Recientemente tuve que ser hospitalizado en el Instituto de Oftalmología Ramón Pando Ferrer en Ciudad a de la Habana. En esa institución fui intervenido quirúrgicamente debido a que sufrí una complicación en un trasplante de córnea que se me había realizado a principios de año. La seria complicación tuvo como origen varios problemas de salud ajenos a dicho trasplante, que trajeron como consecuencia un rechazo irreversible al injerto.
Estuve ingresado 11 días en los cuales pude apreciar de cerca la gran profesionalidad del personal médico que me atendió, principalmente el Profesor Consultante Dr. Urbano Rodríguez de Paz, a quien en lo particular agradezco profundamente su atención a mi delicado caso, al que dedicó varias horas de su descanso, incluso en días feriados.
La profesionalidad y la amabilidad con que somos tratados los pacientes por parte del personal médico y de enfermería de esa institución es admirable y debe a mi juicio servir de ejemplo del buen desempeño de este sensible sector de atención a la población. El buen trato y la profesionalidad no sólo son patrimonio del personal médico sino que en honor a la verdad en ese centro recibes una muy amable atención de todos los trabajadores con los que los pacientes tenemos que interactuar, ya sea en las consultas o en la sala cuando somos internados.
También quiero resaltar el magnífico estado de las instalaciones del hospital por las que he tenido que transitar, pareciera que ese Instituto acaba de ser remodelado, sin embargo tengo entendido que esto ocurrió cerca de 20 años atrás, lo que se puede entender cuando notas el sentido de pertenencia a ese hospital que emana de los que allí laboran.
Llegue pues a todos los trabajadores de ese centro el reconocimiento y agradecimiento propio y el de mi familia por lo noble y hermoso de su trabajo.
José R. Hernández Márquez