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Champions League: Diego Godín estará listo mañana para la vuelta de semifinales (+ Video)

Foto: Juan Echeverría / Marca Mundo.

Foto: Juan Echeverría / Marca Mundo.

Por Eduardo J. Castelao

"Trataremos de ver qué más podemos hacer para marcar". Josep Guardiola se marchaba del Vicente Calderón el pasado miércoles estrechando todas las manos que le fueron tendidas, no eran pocas, y atendiendo la visita de algún periodista nostálgico de Barcelona. También con una intención: "Veremos el partido en casa tranquilamente y a ver, a ver...". Lo que quiere ver el entrenador del Bayern es cómo diablos derribar el muro defensivo del Atlético de Madrid, en la ida sólo quebrado por un disparo de Alaba desde más de 35 metros -al larguero- y un cabezazo de Javi Martínez casi de forma consecutiva.

Los demás intentos entran en el terreno de la duda entre ocasión de gol y acercamiento, con más parecido a lo segundo que a lo primero. Así las cosas, y ante el partido de mañana, a los alemanes se les presenta un reto mayúsculo, y es transformar en goles la superioridad que demostraron en casi todas las estadísticas.

Porque un repaso rápido a los números enseña que el Bayern tuvo el balón un 69% del tiempo por apenas el 31% de los rojiblancos, aunque ya se sabe que a Simeone esto le importa más bien poco. Los números también enseñan que el Bayern disparó a portería 19 veces, por apenas 11 del Atlético, aunque ya se sabe que a Simeone esto le importa también más bien poco. Siguiendo con los números, enseñan que el Bayern dio un total de 729 pases en los 94 minutos que se jugaron sobre la hierba, alta y seca, del Vicente Calderón, por apenas 209 del Atlético, con un añadido: el Bayern dio el 90% de esos pases y el Atlético apenas el 71%. Todo eso es verdad, pero hay un último número, esgrimido por el Atlético, que habla de los goles: 0 para el Bayern, 1 para el Atlético. «Las guerras no las ganan quienes más soldados tienen, sino quienes los utilizan mejor», dijo Simeone en la previa, y aunque quedan 90 minutos, de momento sus planes le salen inmaculados.

Tanto que ayer, después del último entrenamiento en España -el equipo viaja hoy por la mañana en un chárter hasta Múnich-, Simeone conoció el alta médica de dos de sus jugadores importantes, dos que no pudieron estar la semana pasada. Godín y Carrasco podrán jugar mañana en el Allianz Arena. El central uruguayo se lesionó el 20 de abril en San Mamés, la segunda lesión muscular en el último mes y medio, y su baja ha trascendido mucho más allá de lo tangible. De hecho, en lo puramente estadístico es donde menos se ha notado, pues primero Lucas y después Savic han mantenido la racha de seis partidos consecutivos sin encajar un gol del equipo rojiblanco.

Pero es innegable el peso de Diego Godín en ese vestuario. Siendo, junto a Koke y desde el pasado verano, el mejor pagado de la plantilla, es el segundo capitán después de Gabi, y refiriéndose a esta competición, fue el primero en hablar de ella con una claridad poco frecuente bajo los dominios del Cholo. «No vamos a tirar nada, vamos a seguir peleando la Liga hasta el final y en la Champions tenemos una ilusión y un sueño muy lindo, que nunca lo escondimos y siempre lo dijimos: intentar ganar una Champions». Estas palabras salieron de su boca el pasado mes de febrero en un acto en la agencia Efe. Godín es el autor de los goles clave de 2014, y en una personalidad tan marcada por la superstición como la de Simeone, eso es capital. El central marcó en Barcelona para ganar la Liga y marcó en la final de Lisboa, un tanto que no sirvió por dos minutos. Por eso el entrenador lo quiere de vuelta y va a ser titular mañana por la noche sí o sí.

Quien no lo tiene tan claro, aunque sí tendrá protagonismo, sea como titular o sea en la segunda parte, es Yannick Carrasco, que también ha superado sus problemas en el tobillo derecho y viajará hoy a Múnich -de hecho viajará toda la plantilla, incluido Tiago, que no tiene el alta médica y ya no parece posible que la tenga de aquí a final de temporada-. El belga le genera a Simeone un quebradero de cabeza, resumido en apostar o bien por ir a marcar un gol, lo cual le pondría la clasificación casi en el bolsillo, o guardárselo para un escenario eventualmente hostil y usarlo en la segunda parte si las cosas van mal. En ese caso, jugaría Augusto, lo cual, visto el rendimiento del argentino en la ida, no termina de ser una mala idea.

(Tomado de El Mundo)