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Historias de solidaridad guantanamera tras las sonrisas de Evany y Bryan (+ Fotos)

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Evany Yeilín y su padre Juglar Gelats agraden toda la ayuda recibida. Foto: Lorenzo Crespo Silveira.

Evany Yeilín y su padre Juglar Gelats agraden toda la ayuda recibida. Foto: Lorenzo Crespo Silveira.

Por Dairon Martínez Tejeda

Evany Yeilín Gelats Hernández, es una niña de Baracoa que estudia en el Seminternado Conrado Benítez García de Guantánamo. Vino por un traslado temporal hace ya una semana. En su aula se desenvuelve con total libertad y alegría. Pero tras su sonrisa se haya la historia de uno de los tantos niños cubanos, cuyo hogar y escuela destruyó el Huracán Matthew.

Su padre el guantanamero Juglar Gelats Fonseca de 36 años fue quien la trajo a la cabecera municipal, pues la madre baracoense, estaba de misión y dejó la niña bajo los cuidados de sus abuelos maternos Agustina y Domenico, con quienes vivió los días del huracán.

“¡Parece el malecón, parece el malecón!” fueron las primeras palabras que Evany dijo en llamada telefónica a su padre en medio de la tempestad (alude al torrente de agua que caía por los ventanales). Juglar apenas podía disimular su desesperación, el silencio lo abarcaba todo (Baracoa estuvo días incomunicada) y él quería actuar ya.

“Yo veía las informaciones, el desastre, las calles llenas de escombros, casas derrumbadas, la gente que lloraba y pensaba en mi niña, la única ¿cómo estaría ella?, cuenta Juglar. Tomé algunas cosas y fui a buscarla. Partí el viernes en caravana con carbón, comida, ropas, velas, aseo, medicamentos y otras, un maletín repleto.

“El viaje fue memorable, una rastra resbaló en la farola, me metí en un carro cargado de colchones, encerrado en un cuarto de tola con una ventana por siete horas. Pero llegué y apenas Evany me vio se lanzó a mis brazos. Luego con ella de la mano recorrí el barrio.

“Aquel panorama me sacó las lágrimas. Entonces, recuerdo, me quite las gafas y fui rápido donde sus abuelos, los apreté bien fuerte y mientras, me preguntaba cómo se las hicieron para soportarlo todo”, afirma Juglar tragándose las palabras.

“Solo estuve como dos horas y media allá, debía trabajar así que regresé para Guantánamo. Pero no pude concentrarme ni por un segundo, aquellas imágenes no salían de mi cabeza. Apelé a mi jefa en la Unidad Presupuestada de Educación para que me dejara ir de nuevo y traer a Evany conmigo. Accedió y me fui.

“Con mi bebé en casa, corrí al Seminternado Conrado Benítez García y hable con su directora para que no perdiera clases y la acogiera, entonces ella sin pensarlo dos veces la ubicó en un grupo.

“Le comenté que no tenía pañoleta, pero ella me aseguró que no me preocupara. Yo regresé un poco más tarde, y apenas la reconocí, con su pañoleta, peinada y un par de tenis en los pies. ¿Qué es eso?, le pregunté. La directora me dijo que todo era de ella, y me señaló una maleta con ropa, zapatos uniformes... yo solo pude echarme a reír, no lo creía, ni lo esperaba”.

“La niña está cada vez más a gusto, no se quiere ir, y sus compañeros tampoco lo desean, porque ha tenido una acogida acá en el centro y el aula muy positiva”, explicó la maestra Annia Cobas Lujo, jefa de ciclo en el Seminternado.

“Evany es entusiasta, inteligente y no refleja ningún tipo de tristeza. Ella ha logrado integrarse plenamente al grupo", asegura Cobas.

Aliena Fiel Beneguis, maestra de Evany, agregó que vino con algunos atrasos, pero a través de ajustes curriculares y una atención diferenciada de los especialistas del grado, la niña ha logrado sobrepasar las diferencias e incorporarse como una alumna más.

Para Evany Yeilín, los acontecimientos no difieren mucho de la versión adulta y tienen contrastes de pureza infantil: los días de susto y temor vividos bajo en tormenta, el asombro de salir y ver el Castillito, la escuela, las casas sin puertas ni ventanas, y por otro lado, el agrado de ver a papá y mudarse con él y la felicidad de conocer nuevas personas.

