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Compañía Acosta Danza persigue una línea más contemporánea en Cuba

acosta-danzaLa compañía dirigida por el bailarín Carlos Acosta defiende hoy una línea más contemporánea en una temporada que imbrica estrenos mundiales de coreógrafos cubanos con obras de creadores españoles y un estadounidense.

El más sencillo de los estrenos, el dúo Nosotros, de los locales Beatriz García y Raúl Reinoso, cuenta con la interpretación en vivo del compositor José Gavilondo al piano, acompañado por el cellista Alejandro Martínez, pero discursivamente recorre el mismo camino de otros duetos.

Tampoco la nacional Ely Regina Hernández alcanza un discurso propio en Avium, donde como tantos coreógrafos en los siglos XX y XXI, aborda la obsesión humana de compararse con las aves, fuente de innumerables mitos.

El deseo de conquistar el espacio, de llegar a donde la naturaleza no le permite al cuerpo humano, aferrado a la tierra por la gravedad y la carencia de alas, ese otro anhelo de los terrestres, sirven a la joven para hablar de ciclos naturales en la vida, sin importar el género.

Como acierto, el diseño de vestuario se encarga de homogenizar a los danzantes, pero si bien al inicio de Avium la creadora pareciera querer romper con el ballet, entrega el final a las versiones cubanas clásicas de La muerte del cisne, la miniatura coreográfica del ruso Mijail Fokin reinterpretada en todo el planeta.

Nacimiento, desarrollo individual, emparejamiento, pertenencia o identificación con alguien o un grupo, y muerte, pudieran ser abordados sin acudir al mito del ave y a la pieza cliché de Camille Saint-Saëns, empleada en 1907 por Fokin para construir el solo que inmortalizó a Anna Pávlova.

El tercer estreno de la temporada, Twelve, del español Jorge Crecis, combina elementos del deporte y la matemática, a riesgo de parecer por momentos un juego, un experimento o un circo.

La pieza consciente la flexibilidad coreográfica pues es imposible que todos los días los 12 bailarines consigan atrapar en el aire dos docenas de botellas plásticas que se lanzan casi constantemente durante 20 minutos, en ángulos que tampoco pueden ser exactos en cada puesta.

De esta manera, Crecis juega con las emociones del público y los propios danzantes, aunque para algunas escenas no hay ni que saber bailar, dentro de este país un montón de deportistas y artistas de circo sabrían hacer maravillas dentro de esa obra y los mismos conceptos.

El programa titulado Tercera Temporada incluyó las reposiciones de Alrededor no hay nada, del coreógrafo español Goyo Montero sobre poemas de Joaquin Sabina y Vinicius de Moraes; y de End of Time, un lírico neoclásico del estadounidense Ben Stevenson con música de Serguei Rachmaninoff.

Además, presentó otra vez Babbel 2.0, de la creadora catalana María Rovira y partitura original de Salvador Niebla, una pieza creada especialmente para la compañía Acosta Danza.

La agrupación, fundada en 2016, volverá a bailar el citado programa en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso esta noche y mañana 5 de marzo.

(Con información de Prensa Latina)