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Yasmany Lugo: "Esta plata me la creí y salió"

Yasmany Lugo. Foto: Google.

Yasmany Lugo. Foto: Google.

El joven luchador de grecorromana, Yasmany Lugo (98 kg) despidió a Cuba con una agradable medalla de plata en el torneo de lucha olímpica y aseguró que todo empezó cuando “creí que podía ser medallista a este nivel y gracias al trabajo de mis entrenadores”.

“Más que mi actuación, lo más importante es haber ganado por equipos el torneo, algo que jamás habíamos podido lograr”, destacó el pinareño, quien tuvo palabras de elogio para sus entrenadores Raúl Trujillo y Pedro Val, quienes siempre le dieron confianza para obtener un resultado como este después de sus medallas panamericanas y el título mundial juvenil en el 2009.

Al comentar la rivalidad encontrada en su división, donde venció al titular olímpico, Gasem Rezaei, de Irán, y solo perdió con el doble monarca del orbe, el armenio Artur Aleksanyan, el grequista antillano consideró como clave el pensamiento positivo con que salió al colchón.

“Me había encontrado con el campeón olímpico en el mundial de las Vegas el pasado año, pero allí sufrí una lesión. Sabía que iba a ser un combate muy fuerte, pero salí con mente positiva y cuando le gané me dije: aquí no me gana nadie”, apuntó.

“En la final di lo mejor, pero no pude. El armenio es un gran atleta de gran nivel, es el mejor del mundo y el más estable de mi división”, abundó Lugo, admirador desde niño del estilo de lucha de otro grande de la lucha cubana, Filiberto Azcuy, doble titular olímpico.

Sobre la emoción experimentada en la jornada matutina, cuando al pasar por la zona mixta no pudo hacer declaraciones a la prensa, Lugo reconoció que “estaba así porque desde que fui campeón mundial juvenil; no había obtenido el resultado que quería y recibía muchas críticas y no explicaba qué pasaba”.

“La victoria de Ismael Borrero el primer día fue muy importante para el equipo. Él abrió fuego sobre el colchón y luego vino el oro de Mijaín, que era esperado por todos”, dijo uno de los que pelea en los entrenamientos con el tricampeón olímpico.

Sobre el hecho de compartir equipo con el gigante de Herradura, Lugo se sintió honrado: “Con él entreno diario y es mi motor. Si yo puedo aguantarle un tiempo es porque estoy bien. Somos buenos amigos, porque además somos pinareños los dos”.

Con una alegría que describió como la mayor de su carrera deportiva, el flamante subcampeón olímpico imaginó que en su casa “la gente debe haber explotado de felicidad y solo quiero que me reciban con esa misma explosión. Todavía me quedan muchos triunfos por conquistar, pero esta plata me la creí y salió.