkiano en su afán desesperado por buscar una solución al problema y no al revés.

“Un humor negrísimo, presente desde los créditos, desborda estas peripecias tragicómicas, con guiños cinéfilos y secuencias de gran brillantez. El realizador apela a la imaginería acumulada por el séptimo arte: desde el cine de animación a las pesadillas buñuelianas del protagonista (interpretado con convicción por Salvador Wood, recientemente fallecido)”.

La muerte de un bucrócrata, con fotografía de Ramón F. Suárez, edición de Mario González y música de Leo Brouwer, fue estrenada en el Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary, donde obtuvo el Premio Especial del Jurado. Al exhibirse en Cuba el 24 de julio de 1966, fue recibida por la crítica nacional como “un grado más alto en el desarrollo de nuestro cine” (El Mundo), “un paso de avance” (El socialista) y “la mejor realización de nuestra incipiente cinematografía” (Juventud Rebelde).

Otras apreciaciones críticas de aquel momento recordadas por Castillo son: “Después de este filme será más difícil ir para atrás: es una especie de emulación, y sobran los temas y modos”, (Bernardo Callejas, en Granma); “es uno de los mejores servicios que el Cine puede hacerle a
la Revolución” (Mario Rodríguez Alemán, en Mujeres) uy “ha abierto una ruta al cine cubano futuro” (Desiderio Navarro, en Adelante).

El director de la Cinemateca de Cuba agradeció al archivo de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, y muy en especial a Josef Lindner, la restauración de este clásico y otros cuatro de la filmografía de Tomás Gutiérrez Alea.

En la edición 76 del Festival de Venecia también ha podido ser visto el filme Red Avispa, sobre la historia de los antiterroristas cubanos infiltrados en Estados Unidos.

La película, dirigida por el francés Olivier Assayas, está basada en el libro Los últimos soldados de la Guerra Fría, del brasileño Fernando Morais, y cuenta con las actuaciones de la española Penélope Cruz, el mexicano Gael García Bernal, el venezolano Édgar Ramírez, el brasileño Wagner Moura, el argentino Leonardo Sbaraglia y los cubanos Ana de Armas, René de la Cruz, Iris Pérez y Omar Alí.

(Con información de Cubacine y agencias)

Se han publicado 7 comentarios



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  • Rolando dijo:

    Por lo menos el tema de la película sigue vigente en Cuba...

  • Rodney dijo:

    Que bien!... Por acá nos queda muchísimo material como para inspirar un remake!

  • Ada dijo:

    Cuanta vigencia despues de 50 años, si el maestro Titon viviera e hiciera la segunda parte seria un premio Oscar.

  • Aly dijo:

    Buen filme, creo que es el filme cubano que mas me ha hecho reir en mi vida a parte refleja muchos temas

  • scorpion dijo:

    Tomás Gutiérrez Alea uno de los más grandes cineastas cubanos de todos los tiempos porque no quiero ser absoluto en mi criterio, La muerte de un burócrata, Memorias del subdesarrollo, Las doce sillas entre otras así como las más recientes forman parte del patrimonio del cine cubano, ojalá la Cinemateca de Cuba conjuntamente con la TV logren pasar nuevamente un ciclo de todas las películas de Titón y de otros realizadores cubanos y dejar un poco la repetición constante por Ej. de series, conciertos y otros programas que nadie ve.

  • AGE dijo:

    Yo leí el libro Los últimos soldados de la guerra fría, lo devoré en 2 días, nunca me había enganchado tanto con un libro y he leído muchos libros de tolkien, rowling, Paolini, Daniel Chavarría, ojalá tuviera acceso a la película. La van a poner en los cines cubanos?

  • Rey dijo:

    Exelente filme...

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