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Confesiones de una delegada: "Con voz y voto dentro del Estado"

Susana Caballero. Foto: Javier Mola.

Susana Caballero. Foto: Javier Mola/ Ahora.

Tenía 26 años. Era la mulatica más popular del batey de Santa Lucía y trabajaba en un Comercio que nunca carecía de buen trato. Hoy pocos recuerdan que Susana Caballero Pupo es su nombre de pila, porque en el año 1976 el pueblo la rebautizó como “Masi, la delegada”.

Un día cualquiera

Susana disfrutaba del ir y venir de los clientes, sin imaginar que aquel día su rutina cambiaría para siempre.

“Estaba trabajando en la tienda y llegó una representante de la FMC, Ana Guevara. De repente me dijo: ‘Yo tengo mi propuesta’. Pareciera que todos los vecinos la escucharon, pues poco tiempo después era la delegada de mi circunscripción con solo 26 años. Cómo iba a imaginar que el pueblo, desde entonces, depositaría toda su confianza en mí”, cuenta Susana aún incrédula.

Transcurría el año 1976 en Cuba. La esencia democrática de la Revolución estremecía la vida pública de la Isla y nacían los Órganos del Poder Popular, porque “es en el pueblo donde reside la soberanía”.

Y se hizo delegada

“Guardo gratos recuerdos de mi trabajo durante estos 35 años. Ha sido una gran responsabilidad, porque mi pueblo en cada proceso electoral me selecciona como su delegada”, asegura la hija del azucarero, una cubana que comenzó a trabajar a los 18 años, con algunos sueños rotos.

“Quería ser maestra e inicié mis estudios en la zona de Minas del Frío, entonces es cuando mi madre fallece y tuve que dedicarme a cuidar cuatro hermanos. Pero mi forma de ser no cambió. Nunca estoy brava, a pesar de los problemas y dificultades que he tenido que afrontar. Y aquí estamos…”, confiesa mientras dibuja en su rostro una irreprochable sonrisa.

Susana Virgen Caballero Pupo es la delegada de la circunscripción 7, de la zona 74, del Consejo Popular 3 de Santa Lucía, municipio de Rafael Freyre, en la provincia de Holguín. Hace 25 años participa activamente en las sesiones de la Asamblea Provincial del Poder Popular en Holguín y ha sido diputada a la Asamblea Nacional en varios mandatos.

“No tengo miedo de pararme y hablar en defensa de mis electores. Soy su voz y una digna representante, pues ellos confían en mí. Pido la palabra y hablo sin reservas en el lugar adecuado, porque tampoco tengo la necesidad de llevar a la Asamblea Nacional cuestiones que en la provincia se pueden resolver”, bien astuta es esta gran mujer.

Cuarenta años después…

“Lo más difícil para Susana -la delegada se autoexamina- en estos 40 años ha sido no haber podido resolver todos los planteamientos. Pero me he caracterizado siempre por no mentir, por no ofrecer cosas que no están en mis manos. Y aunque no hemos resuelto todas las carencias materiales, tengo la satisfacción de haber demostrado que el Estado cubano no desampara a nadie".

"En mi comunidad tenemos un grupo comunitario muy bueno. Hemos sido capaces de caracterizar muy bien a sus pobladores. Trabajamos muy unidos y nunca le damos la espalda a la gente que nos necesita, conversamos con ellos en buena forma. Atiendo siete CDR, pero no todos son iguales. Tenemos que conocerlos muy bien para que nuestra misión sea efectiva”, asegura "Masi".

Gobierno por el pueblo y para el pueblo

“El delegado debe acompañar a su pueblo en cada momento, que se sienta escuchado y respetado. No somos moneditas de oro para caerles bien a todos, pero con maltrato y violencia no se resuelve nada, debemos ponernos enteramente a disposición de la gente, que tanto nos necesita".

“Si el delegado desea tener éxito en su trabajo cotidiano tiene que dar el ejemplo personal. Y rendir cuenta de su gestión desde una posición crítica, ser receptivo. Tiene que concientizar a los ciudadanos a partir de su ejemplo personal. Trabajar mucho más y no descansar”, realmente, ella es incansable, conoce Santa Lucía como la palma de su mano.

Quién siembra amor...

“Hace unos años, cuando mi hermana falleció y en el Hospital Lenin no nos faltó nada, porque no tengo riquezas materiales, pero soy millonaria, del barrio venían los electores a vernos, dispuestos a ofrecernos todo lo que hiciera falta. No tengo con qué pagar esa atención”, asevera.

Y como "la gratitud reverdece en la tierra buena de los humildes", Susana Caballero, la delegada, no se cansa de retribuir. “Todos los cubanos tenemos que agradecerle algo a la Revolución. Y a mí no solo me dio la posibilidad de que mis hermanos, hija y nieta se hicieran hombres y mujeres de bien, sino que me dio la posibilidad de ser representante del pueblo con voz y voto dentro del Estado. Confieso que estoy endeudada”, asegura la delegada.