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Judo nacional: un cierre santiaguero y más…

Enfrentamiento entre las judocas Luzciola Granda (azul), de Santiago de Cuba, y Daile Ojeda (blanco), por la discusión de la medalla dorada, en la división de 78 kg, en la sede de la sala Polivalente Ramón Fonst, en La Habana, el 4 de abril del 2018. Foto: Ariel Ley Royero / ACN

Un triunfo bien cerrado y polémico en el último combate de la santiaguera Luzciola Granda sobre la capitalina Daile Ojeda definió el oro por equipos del torneo nacional femenino de judo, que concluyó este miércoles en la Sala Polivalente Ramón Fonst con muchas preguntas y esperanzas de cara a todo lo que debe afrontar este deporte en el actual ciclo olímpico.

La pelea que cerró el certamen en la división pesada (+ 78 kg) fue bien enconada entre las dos bronceadas en la lid individual y la decisión sobrevino por una tercera penalización a Ojeda tras un falso ataque que el árbitro marcó acertadamente, a pesar de la protesta total de sus compañeras y de una buena parte del público.

Quizás lo que más influyó en la reacción de las anfitrionas —defendían su corona del 2017— es que la ganadora se dedicó todo el combate a defender desde una posición pasiva y apenas realizó una acción ofensiva ante una rival que la superaba técnicamente. Pero la falta estuvo y de esa manera las santiagueras festejaron una corona que casi nadie apostaba para ellas en la instalación.

En ese match final entre las dos mejores provincias de la justa, Melisa Hurtado había comenzado con fácil victoria por ippón sobre Camila Ortiz en los 52 kilogramos, en tanto Maylín del Toro (63 kg) igualó la pizarra para los orientales con sonrisa en menos de tres minutos sobre Amanda Zuaznabar, a quien le marcó par de wazari.

La bronce mundial del 2014, Onix Cortés, mantuvo el invicto en su retorno a los tatamis y se apuntó su tercer éxito del día al doblegar por descalificación a la prometedora Erlis Cobas. De esta manera colocó a La Habana a un paso de retener el título, lo cual no pudieron concretar tras caer por tres penalizaciones Brenda Molina frente a Santa Romero y sobrevenir el desenlace ya descrito entre Ojeda y Granda.

Como buenos resultados pueden evaluarse también los bronces de Camagüey y Artemisa, que superaron 4-1 y 3-2 a sus similares de Villa Clara y Granma, respectivamente. Potencias años atrás, como Cienfuegos y Holguín, fueron eliminadas en octavos de final; mientras resultó muy acertado que algunas judocas reforzaran colectivos al no contar sus provincias con todas las divisiones para alistarse en el organigrama.

Los ippones más importantes

Lejos de resumen conclusivo, lo visto en los tatamis del nacional femenino muestra la recomposición progresiva de un equipo que por más de 20 años fue uno de los infaltables en cuanto a aportes de medallas para Cuba en citas múltiples y campeonatos mundiales, con más de dos atletas por división entre las mejores del planeta.

La estabilidad de Melisa Hurtado en la categoría más pequeña (48 kg) tras el embarazo de Dayaris Mestre ofrece mucha confianza hacia el futuro, aunque la bronce mundial juvenil del 2017 tiene que desatar más sus potencialidades físicas y no olvidar que disciplina y concentración son las claves para subir a todos los podios.

Los 52 y 57 kilogramos son, a priori, las divisiones con más incertidumbre y pobreza de nuestras principales figuras respecto al nivel internacional que enfrentarán. En la primera, Nahomi Acosta dio la clarinada con su dorada por encima de Yurisleidys Hernández, pero hay lagunas visibles todavía para soñar en grande.

En la segunda, Anailis Dorvigni se ha adueñado de la titularidad desde hace par de años, pero a pesar de múltiples oportunidades en lides foráneas no logra dar el salto por carencias técnicas que sus entrenadores intentan pulir constantemente.

El panorama en el resto sí asoma alentador. Maylín del Toro (63 kg) tiene todo para imponerse al nivel que quiera. Solo necesita estabilizar su rendimiento, pues no se le puede ganar a jerarcas de su peso como ella hace y luego caer con rivales de menos ranking u horas sobre el colchón.

Dolor de cabeza tienen ya los entrenadores en los 70 kilogramos con la reincorporación de Onix y la estabilidad de Olga Masferrer. Inteligente y acertado parece llevarlas a las dos al clasificatorio panamericano de Costa Rica este mes de abril y que en dependencia sus resultados nos representen en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla.

Finalmente, las dos caras más parecidas a monarcas regionales y continentales las tienen Kaliema Antomarchi (78 kg) e Idalis Ortiz (+ 78 kg), que además de sus experiencias en la selección nacional tienen hoy la maestría imprescindible para resolver cualquier pelea contra cualquier rival en cualquier torneo del mundo. Ninguna se exigió a fondo en el certamen nacional, pero lograron marcar su territorio con respeto.

Con este panorama se despidió la lid más importante para nuestras judocas en casa. Desde el domingo se podrá disfrutar de similar confrontación entre los hombres, con Asley González (90 kg), José Armenteros (100 kg), Andy Granda (+ 100 kg) y Osniel Solís (66 kg), como los focos mayores de atención.