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Tres dramas del anime que demandan una mirada adulta

Canal USB-17Algunos estudios japoneses siguen haciendo todo lo que pueden para desterrar la idea —ya mítica— de que los dibujos animados son solo un espacio de recreo para chiquillos de primaria y preadolescentes en el umbral de la pubertad. Y ese esfuerzo, cuando menos, debería valorarse.

Basta mirar el calendario de animes reciente para comprobar que cada semana, junto a los infaltables episodios de Naruto, One Piece y los típicos shōnen del momento, asoman también algunas series que demandan una mirada adulta y —lo que resulta más raro aún— lo hacen sin apelar a baños de sangre u otro contenido explícito.

Pues sí. La verdad es que ahora mismo pienso, concretamente, en tres dramas: uno que se despidió hace no mucho, uno que seguirá acompañándonos un rato y otro que ha regresado en forma de segunda temporada.

Pero mejor echémosles un vistazo.

Fune wo Amu

Fune Wo Amu.

Fune Wo Amu.

Género          Drama, Slice of Life
Estudio         Zexcs
Director        Toshimasa Kuroyanagi
Temporada   1 (11 episodios)
Emisión         14 de octubre - 23 de diciembre, 2016

Es curioso. No escuché a casi nadie por aquí, ni de mi entorno en la vida real, hablar mucho de este anime. Pasó más desapercibido de lo que se merece. Tal vez el tema que toca, la creación de un diccionario, fuese a priori algo complicado de digerir, por lo que no me extraña en absoluto que a algunos les haya parecido una serie “aburrida” o “demasiado lenta”.

Sin embargo, cuando comencé a verla, fue como si de repente un tenue rayo de sol se colara en la habitación. Todos sus personajes me resultaron cálidos y luminosos. En especial Majime, ese ratón de biblioteca al que quizá me una la empatía que produce trabajar hilvanando palabras.

Las palabras son importantes. Las palabras están vivas. Cambian con los tiempos y hay algunas que incluso desaparecen, a la par que surgen otras nuevas. Por eso un diccionario es un barco necesario para navegar en el vasto mar que ellas componen.

Tal es la idea que subraya Fune wo Amu desde el principio, aunque quizá en el fondo su argumento apunte a una tesis más honda: las dificultades que sufrimos todos, a veces, para expresar lo que sentimos o queremos, pese a las ventajas inobjetables que nos brinda el lenguaje.

No es que el anime sea perfecto, pues la travesía de su historia no estuvo exenta de escollos. Tal vez le faltó una dosis extra de romance, tal vez un poquito más de tensión. Pero igual hubo en él muchos momentos de tranquilidad que disfruté realmente, como la escena en que Majime conoce a Kaguya a la luz de la luna, o cuando el editor Araki lo “entrevista” pidiéndole que defina la palabra “derecha” (algo mucho más difícil de lo que parece si se piensa con detenimiento).

Por eso, si tuviera que emplear una imagen para describirles la serie les diría que, lejos de la montaña rusa que suelen ser los animes de acción, Fune wo Amu es más como la estrella de un parque de diversiones, que gira acompasadamente para dejarnos ver el paisaje desde una perspectiva que no habíamos contemplado antes.

3-gatsu no Lion

3 gatsu no lion.

3-gatsu no lion.

Género           Deportes, Drama, Comedia, Psicológico
Estudio          Shaft
Directores     Kenjirō Okada y Akiyuki Shinbo
Temporada  1 (22 episodios)
Emisión        8 de octubre, 2016 - (en emisión)

Hace algunos meses, olvidé incluir este anime cuando mencioné los spokons estrenados en el 2016. Y no me arrepiento, porque Sangatsu… (digámoslo así) no parece una serie de deportes o, por lo menos, no comporta una a la usanza.

Basada en el manga de Chika Umino, que este año cumple una década en las páginas de la revista Young Animal, su trama nos sumerge en la vida de Kiriyama Rei, un jugador profesional de shōgi (ajedrez japonés) que a sus 17 años compite en torneos y se esfuerza por ascender en su carrera. Pero decir solo eso sería quedarnos con la envoltura de su sinopsis, cuando la trama gira en torno a la complejidad de las relaciones humanas, el vacío de la soledad y el ajedrez que, en definitiva, es la vida.

Quizá ya hayan leído el manga, quizá no. Si es no, tienen que buscarlo. Ha cosechado premios hasta el hartazgo, y se los merece. Aunque lo mejor de todo es que el anime está a la altura y con él otra vez el estudio Shaft vuelve a demostrarnos que es capaz de hacer grandes cosas. (¿Alguien vio ya las nuevas películas de la saga Monogatari?)

Si no fíjense bien cómo hasta las partidas de shōgi, lejos de ser un espectáculo soporífero o incurrir en excesivos tecnicismos, son reflejadas desde una estética minimalista en la que todo adquiere una dimensión metafórica.

El resultado, desde luego, es un trabajo excepcional, de una calidad serena y conmovedora. Así que para no aburrirlos mucho más con tanto elogio, les diré que Sangatsu… es la serie con la que llené el vacío dejado por Haikyu!!, tras el último punto anotado por Hinata en el tie-break ante el instituto Shiratorizawa. Y ahora temo el día en que también me abandone.