Y aunque pronto regresará a su casa en Cabacú, a su Centro Escolar Salvador Pascual Salcedo, no deja tras de sí más que añoranza, por los que sin irse, ya la extrañan, y por Guantánamo, el barrio y la primaria.

Foto: Lorenzo Crespo Silveira.

Bryan tiene seis años. Foto: Lorenzo Crespo Silveira.

Caso II: Bryan, el tímido.

Proveniente de la escuela Rodney Cautín Correa, Bryan Cristian Calderón Rodríguez estudia en primer grado y presenta similar situación. Fruto de la unión entre una residente de la Ciudad Primada y un oriundo de la capital guantanamera, el infante también encontró en el seminternado Conrado Benítez cobijo donde descansar.

Hablamos con él y se muestra callado. "Es tímido, dice su maestra Annia Mena Pérez, pero solo con los adultos, porque si lo ves con sus compañeros de aula parece otra persona: contento, divertido y muy educado, claro.

“Vino con algunos atrasos, pues debería dominar ya las vocales, para comenzar el estudio de las consonantes y formar sonidos o sílabas, pero acá lo hemos incentivado y velamos por su aprendizaje para que no se rezague. Él ha mostrado tener buen rendimiento", explica la educadora.

Natal del reparto Camilo Cienfuegos, Bryan a sus seis años difícilmente pueda retratar con palabras el paisaje que dejó atrás, sin embargo con pocas frases se puede percibir su felicidad, esa que trasmiten sus ojos inocentes de niño mientras juega, responde las preguntas de su maestra u observa entretenido y curioso todo cuanto ocurre a su alrededor.

“Para él, hubo igualmente ayuda, valijas con ropa y zapatos, cariño, paciencia y atención. Muy importante para los infantes de esta edad -apunta la directora del centro -porque estos cambios suelen ser experiencias muy traumatizantes, lo bueno es que en estos casos todo salió a la perfección”.

Por el placer de ayudar

Muchas cosas cambió Matthew a su paso arrollador. Más de una experiencia como la Evany y Bryan se cuentan por ahí. En el municipio Guantánamo Educación ha registrado alrededor de 80 trámites de este tipo, que aunque son algo cotidiano por la actual situación se han flexibilizado bastante.

Para el Seminternado Conrado Benítez y sus más de mil pioneros, esta es la primera ocasión en que acogen a dos niños en condiciones de contingencia, sin embargo, no resulta para nada una tarea difícil o imposible.

Sus educandos al igual que los del resto de la provincia, se las han arreglado para trabajar sin dejar ningún contenido atrasado. El lazo creado con la familia ayudó bastante, pero sobre todo el mayor éxito está en que estas escuelas se han convertido en hogares para estos chicos fuera de los poblados damnificados.

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En su aula de 3ro 6, Evany juega con sus amigos durante el receso docente. Foto: Lorenzo Crespo Silveira.

(Tomado de Venceremos)

Se han publicado 18 comentarios



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  • Roxana dijo:

    Felicidades Dairito buen trabajo, como ellos muchos niños han venido a Guantánamo, conozco algunos que ni quieren irse, porque han sido bien acogidos y tienen nuevas propuestas.

  • ernesto dijo:

    Cuba, que linda es Cuba. Los niños son la esperanza del mundo y por ellos tenemos que hacer lo imposible. Felicidades a los maestros que acogieron a la niña y el niño. !Esos son los maestros cubanos! Y a los padres mis respetos por su actitud.

  • el jose dijo:

    una buena historia....y manera de contar diferente los sucesos...tocar los sentimientos!!!

  • barbara dijo:

    lindos los nenes por ellos vale la pena cualquier sacrificio

  • Hoy dijo:

    Bellas anecdotas de solidaridad cubana. Asi es y debe seguir siendo nuestro pueblo. Amistosos, solidarios, instruidos.¨La solidaridad es una actitud inherente a los hombres de buena volundad.¨

  • La mulatisima dijo:

    Muy lindas historias y muy conmovedoras.Gracias a los maestros que han ayudado a esos niños

  • Azucar dijo:

    Asi somos los cubanos,nos probamos en los momentos dificiles, los retos son para nosotros la fuerza que nos hace crecer.
    Felicidades a todos por ser fieles a nuestros principios.
    Viva la PAZ y la Solidaridad.
    Viva Cuba.

