Guido Octavio Toro Cornejo (I), embajador de Perú en Cuba, entrega a Eusebio Leal Spengler (D), Historiador de La Habana, la Orden Sol del Perú en el grado de Gran Cruz, una de las máximas distinciones conferidas por el Estado de ese país. Foto: Abel Padrón Padilla/ACN.
El historiador cubano Eusebio Leal recibió la Orden El Sol del Perú en el Grado de Gran Cruz, otorgada por el gobierno de ese país suramericano.
De acuerdo con una resolución oficial, la concesión pretende resaltar el importante trabajo desplegado por el académico para la difusión de la historia y la cultura peruana.
Al mismo tiempo, el decreto firmado por el presidente Pedro Pablo Kuczynski reconoce que la labor de Leal ha favorecido el estrechamiento de las relaciones bilaterales entre los pueblos de Perú y Cuba.
Durante la ceremonia de entrega, efectuada en el Palacio de los Capitanes Generales, el embajador peruano en Cuba, Guido Toro, invocó el ideario del Apóstol cubano, José Martí, y del escritor y pensador político peruano José Carlos Mariátegui.
Al decir del diplomático, las ideas de ambos pensadores, muy admirados por Leal, coincidían en valorar a la cultura como un factor esencial para liberar a los pueblos.
Leal conoce, aprecia y valora la vida y obra de Mariátegui, cuyas ideas son patrimonio no solo del Perú sino de América Latina, afirmó Toro, quien considera al historiador de La Habana como el principal peruanista de Cuba.
Según contó el embajador, el académico cubano es capaz de identificar piezas arqueológicas y textiles con la cultura de procedencia.
Además, apreció el enorme conocimiento de Leal sobre la historia del pensamiento político del Perú, así como su pasión por las artes y la literatura, en particular por las obras del Inca Garcilaso de la Vega, el poeta Cesar Vallejo y el profesor, escritor y antropólogo José María Arguedas.
Toro recordó que la Orden El Sol del Perú fue la primera condecoración instituida en su país y la creó en 1821 el General José de San Martín.
Por su parte, Leal expresó regocijo por recibir una condecoración que el libertador de Chile y Perú concedió en el siglo XIX a la heroína independentista Manuela Sáenz.
El historiador cubano ratificó su firme compromiso con América y expuso cuánto se había deslumbrado con las huellas históricas, culturales y naturales del Perú mientras peregrinaba por las tierras de aquella nación.
También, coincidió con un reclamo de Martí, planteado en su medular ensayo Nuestra América, a favor de enseñar la historia hispanoamericana antes que la de los arcontes de Grecia.
(Con información de Prensa Latina)