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Por un enfoque inclusivo en la reducción de riesgos de desastres en el Caribe

Huracán María en el Caribe, 2017. Foto: TN.

Por estos días se celebró en Varadero, Matanzas, el taller de inicio del proyecto binacional entre Cuba y República Dominicana “Aprendiendo de las experiencias del huracán Irma y María. Integración de la protección y la inclusión en la reducción de riesgo de desastres en el Caribe”, en el que ambos países cuentan con la colaboración de ONG internacionales y la Unión Europea.

El proyecto, que cuenta con el apoyo de las organizaciones Oxfam, Plan International, Hábitat para la Humanidad y Humanity & Inclusion, además de la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria Europeas (ECHO), tiene en Cuba la colaboración de instituciones como el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, el Estado Mayor de la Defensa Civil, la Federación de Mujeres Cubanas, asociaciones de personas con discapacidades y el gobierno provincial y el Centro de Servicios Ambientales de Matanzas.

El proyecto se enfocará, en el caso cubano, en cuatro municipios de esa provincia (Matanzas, Cárdenas, Colón y Martí) y se propone afianzar las acciones que se hacen en República Dominicana y Cuba en el ámbito de la reducción de riesgos de desastres con un enfoque de protección humanitaria e inclusión, tanto desde la perspectiva de género como de personas con discapacidades.

Jahnna Jiménez, coordinadora general, explicó que se da continuidad a un proyecto anterior, Ponte Alerta Caribe, que se desarrolla hace unos meses, y a partir de este, y de la experiencia de ambos países en la respuesta a los huracanes Irma y María (septiembre de 2017), con éxitos y lecciones aprendidas, “trabajamos juntos incorporando estándares de protección e inclusión en las acciones de reducción de riesgos de desastres”.

El objetivo general del proyecto, continuó la coordinadora general, es “mejorar la protección y la inclusión de las personas con mayor situación de vulnerabilidad durante las futuras cooperaciones de respuesta que tengamos, partiendo del aprendizaje tras el paso de Irma y María, abordando esas brechas que pudimos identificar en las operaciones de respuesta a emergencias durante esos huracanes tanto en República Dominicana como en Cuba”.

Se trata, explicó, “no solo de salvaguardar las vidas sino de la forma en que hacemos nuestro trabajo para proteger a las personas, sobre todo a aquellas que se encuentran en una condición de mayor vulnerabilidad”.

Expertos asistentes al taller destacaron la importancia de que la gestión de riesgos se haga cada día más inclusiva, que no solo sea un proceso para disminuir riesgos, sino que implique la participación de los grupos más vulnerables desde la planificación y la etapa preventiva, y que tome en cuenta no solo sus vulnerabilidades sino sus capacidades.

Además de la reducción de riesgo de desastres ante huracanes, el proyecto incluye la cooperación en asesoría técnica y tecnología, la importación por Cuba de un albergue móvil desmontable para casos de desastres, con capacitación a cargo de expertos dominicanos, mecanismos de seguimiento, la instalación de una estación sismológica y la creación de una base de datos sísmicos regional.