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Clara Porset reencontrada en Cuba

Foto: Cortesía Factoría Habana.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

Para desgracia del olvido, un lugar de La Habana Vieja acoge desde hace menos de un mes un casi desconocido mobiliario, perteneciente a la diseñadora cubana Clara Porset y rencontrado en la capital y el oriente de la Isla.

Incluidos en la exposición “El eterno retorno”, inaugurada durante la primera Bienal de Diseño de La Habana en el número 308 de la calle O´Reilly, los muebles han devuelto a Cuba a una mujer que encarnó lo más relevante del diseño contemporáneo del siglo XX, vinculada a vanguardias y figuras históricas.

“Se decía que no había nada de su obra en Cuba; hoy podemos afirmar que lo que tenemos en la galería Factoría Habana es solo la punta del iceberg”, explica la responsable de esa instalación de la Oficina del Historiador de La Habana, Concha Fontenla.

De acuerdo con la también curadora de la muestra, muchos textos refieren que Clara Porset fue una artista mexicana, pero “El eterno retorno” reafirma que esa dama de educación exquisita, formación impecable y estelar docencia, era cubana y su arte lo confirma.

Tras acumular incontables cuadernos de trabajo y un exhaustivo estudio de campo, la investigación impulsada por Fontenla y el diseñador Luis Ramírez sobre la vida de Porset terminó siendo una forma de dar a conocer aquí y en el extranjero una etapa que no ha sido suficientemente difundida.

Encargado de la meticulosa recuperación de las obras halladas en La Habana y la Sierra Maestra, Ramírez reitera que era impensable poder encontrar algo así en Cuba: “Aunque se sabía que Clara había hecho esos diseños, pocos creían que todavía existieran porque se trata de piezas que vieron la luz en los años 30 y hasta entrada la década de los 60”.

En el corazón de la Sierra Maestra

Amén de que se localizaron muebles en el Instituto Superior de Arte, la Escuela Nacional de Arte y algunas casas habaneras, según Ramírez el mayor tesoro está en los que fueron redescubiertos en la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos de la Sierra Maestra, fundada por Fidel Castro el 26 de julio de 1960.

“Tuvimos la suerte de encontrar vivo casi todo el mobiliario creado a principios de la Revolución, nada más y nada menos que siendo usado en hogares y escuelas por personas que, en muchos casos, no sabían que poseía un valor artístico, más allá del utilitario”, resalta el especialista.

El mismo paso del tiempo ha constatado la calidad de unos muebles que, construidos en madera y usados intensamente, se mantienen en buen estado.

En tanto, los propietarios de los diseños de Porset defienden con orgullo cada una de esas piezas porque transpiran bien y son prácticas, ligeras y adecuadas a pequeños espacios.

Además, llama la atención que algunos muebles son de algarrobo (algo poco común entonces), y los más finos, de majaguas cubanas azules y verdes, combinadas con cuero talabartero. Ramírez destaca que el hallazgo representa el quehacer de Clara, exhibido en múltiples museos del orbe y reconocido por su riqueza estética, funcional y simbólica.

El claro legado de Clara

Si uno dice que Clara Porset fue arquitecta, diseñadora, profesora, intelectual, aristócrata devenida comunista, emprendedora tenaz y persona impecable, seguramente olvidaría mencionar alguna de las facetas de una cubana universal.

En palabras de la española Fontenla, “El eterno retorno” ha sido solo una introducción digna a Clara porque enseña marcadamente las líneas de una labor moldeada en Cuba, Francia, México, Estados Unidos, China y otras tierras del mundo.

Precisamente porque cree que hay que beber del ideario de la artista matancera nacida en 1895, la experta incluye la exposición en un work in progress que pretende convertirse en un IdeaLAB para la experimentación y el intercambio comunitario, y que llegará a cubrir las tres plantas de Factoría Habana.

Porset tuvo, podría aseverarse, una erudición privilegiada para una mujer. En fecha tan temprana como mayo de 1931, el Auditorium de la Universidad de La Habana la vio exponer un concepto que, en “una evidente prueba de mejoramiento espiritual”, trascendió hasta la actualidad.

Desde su óptica, había que oponerse a la idea de “decorar interiores” porque significaba añadir formas ornamentales con el sólo fin de adornar, mientras “el arte del interior es cuestión de perfección de formas y de relación de masas, no de elementos superpuestos”.

Algo más que definió a quien fuera la esposa del muralista azteca Xavier Guerrero fue la vuelta constante a sus raíces. Por más geografía increíble que conoció y consagración que demostró, la Isla fue el destino final de una siempre humilde Clara Porset. La misma que hoy se revela en un lugar de la Habana Vieja, validando que “mientras más se cultiva un pueblo más desaparece el ornamento”.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

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Foto: Cortesía Factoría Habana.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

Foto: Cortesía Factoría Habana.

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