Shōwa Genroku Rakugo Shinjū

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Shōwa Genroku Rakugo Shinjū.

Género         Drama, Histórico
Estudio        Studio Deen
Director       Mamoru Hatakeyama
Temporadas 2 (13 episodios cada una)
Emisión        8 de enero - 1 de abril, 2016

7 de enero, 2017 - (en emisión)

En todo caso, tenemos la doble fortuna de contar al mismo tiempo con este otro anime, que también presenta una historia muy bien contada, a la vez que nos adentra en los entresijos del rakugo.

(A quienes no conozcan el término, les apunto que se trata de una expresión teatral japonesa similar al stand-up americano, pero dos siglos más antigua).

Inspirada en el manga de Haruko Kumota (la misma que diseñó los personajes de Fune wo Amu), parecía una clase de serie y, poco a poco, se fue trasformando en otra… pero sin cambiar. Su mutación no fue un recurso desesperado, como ocurre a veces, para tratar de enganchar al público; sino una idea redonda, bien cocinada de principio a fin.

El gran ingrediente de su receta, por supuesto, no es otro que la intertextualidad de su universo diegético, lo cual suena terriblemente culto, pero significa que el anime posee múltiples lecturas.

Por un lado, nos revela a dos protagonistas que, con sus estigmas del pasado a cuestas, encuentran un hogar en el mundo de un arte moribundo. Por el otro, encara un debate serio sobre la naturaleza del arte y la necesidad que tienen todas las cosas de adaptarse a los tiempos para no afrontar la decadencia.  En tanto, al mismo tiempo ofrece un retrato de la sociedad japonesa a mediados del siglo XX, desde la posguerra hasta la era moderna. Y todo eso, mientras nos volvemos parte de la audiencia que asiste en la pantalla a los monólogos de los rakugokas. ¿Existe acaso mejor ambigüedad que esa?

Los que vieron los 13 episodios de su primera temporada ya saben, como yo, que la segunda continúa pariendo, por detrás de todas sus historias, un relato clásico genial, tan intenso y profundo como el drama de Edipo. Excelente anime, sí señor. Lo voy a agradecer toda la vida, porque necesitamos más series así. Más series que se fijen en sus personajes y procuren contar algo. Más series con tramas profundas y menos clichés. Más adaptaciones de mangas joseis. Más historias como Rakugo.

Para los que no hayan visto este anime la recomendación es sencilla: véanlo ya mismo y no se pierdan el más mínimo detalle. Con sus relatos del folclor japonés entre capítulo y capítulo, es una extraña delicia.

Bonus Track: Kuzu no Honkai

Kuzu no Honkai.

Kuzu no Honkai.

Género    Drama, Escolar, Romance, Psicológico
Estudio   Lerche
Director  Masaomi Ando
Temporada 1 (12 episodios)
Emisión   12 de enero, 2017 - (en emisión)

En realidad, no planeaba sumar esta serie a las tres de arriba, pero algo tiene que me hace seguirla, semana tras semana, por lo cual que me extenderé aún unas líneas para hablarles de ella, si me lo permiten.

En el trabajo anterior, tras el primer episodio, dije algo así como que su trama bordeaba la delgada línea entre un dramita juvenil y un culebrón tremebundo, con la pericia de un experto equilibrista. ¿Recuerdan?

Pues bien, imaginen que en el siguiente capítulo el equilibrista se arrojó al vacío con vocación suicida. Solo que una fracción de segundo antes de romperse la crisma contra el piso apareció una malla salvadora, con ese beso final entre la protagonista y otro personaje que no voy revelar. Mientras, el cuarto y el quinto episodios delataron a una villana más fría y despiadada que las madrastras de Blancanieves y Cenicienta juntas, bajo la piel de una hermosa profesora de instituto.

¿Basta eso para crear un drama recomendable? No sabría decirlo. Pero sí que Kuzu no Honkai se desmarca con ello de los animes de romance en los que abunda el color rosa. Su historia no busca ser tierna o edificante, sino mostrar un cuadro perturbador de la sexualidad en la adolescencia, en el que el amor y el desamor se abrazan a través de claroscuros. Un cuadro en el que las líneas se tornan sinuosas y la geometría variable, y acaban formando —mejor que triángulos— un rombo, o un trapecio, o un poliedro plagado de aristas lacerantes y filosas.

Al erigirse en un espectáculo que se deleita en sus emociones negativas, ese cuadro puede ofrecer a veces una visión incómoda, pero no por ello deja de ser, como las mejores obras del cubismo, igual de absorbente.

Llegados a este punto, algunos de ustedes pensarán que soy raro de narices, que padezco algún trastorno hormonal o que disfruto viendo las películas del siglo de oro del cine mexicano (con Libertad Lamarque y Arturo de Córdova), porque prometí hablar hoy de tres dramas y terminé zumbándoles cuatro. Pero no. La verdad es que solo quería probar que en el mundo del anime hay series  para todos los gustos y también, claro está, para todas las edades. Y que no solo van de personajes con superpoderes, robots que vuelan o muchachitas que cantan. Por eso mismo, en el próximo trabajo estaremos hablando de una de las mejores comedias de todos los tiempos.