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Mi Top Five de la Eurocopa (+ Tablas, Fotos y Videos)

logo euro 2016Desde que vio la luz en 1960, la Eurocopa de Fútbol ha regalado mares de emociones, sorpresas y momentos memorables. Especialmente en los partidos decisivos, esos en los que el nervio roza el cielo y solo puede ser domesticado por el temperamento de los grandes.

A continuación, lo dejo con una selección personal de cinco episodios imprescindibles a la hora de resumir la biografía del evento.

El descaro de Panenka

panenkaFue en Yugoslavia, año 76. Checoslovaquia y Alemania Federal se jugaban el trono en la tanda de penales, después de terminar la prórroga abrazados a dos dianas por bando. Los checos habían convertido sus primeros cuatro cobros, y entonces Ulrich Hoeness falló por los teutones. De ese modo, en la bota del bigotudo Antonin Panenka estaba la posibilidad de derrotar a los campeones mundiales comandados por el Kaiser Beckenbauer. ¿Y qué hizo Panenka? ¿Qué locura poética asomó a su cabeza y no halló frenos en su alma? El checo tomó una larguísima carrera de impulso, se lanzó a todo tren sobre el punto penal, pero en vez de apelar al patadón se limitó a acariciar la pelota por su cara inferior y sacó una vaselina que dejó en ridículo el esfuerzo del mejor portero de la época, Sepp Maier. “Solo un loco o un genio puede atreverse a cobrar un tiro penal tan inesperado, en un momento tan crucial como la final de una Eurocopa”, declararía Pelé posteriormente.

La aventura de Dinamarca

dinamarcaUn mes antes de que se inauguraran los insuperables Juegos Olímpicos de Barcelona, Dinamarca dejó al universo con la boca abierta al imponerse en la Eurocopa de 1992. Su asistencia había sido un golpe del azar: los rojos no habían conseguido boleto en la eliminatoria, pero fueron convocados de última hora debido a la exclusión de Yugoslavia, inmersa en la llamada Guerra de los Balcanes. Sorprendidos por la inesperada invitación, los jugadores daneses abandonaron sus vacaciones y acudieron a la carrera a Suecia, la sede de la competición. Les faltaba forma física, y apenas hubo tiempo de trazarse estrategias o aclimatarse mentalmente al torneo. Para colmo, ni siquiera contaban con su estrella Michael Laudrup, quien había renunciado a la selección por discrepancias con el técnico Richard Moller Nielsen. Poco importó eso: en la fase de grupos se gastaron el lujo de eliminar a la Francia de Jean-Pierre Papin, y en las semifinales superaron desde el manchón blanco a Holanda (por Dios, Koeman, Van Basten, Bergkamp, Rijkaard)... Luego, increíblemente, se zamparon a Alemania en la final, y millones de fanáticos debieron pellizcarse para saber que no vivían un sueño.

El zapatazo de Bierhoff

bierhoffOliver Bierhoff tenía una cabeza bendita. Medía 191 centímetros, y encima era alemán. O sea, sabía moverse con firmeza y astucia por el área, y le sobraba sangre fría para dar el testarazo. No obstante, el gol más importante de su vida lo marcó con la zurda. Sí señor: ocurrió en la Eurocopa de 1996 en Inglaterra, cuando la Mannschaft –ya sabemos que siempre hay germanos en el fútbol- remontó la final versus una República Checa crecida y ambiciosa. Se lo cuento: Nedved y compañía ganaban 1-0 hasta que Bierhoff, en calidad de reemplazo, equilibró el score en el 73’... con la cabeza. Por ese camino se llegó al tiempo extra, y una regla novedosa denominada Gol de Oro entró en vigor: esto era, el equipo que primero marcara se acreditaba la victoria. Y lo hizo -para su propia gloria y de su patria- el espigado Bierhoff, que recogió un pase en el área, se volteó de repente y soltó un metrallazo indetenible para aquel buen guardameta, Petr Kouba.

El obsequio del Niño

torres_finalDesde que ganara la Eurocopa del 64, España había ido de fracaso en fracaso, escudándose siempre en una supuesta mala suerte que le impedía el triunfo. Sus futbolistas cargaban contra el arbitraje; los cronistas escribían sobre lo que llamaron "maldición de los cuartos de final". Pero he aquí que en 2008, en el estadio Ernst Happel de Viena, un equipo armado por el sabio Luis Aragonés se despojó del fatalismo jugando a un fútbol refinado (Iniesta, Xavi, Cesc...) que no creyó en la fuerza de Rusia y Holanda, la competitividad de Italia ni el terror de combatir contra Alemania. Era una vieja deuda, y la gloria cayó sobre La Roja al minuto 33, cuando Xavi metió un pase entre líneas para que el Niño Torres superara en velocidad a Phillip Lamm y sorteara la salida de Jens Lehmann con un toque sutil que llevó la pelota a anidarse junto al palo. Empezaba así un idilio con el éxito que se prolongaría al Mundial de 2010 y la Eurocopa posterior. "Al fin -sentenció alguien en As-, una bella historia que contar a los nietos".

La genialidad de Van Basten

Van-Basten-UrssRinat Dassaev fue un arquero impecable. De los mejores que haya visto el que suscribe. Pero el 25 de junio de 1988 no pudo hacer nada contra Dios, que vestido de Marco Van Basten -para mí, el "9" de los nueves- le anotó un gol increíble. Pocas veces se han conseguido dianas de tan alta factura, y mucho menos en la instancia decisiva de un torneo. Holanda aventajaba a los soviéticos 1x0, pero estos últimos perseveraban en el campo con una selección llena de luces. Eso, hasta que apareció el inolvidable Cisne de Utrecht y les endosó aquel golpe irreparable, tras esperar pacientemente a que el balón bajara -como si fuera un centerfield debajo del batazo- y lo empalmara con la diestra para burlarse de un Dassaev trastabillante y vano. Holanda, que venía de un ciclo perdedor con la Naranja Mecánica, se resarcía de cierto modo en el Olímpico de Munich.

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