Carmen Fiol, la decana de los artesanos en Cuba, falleció el pasado 14 de diciembre a los 92 años. Tuve el privilegio de conocerla, de entrevistarla para un programa televisivo, hace ya algunos años. No sólo disfruté de las maravillas de sus prendas con tejidos apropiados para usar en el trópico, ni de disfrutar sus bordados, pude además conocer desde sus propias vivencias la vida de una costurera antes de 1959.
Eso era Carmen, guantanamera, modista, costurera, y gracias a su talento y tesón se convirtió en una artista que diseñaba y elaboraba piezas increíbles todas hechas a mano. Encajes, alforzas, deshilados, pasacintas, en piezas de lino, hilo, gaza, y otras, basadas en la bata criolla, exhibiendo un derroche de cubanía.
Carmen creó su propia escuela con su Método Anatómico, que aparece plasmado en su libro “Vestir a la medida”, aplicado por muchos de sus colegas como patrón en la labor textil.
“Sus vestidos quedan arropados en el recuerdo de quienes tuvieron el placer de conocerla”, dice una nota del Boletín del Fondo Cubano de Bienes culturales. Tuve la oportunidad de usar sus vestidos: cómodos, frescos, sencillos y llamativos a la vez. Era una maestra en colocar los cuerpos dentro de diseños que ella creaba acorde a la talla y el tipo del cliente.
Se hizo justicia cuando se le consideró artesana emblemática del Fondo Cubano de Bienes Culturales, pues su técnica de ir a la individualidad de cada persona para vestirla, es la lógica actitud de un artesano que se precia de ser artista. No le gustaba hacer producciones en grande, “a todo el mundo no le queda bien lo mismo, me dijo, y ahí está la oportunidad del que siente la creación”.
Es su desempeño de diagramar y coser durante más de 70 años, esta artista vistió a gente del pueblo en su natal, a importantes damas de México y de otras partes del mundo.
Su legado no sólo está en la belleza y utilidad de su obra, sino en la disciplina y el rigor que –según ella- debe tener cualquier artista, sobre todo aquellos que realizan piezas utilitarias. Comentamos cómo a veces por aumentar los ingresos los propios artesanos crean producciones en serie, o no cuidan la terminación de las piezas. Hablamos de la vida de una modista hace 50 años, y de cuanto debía esforzarse. “ Las normas de trabajo hay que respetarlas en cualquier manifestación manual, pero en una costurera su prestigio radica en que la pieza caiga en el cuerpo de la clienta exactamente en sus medidas, buscando siempre un diseño favorecedor”
En la década de los 80 Carmen Fiol ingresó en el Fondo Cubano de Bienes Culturales y la Asociación de Artesanos Artistas de Cuba. Fue distinguida con el Premio Por la Obra de la Vida, la Distinción por la Cultura Nacional, la Medalla de Combatiente de la Clandestinidad, y los premios Manos y el de la Excelencia Artesanal que concede la UNESCO. En 2014, el FCBC le rindió un homenaje durante la XVIII Feria Internacional de Artesanía (FIART). En esta vigésima edición de 2016, piezas suyas reciben al visitante que ingresa en la Sala C del recinto expositivo Pabexpo, como homenaje a quien hizo tanto por el textil en la Isla.