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Las historias de la Casa a sus 60 años

Foto de archivo.

En el marco de los 60 años de la Casa de las Américas, y con motivo de la 28 Feria Internacional del Libro de La Habana, en la fortaleza de La Cabaña sesionó un panel sobre creaciones, refundaciones y esperanzas de la institución a lo largo de estos años. Los invitados a este encuentro fueron el escritor y además, figura principal del evento literario, Eduardo Heras León, Pepe Menéndez, Director de Diseño de la Casa, y Caridad Tamayo, directora del Fondo Editorial Casa de las Américas.

Durante estas seis décadas, la institución ha promovido la investigación cultural, literaria y artística en el panorama latinoamericano y caribeño. Precisamente esos logros han llevado el nombre de la Casa a diferentes latitudes, destacándola como una de las instituciones cubanas más importante en el quehacer cultural.

El Fondo Editorial, uno de los principales logros de la Casa, ha concebido y publicado muchos de los libros más importantes de la literatura del continente. Así, Heras León habló sobre su papel como subdirector, en un inicio, y luego director durante diez años.

“Agradezco estar aquí para hablar de la Casa, que es mi Casa también, lo he dicho en varias ocasiones. Cuando llegué por primera vez, me encontré que la Editorial era, realmente, un rastrojo donde todavía se trabajaba con el método del linotipo. A mi entender, lo primero y más necesario por hacer era actualizar y profesionalizar la Editorial. Comenzamos a enfocarnos en eso y gracias al apoyo de Marcia (Leiseca), pudimos comprar las primeras computadoras: entonces tuvimos otro problema, nadie sabía trabajar con ellas, ni con los programas de edición”, dijo.

Heras León dialogó, además, sobre lo que significó el Periodo Especial para la Casa. En ese momento, Marcia tuvo “la brillante idea” de cambiarle el nombre a la Editorial, que pasó a llamarse Fondo Editorial Casa de las Américas. “En uno de mis viajes a México, conocí a Juan Gelman, poeta que tenía una excelente relación con nuestra institución. Él donó para el recién creado Fondo la suma de mil dólares y con eso empezamos a producir nuevamente los libros”, explicó el escritor.

La Casa tenía la política de donar sus libros a instituciones educativas y universitarias una vez que finalizaban los eventos. Pero fue tras una iniciativa de Heras León que comenzaron a venderse. “Al principio no se vendieron todos, pero sí una buena parte que recaudó alrededor de mil doscientos dólares. Comenzamos a producir nuevamente literatura. No importaba que tuviéramos pocos recursos, pues lo esencial era el profesionalismo y la buena calidad”.

Para Heras León es fundamental el cariño que recuerda de la Casa. De ella obtuvo años de intenso trabajo, pero también de respeto y buenos recuerdos.

Por su parte, Pepe Menéndez ha sido el responsable del cambio de imagen que tuvo la Casa a la hora de concebir sus producciones. Se refirió a sus veinte años en la Casa, lo cual, a su entender, ha sido una grata y maravillosa experiencia. “El trabajo con una Editorial fue novedoso para mí. Se da entre los miembros del equipo un proceso de introducir y de querer cambiar cosas que es fascinante. Algunas de ellas mostraron valía, otras, en cambio, no perduraron. La mejor decisión es que terminé quedándome para trabajar en la Casa”.

Pepe tiene la teoría de que los lectores recuerdan de un libro la portada. Ellas son las que muestran el autor, el perfil y eso es lo que uno se queda. Por eso, destaca y enfatiza en la idea de que es necesario un buen diseño editorial para que un libro atraiga y sea agradable para los lectores.

A sus 60 años Casa de las Américas continúa ganando adeptos que, cuando buscan buena lectura, se pasan por la institución.

(Tomado de La Ventana)