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Pesimismo y optimismo en la era digital: Cara a cara con un hereje

Alec Ross presentó en el Festival Internacional de Mantua el libro "Il nostro futuro". Foto: Il Giorno.

Alec Ross presentó en el Festival Internacional de Mantua el libro "Il nostro futuro" (Nuestro futuro). Foto: Il Giorno.

Mantova, Italia.-Mantua es mundo aparte, un laberinto de paredes medievales y renacentistas que ofrecen motivos por igual para el júbilo y la melancolía, para la rutina y el asombro. El poeta Virgilio, que condujo a Dante por el Infierno y el Purgatorio, se reconocía mantuano y su fantasma surge de cualquier recodo de estas callejuelas que tienen una desordenada belleza y desembocan siempre en el agua, al abrazo de alguno de los tres lagos que rodean la ciudad. Pesa tanto la historia sobre las piedras de este condado de Lombardía, que difícilmente alguien ubicaría aquí un debate futurista sobre Internet y el mundo globalizado. Y mucho menos, el encontronazo de dos visiones contrapuestas de la era digital, donde una de ellas nos recuerda que las mejores invenciones tienen su contracara oscura, como ocurre con el monstruo de Frankenstein.

A la sombra de antiquísimos palacios ducales se enfrentaron dos visiones poderosas e irreconciliables. La de Alec Ross (44 años), asesor de innovación de Hillary Clinton y estratega para las redes sociales en la campaña que llevó a Barack Obama a la presidencia en 2008. Del otro lado, Evgueni Morozov, bielorruso, profesor en varias universidades estadounidenses y una pesadilla para Silicon Valley, la zona sur del área de la Bahía de San Francisco a la que ha llegado a comparar con la meca del capitalismo y el militarismo mundial: Wall Street y el Pentágono. Los dos intervendrían en espacios privilegiados de la Feria Internacional del Libro de Mantua, pero lo suficientemente separados como para que no se encontraran nunca. De hecho, Morozov terminó hablando en el Festival de la Comunicación de Camogli, otra pequeña ciudad del norte de Italia, pero no dejó plantado a quienes lo esperaban en Mantua.

Gurú de la tecnología que se comporta como tantos predicadores de épocas anteriores, Ross es demasiado optimista sobre lo que los nuevos aparatos pueden conseguir en los lugares más pobres del mundo. Se derrite por las posibilidades de Facebook para “promover la democracia” y derrocar dictadores –desde el Departamento de Estado, él mismo ayudó en la guerra contra Libia que terminó con el asesinato de Gadafi e instauró un paraíso para el Estado Islámico. Habla para el planeta de la clase media, ha comparado a Internet con la guerrilla del Che Guevara y decreta el fin de la privacidad, como una ofrenda soportable en el imperio de Pokémon Go.

“En este momento hay 16 mil millones de dispositivos - teléfonos móviles, tabletas, sistemas de navegación, sensores, etc. -. En cuatro años, este número crecerá a 40 mil millones. En este tipo de mundo nuestra privacidad cae violentamente. Creo que en un mundo sin privacidad se admitirán los fracasos de la humanidad, vamos a aceptar que no somos perfectos, habrá más información y transparencia. Soy una persona que siempre ve el vaso medio lleno”, dice.

Morozov se alista en el bando de los pesimistas, los únicos interesados en cambiar el mundo, “porque los optimistas están encantados con lo que hay”, y se burla directamente de lo que Washington cree que la gente hace con Internet. “Piensan que están todos ocupados bajando reportajes sobre derechos humanos, una idea muy fetichista sobre el uso de los medios. Pero la Internet no es una sola cosa, sino muchas. En algunos contextos es el opio de las masas; en otros, una herramienta poderosa para el espionaje, y en otros, la herramienta para la movilización. La Internet tiene muchas funciones; está integrada por muchas herramientas con muchos usuarios, y su uso depende del ciclo político en el que esté el país o la persona”.

Ten cuidado

Evgeny Morozov. Su libro "Silicon Valley: i signori del silicio" estuvo en la feria de Mantua, Italia.

Evgeny Morozov. Su libro "Silicon Valley: i signori del silicio" ("Silicon Valley: El señor del silicio") estuvo en la feria de Mantua, Italia.

A menudo le han calificado de tecnoescéptico o tecnófobo. Él prefiere presentarse como un hereje digital. Conoce perfectamente el valor de la Internet, pero se niega a admitir que la tecnología por sí misma tiene la capacidad de transformar al mundo, acabar con la pobreza y convertir a cada individuo en un ser tan inteligente como su smartphone. “Pero mi herejía se ha extendido a otros temas. Ya no soy solo un hereje digital; ahora estoy más confortable siéndolo en la política y la economía”, admite Morozov

Parece que le habla a Alec Ross cuando le dice al público, mayoritariamente de jóvenes italianos que tuitean y feibucean sus palabras: “Ten cuidado de convertirte en víctima de una utopía tecnocrática fácil… Este es un problema que va mucho más allá de las diferencias culturales, y que nos lleva a preguntarnos qué tipo de futuro es posible -político, económico y socialmente hablando-, en un mundo en el que las condiciones y los términos reales de ese futuro ya no son establecidos por los estados-nación, sino por las multinacionales en el sector de la tecnología”.

