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Un adiós a Mirta Muñiz

Mirta Muñiz. Foto tomada del Portal de la TV Cubana.

Mirta Muñiz. Foto tomada del Portal de la TV Cubana.

Tensión y cansancio” me respondió Mirta Muñiz Egea cuando le pregunté sobre lo que sentía el primer día que se transmitió la televisión en Cuba. Y me dijo que si era consciente de aquel hecho “ese día fue el resultado de muchas jornadas de trabajo desde que serví de intérprete a Gaspar Pumarejo con dirigentes de la RCA Víctor y Humara y Lastra, sus representantes en Cuba, para la adquisición de los equipos hasta cuando el mismo primer día nos preguntamos quién nos iba a ver, porque aún no había muchos televisores en las casas y yo propuse coordinar con las tiendas para ponerlos en las vidrieras y mantenerlos encendidos.

"Fue muy hermoso ver cómo la gente disfrutaba por primera vez la televisión. Además, Pumarejo se encargó de hacérnoslo entender cuando nos reunió el día antes y entregó a todos y cada uno de los que trabajábamos una carta bien importante, asignando tareas a cada uno. Te copio un párrafo: “Agradezco anticipadamente desde lo más profundo de mi alma, la cooperación que me brinden mañana, día señaladísimo en los anales no sólo de la historia de Unión Radio y Unión Radio Televisión, sino en la historia de Cuba, ya que nos cabe la gloria de haber sido los primeros en incorporar nuestra patria al más moderno invento de nuestra época.” Tengo la carta en mi poder con la organización y la asignación de tareas. Nombres de actrices como Raquel Revuelta, periodistas como Juan Emilio Friguls, locutores como Roberto Canela, entre otros que aparecen en esas listas que son realmente los verdaderos fundadores de la televisión en Cuba.”

Ella bajó del avión junto con los equipos que se encargarían de lanzar la primera señal televisiva. Ese solo hecho bastaría para que el nombre de Mirta estuviera en la historia de los medios de comunicación en Cuba. Pero ella hizo mucho más: trabajando en CMQ puso a disposición del Che el poderoso instrumento de divulgación: “Llamé al Che a La Cabaña y le dije que teníamos CMQ en las manos. Preguntó si poseíamos planta, si era posible comunicarse con Fidel. Esto fue imposible, pues él ya había iniciado su recorrido hacia la capital.[ (…) Che dijo que Fidel venía para Columbia y dio indicaciones. Por eso se pudo grabar su entrada triunfal a La Habana y quedó guardado para la historia aquel discurso famoso de… ‘¿voy bien, Camilo?’. CMQ estuvo al aire 24 horas diarias durante toda una semana, desde el 1º hasta el 8 de enero. (…) Teníamos que hacer algo para que los medios, todavía en manos de los dueños, reflejaran lo que estaba ocurriendo.”

La entonces bella mujer, nacida en La Habana el 26 de febrero de 1930, tenía una solvencia económica que le permitiría viajar a Estados Unidos, como una buena parte de sus colegas, pero aquí se quedó. Incansable fue actriz, publicista, redactora, editora, investigadora, docente… y revolucionaria.

En una de las entrevistas que le hice me dijo “Muchas veces me han tratado de pescar, pero los principios de la revolución, la posibilidad que se nos habría como real de trabajar por un mundo mejor, por una Cuba donde no existiera la discriminación ni olvidados, me hizo quedarme para aportar lo que pudiera. La valentía de Fidel, el haber podido ver la cruda realidad del campo cuando la alfabetización y cuanto podía hacerse sin amos, me reafirmaron. Pero, no tengo más remedio que ahora, en algunos aspectos de nuestra vida, decir que hace falta una nueva “carga para matar bribones, para acabar la obra de las revoluciones.” Para terminar digo con Silvio: esta es una revolución perfectible, pongamos manos a la obra.”

Su vida en Cuba no fue un camino de rosas: su defensa y amor por la publicidad hicieron que no faltaran pensamientos dogmáticos en personas que no ven más allá de sus narices.

Mirta, sin embargo, siguió siendo la fiel defensora de la Revolución Cubana, una amiga incondicional y pendiente de la evolución de los medios de comunicación. Guardo con especial celo su bello y útil libro “Mi profesión a debate” que toma la publicidad por los cuernos.

Hace unos días que reparé en que no recibía sus correos en los que aprobaba o cuestionaba mis criterios sobre la televisión. El último fue el cinco de agosto “Gracias Paquita por este comentario... yo estoy muy preocupada por las imágenes que transmitimos en tv de nuestros presentadores, entrevistadores y tanto personal improvisado que hoy conduce espacios de tv, inclusive los noticieros. Me preocupa la imagen que damos de Cuba y de los cubanos sobre todo en determinados musicales....eso se ha agravado con algunos programas nuevos del verano... familias a las que ponen a comer como chanchos para ganar unos puntos... niños que cantan cosas como: ¨a las rubias hay que darles cariños, a las prietas tremendo apretón, pero todas gozan el bacilón¨. No tengo fuerzas para escribir, pero como veo mucha tv, si tengo miles de preocupaciones que agradezco cuando tu las señalas...adelante!”

Cada uno de sus mensajes era un acicate. Los extrañaré, ahora que desde este 17 de octubre partió a otra dimensión. No sé por qué no me llegué a su casa si vivimos cerca, o la llamé por teléfono. Esté donde esté sabe que es una de las personas de la televisión que mas respeté y respeto. Adiós amiga, me harán falta tus comentarios.