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Por un beso de mi padre

Bienaventurados quienes se levanten mañana y puedan darle un beso a su padre. Sí, porque a los padres también se besa. Foto: Yasiel de la Peña/ACN

Bienaventurados quienes se levanten mañana y puedan darle un beso a su padre. Sí, porque a los padres también se besa. Foto: Yasiel de la Peña/ACN

por Carlos Luis Sotolongo

En algún momento de la historia, alguien decidió endilgarles la peor de las cruces, el estigma con que, parece, deberán cargar toda la vida. “Padre es cualquiera”, se escribió o vociferó, nunca se sabrá, sin dilucidar la magnitud del daño que desencadenaba.

“Padre es cualquiera”, martillan a cada rato en plena calle muy en serio o en broma, como si todos pudieran medirse con el mismo rasero. Cuando llega junio, confieso, a veces siento tristeza porque, seamos francos, el día de los padres siempre pasa bajo la sombra, con muchísima menos fanfarria que el de las madres.

“Nadie sabe cuánto daría por un beso de mi padre”, me confesó hace poco un muchacho en una conversación a propósito del día de mañana. Él, que prefirió llamarse Alejandro para contarme su historia, no tuvo la madre que retratan los cuentos infantiles. Para Alejandro, el héroe de su vida fue su papá.

Porque existen padres que también han sido madres, que se erigen como el horcón de la casa, y no precisamente para cuestiones de aseguramiento logístico (he aquí otro estigma), sino como el amigo, el hombro para soportar los sinsabores de la vida, el libro donde buscamos las respuestas a todos los enigmas.

Tal vez este domingo ni Correos de Cuba ni quienes venden flores recauden tanto como el segundo domingo de mayo porque el convencionalismo social indique que a los hombres no se les regalan tarjetas ni rosas. Tal vez sea hora de romper los espejismos que alguna vez comenzaron a imperar.

Bienaventurados quienes se levanten mañana y puedan darle un beso a su padre. Sí, porque a los padres también se besa. Y mucho. Bienaventurados los que suscriben que una de las mayores riquezas del mundo es ser hijo de un buen padre, como expresara el pedagogo español Juan Luis Vives. Bienaventurados los que todavía cuentan con su complicidad. Bienaventurados los que no han tenido que explicarle a un niño que su papá está en una estrella para aliviarle el vacío del último adiós.

padres-e-hijos-05Día de los Padres. Foto: Kaloian

Tomado de Escambray