Deberíamos entender que Facebook o Google no son instituciones humanitarias, sino empresas cuyos modelos están basados en la adquisición de los datos, lo que los convierten en grandes centros de poder social. ¿El ciudadano cómo puede defenderse?, pregunta una muchacha. "Fortaleciendo el sector público. Hoy los Estados no tienen experiencia en el desarrollo de los servicios digitales y están facilitando una progresiva privatización de los bienes públicos con la máscara del progreso. Facilitan a los gigantes tecnológicos que hagan cosas que los gobiernos tendrían que hacer ellos y el mismo lenguaje utilizado sirve para enmascarar la naturaleza política de la operación llevada a cabo por estas empresas.”

¿Cómo lo consiguen? “Con los objetos inteligentes, con la llamada ‘Internet de las cosas’ se puede rastrear todo, pero sólo ellos tienen la infraestructura para hacerlo. El propietario de una casa puede investigar si las personas que alojará son fiables: hay empresas que le pueden informar por un cargo adicional. Esto va mucho más allá del control del correo electrónico. Piensen en la ciudad inteligente presente en las agendas de las empresas como Microsoft, HP o Cisco. Todo en estas ciudades del futuro está equipado con sensores. Todo estará registrado. Muchos de los datos que producimos, sin embargo, pueden servir para mejorar el tejido social y los instrumentos públicos. No digo que tendrían que estar todo en las manos de la administración de Estado, pero hay que encontrar el equilibrio correcto. Lo público siempre tiene más posibilidades de ser sometido al control social, que las empresas privadas o multinacionales.”

Todavía no se entiende el alcance de estos temas. La izquierda continúa luchando contra los monstruos del pasado (los que controlan las finanzas, seguros y bienes, etc), pero si no percibe la metamorfosis digital, jamás podrá hacer viables sus luchas contra la alienación capitalista. Morozov cree, y así lo afirma, que Europa ha destruido casi por completo la capacidad de discutir seriamente sobre tecnología en la era digital. Todo es abstracto, basado en la idea de que la economía puede empezar de nuevo si crean diez centros con impresoras 3D. La explosión de programas "inteligentes" - lo "inteligente” es un eufemismo de "privatización"- genera la percepción de que algo mágico sucederá.

“¿Que ese sistema nos distrae y dificulta que nos centremos? Por supuesto. ¿Es un problema de los dispositivos inteligentes? No. Es cuestión del modelo de negocio. Me niego a creer que no haya otra manera de generar comunicación entre la gente sin generar distracción. Sería la derrota de la imaginación. Debemos ser capaces de soñar y pensar en términos que no estén definidos por Silicon Valley. Para mí, en este punto, las empresas de tecnología son como las cadenas de comida rápida, las casas de apuestas o los casinos: crean y manufacturan una adicción que luego tiene unas consecuencias. En el caso de las tecnológicas, la distracción”, sostiene.

“Silicon Valley te venderá cualquier cosa que le permita hacer dinero. Si es con la soledad, te venderá herramientas para hacer dinero con tu soledad. Pocas cosas, hoy en día, no están sujetas al mercantilismo. Silicon Valley crea problemas con una mano que intenta solucionar con la otra vendiéndonos nuevos productos”, concluye Morozov.

Se puede estar de acuerdo o no con esta andanada, pero se siente el aire nuevo con el que enfrenta sin dogmatismo de escuela la vasta realidad que nos circunda. Después de todo no suena tan raro que esto se escuche en tierra de Virgilio, que entendió claramente que el objetivo de los poetas y los filósofos es aparentemente el mismo. Está escrito en piedra en Mantua y es del autor de la Eneida: “Felix qui potuit rerum cognoscere causas” (Feliz quien pudo conocer las causas de las cosas).

Mantua (en italiano Mantova) es la capital de la provincia homónima en la región de Lombardía. Está rodeada en tres de sus lados por lagos formados por el río Mincio.

Mantua (en italiano Mantova) es la capital de la provincia homónima en la región de Lombardía. Está rodeada en tres de sus lados por lagos formados por el río Mincio.

Al Festival Internacional de Literatura de Mantua asistieron unos 130 000 personas. La cifra casi triplica la población del lugar.

Al Festival Internacional de Literatura de Mantua asistieron unos 130 000 personas. La cifra casi triplica la población del lugar.

Mantua fue fundada, según el mito, por Ocnos, hijo de Manto (hija de Tiresias), quien llamó así a la ciudad en honor a su madre. En realidad, Mantua fue fundada por los etruscos, y luego romanizada. El nombre deriva del dios etrusco Mantus, de arides Hades. Después de ser conquistada por los cenómanos, una tribu gala, la ciudad fue conquistada por los romanos entre la Primera y la Segunda Guerras Púnicas. El territorio lo poblaron soldados veteranos de Octavio Augusto, siendo su ciudadano más famoso el poeta Virgilio.

Mantua fue fundada por los etruscos, y luego romanizada. El nombre deriva del dios etrusco Mantus. Después de ser conquistada por los cenómanos, una tribu gala, la ciudad fue conquistada por los romanos entre la Primera y la Segunda Guerras Púnicas. El territorio lo poblaron soldados veteranos de Octavio Augusto y su ciudadano más famoso es el poeta Virgilio.