Casado ha sido colaborador de José María Aznar. Foto: insurgente.org.
El nuevo titular del Partido Popular, Pablo Casado, tomó posesión este sábado con un discurso que de inmediato analistas vieron como un giro más a la derecha en esa formación política. El viernes, Mariano Rajoy se despidió de la presidencia del PP acusando a su sucesor en el gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, de ingresar al poder “por la puerta de atrás” luego de la moción de censura que lo destituyó hace cincuenta días.
Rajoy, que pareció olvidar la cadena de escándalos de corrupción en el PP que llevó a la moción de censura en el Congreso y su caída el 1 de junio, aludió a Sánchez y quienes le apoyan como una “confabulación de perdedores e independentistas”, que “se han colado por la puerta de atrás”.
“Me voy (...) con la serenidad de que no han sido los españoles quienes nos han retirado del gobierno”, agregó.
A fines de mayo pasado, varias encuestas daban otro matiz a la particular visión de Rajoy. Una encuesta de IMOP Insights arrojaba que la moción de censura era aprobada por el 54,6 por ciento de los electores españoles, mientras que otra de YouGov para la web de La Vanguardia situaba ese porcentaje en 47 por ciento.
Entre las elecciones generales de 2011 y las más recientes, en 2016, el PP perdió tres millones de votantes.
Casado, de 37 años, quien se impuso a su rival Soraya Saénz de Santamaría con el 58 por ciento de los votos en el congreso del PP, preconiza una postura más dura hacia los independentistas catalanes y una visión neoliberal en lo económico. Fue estrecho colaborador del expresidente del gobierno José María Aznar y ha elogiado al exmandatario colombiano Álvaro Uribe como “un referente personal, moral y político”.
En su discurso tras concretarse la victoria, el militante del PP desde 2003 y su responsable de Comunicación desde 2015 dijo que el Partido Popular “ha vuelto” y “estamos dispuestos a liderar otra vez esta sociedad”.
Entre las posiciones que ha defendido en los últimos tiempos está la de no dialogar con el separatismo catalán y combatirlo “sin ningún complejo”: propuso incorporar el delito de convocatoria ilegal de referéndum al código penal, y una de sus propuestas de campaña fue la de ilegalizar a los partidos independentistas con la idea de que es mejor prevenir que tener que curar.
También ha llamado demagógica la apertura del gobierno socialista a la recepción de migrantes en el mar Mediterráneo, y defiende el retorno a una ley de aborto de los años 80, más restrictiva que la vigente en la actualidad.
Es partidario, además de las concepciones neoliberales, de reducir el impuesto sobre la renta y el de sociedades, así como de eliminar el de patrimonio.
De esa forma, la presidencia del PP, que José María Aznar (1996-2004) entregó hace 14 años a Rajoy, pasa ahora a un discípulo del primero, que además sería candidato de esa formación política en las generales de 2020.
(Con información de Reuters, AFP y Europa Press)