  • CHAVIRO dijo:

    ESA ES CUBA, SU GENTE , SU GENEROSIDAD Y SOLIDARIDAD , ESO LO APRENDIMOS CON NUESTRA REVOLUCIÓN, NOS FALTARAN MUCHAS COSAS, PERO NOS SOBRAN ACTOS DE HUMANIDAD

  • Acel dijo:

    Estas historias sacan las lagrimas a cualquiera que tenga sentimientos. pero sabemos que un cubano es asi, no importa en que parte de la isla viva lo que tenemos lo compartimos y nos ayudamos.Muchas felicidades a todos los alumnos y maestros de esa escuela que no dudaron dos veces, ni con tramites burocraticos que muchas veces entorpecen la obra de la revolucion. Gracias y adelante.

  • francisco dijo:

    Hay que atenderlos y ayudarlos mucho, esa es nuestra semilla ,muchos se quedaron sin nada y el pueblo en general a apoyado en esta recuperacion .De la Empresa y las UEB pertenecientes a mi centro se envio un valija de ayuda desde los primeros dias.La gran mayoria de los trabajadores cooperaron y con disciplina,organizacion,se cumplió con este bello gesto.

  • yaquelin dijo:

    Que historias tan conmovedoras, esa solidaridad es solo de los cubanos. Ojalá pudieramos hacer más por ellos, en villa clara se hizo una valija en mi centro de trabajo.

  • Rubislandy dijo:

    Dos excelentes historias que reflejan nuestra voluntad y la confianza en que juntos todos los cubanos saldremos adelante....

  • taymi dijo:

    Cuanta sensibilidad cabe en el corazón de esos niños y maestros que han a cogido a los niños damnificados. NO se puede espera otra cosa de todo el que ha nacido y crecido en un sistema como este, que tiene entre su principal prioridad al ser humano.
    Te felicito Dairon, mientras leía tus historias y echaba mi lagrimita me decía que estás creciendo rápido, pues cuando logra tocar los sentimientos de la persona, la obra marcha bien.

  • Eduardo dijo:

    este es el tipo de historia que no se van a leer en los medios anticubanos (de adentro o de afuera).

  • carloseduardorl dijo:

    Dairon magnifica forma de contar algo que pudo pasar inadvertido. Grande es la gratitud de los padres a los maestros que acogieron a sus hijos después de vivir el huracan Mattew. Más grande debe ser el reconocimiento a los maestros que abrieron las aulas en las mismas zonas de desastre y hacen todo lo posible por lograr que sus estudiantes no pierdan las clases. Poco o nada se habla de ellos y están ahi, haciendo su trabajo llenos de amor. Gracias por no dejarlos en el olvido.

  • MAYDA GUILLEN L. dijo:

    Nuestros niños son la esperanza y razón de continuar trabajando y luchando por el bien común,, Felicidades!!! a los maestros de esos niños y otros de Baracoa que le fuese afectado su centro por el huracán Mattew y hacen posible una educación significativa de calidad, demostrando integralmente luego del desastre que Si se puede a pesar de las adversidades...

  • Edilia Yamile dijo:

    Esas historias de solidaridad constituyen una más de las tantas que escribimos los cubanos todo elt tiempo, no solo con nuestros coterraneos sino por todo el que lo necesite. Por eso nos marcamos los cubanos, por nuestros valores humanos.

  • riquildo dijo:

    trabajo en una empresa donde luego del paso de Mattew, llueve la solidaridad de todo el Pais, pues por aca se contabilizan y se distribuyen los donativos de todo el pueblo cubano, de cada provincia, municipio, barrio, entidades estatales y cooperativas han llegado los donativos para los dannificados y son bastante. Asi somos los cubanos, solidarios. Gracias a todos aquellos que algo aportaron y aportan. gracias periodista por contar una de las tantas historias vividas por los ninos que sufrieron las afectacuiiones.

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