Foto: Reuters
Desde hace 17 años, ciegos cubanos juegan en la isla su versión de béisbol. Una versión algo diferente al juego que conocemos. Mas, demuestra que las limitaciones físicas no impiden que se desarrollen actividades cotidianas y deportivas, cuando de verdad se siente la pasión por ese deporte.
El juego está compuestos por dos equipos de 5 jugadores cada uno, de cualquier edad y género. Cuenta con una pelota de caucho con 6 orificios con un cascabel dentro y un bate. A través de pitidos y aplausos los jugadores se guían y corren hacia las diferentes bases.
En la competencia no hay lanzador, cada quien tira la pelota. Se juega hasta el 7mo. inning, en un terreno normal de béisbol con 4 bases y el home. Todos los out se realizan en la 2da. base, donde el jugador que cubre es un vidente.
Entre otras reglas todos los jugadores deben participar con el anti faz puesto, durante el enfrentamiento y en el banco. Además, tres strike o tres foul es un out.
A decir de Carlos Lorenzo Fuentes, jugador, el béisbol le ha servido como rehabilitación, ayudándolo a desarrollar la orientación en el espacio y a estimular ciertos y determinados receptores auditivos, que lo ayudan después en el quehacer diario.
Foto: Reuters
La aspiración mayor del equipo cubano es que se incluya el béisbol en los próximos juegos paralímpicos en 2020.
El deporte considerado de origen europeo, es introducido en Cuba en el año 2000 por los licenciados Italianos Alfredo Mellit y Patricia Bombardieris, profesores retirados de la vida activa en el Círculo Social José Antonio Echevarría, en la capital cubana.
La pelota para ciegos contribuye al desarrollo de las capacidades físicas, psíquicas, la audición, orientación y la coordinación de los atletas ciegos y débiles visuales, siendo una de las actividades para discapacitados que mejora el desarrollo físico, la recreación y la rehabilitación.
Foto: Reuters