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Real Madrid sucumbe ante el Atlético (+ Video)

El gol del atacante francés desató la ira de los hinchas del Madrid, cuyo equipo quedó muy lejos del Barcelona y sin posibilidades reales de luchar por la liga.

El gol del atacante francés desató la ira de los hinchas del Madrid, cuyo equipo quedó muy lejos del Barcelona y sin posibilidades reales de luchar por la liga.

El Atlético volvió a ganar en el Bernabéu con un gol de Griezmann y provoca el hundimiento blanco en Liga. El estadio estalló contra algunos jugadores y el presidente en un ambiente de crisis. Los de Simeone hacen de Chamartín el patio de su casa con su tercera victoria consecutiva en Liga en campo rival. El Madrid dice adiós al campeonato.

Con la victoria, el Atlético suma 58 puntos y quedó a cinco del Barcelona, que el domingo recibirá al Sevilla.

El Atlético llegó al Bernabéu sin respeto. Como si fuera su casa. Y la verdad es que se lo pueden creer. Chamartín empieza a ser el apartamento en la playa de los rojiblancos, donde acuden un par de veces al año para pasarlo bien. Ayer fue Griezmann como pudo ser cualquiera de los otros que llevaban su misma camiseta. Porque los de Simeone hicieron su partido. El de siempre, el que saben hacer.

¿Que el derbi fue aburrido? ¿Y cómo no va a serlo si unos no supieron y los otros no quisieron? El Madrid lo intentó de inicio, pero sus puñaladas eran a una velocidad irrisoria, más que daño hacían cosquillas a un Atleti diseñado para resistir golpes más duros. Poco a poco los de Simeone se sacudieron el dominio y empezó a asustar. Sacaba la cabeza de debajo de la cama, arañaba el cabecero, pero todavía no daba el susto de muerte.

Es cierto que el Madrid pudo adelantarse, con una doble ocasión de Cristiano de falta y Benzema en el rechace a la media hora. Pero el fútbol no vive de "Y si...". Y Griezmann seguía a lo suyo. Corriendo más que nadie, incrustado en el medio para defender, saliendo como una saeta disparada en cuanto los suyos robaban la bola. Puso en aprietos a Keylor al borde del descanso al encontrar un hueco producto de la inexperiencia blanca.

Por momentos, al ver que el rival tocaba y el público amenazaba, al Madrid le entró la urgencia de presionar, de buscar arriba el robo al rival, de aparentar que corría para aplacar los silbidos. Pero no saben. Porque no lo tienen trabajado y no lo han hecho nunca. Y cuando quieres hacer algo que no sabes hacer, a la desesperada, y con la guillotina descendiendo hacia tu cuello, lo normal es que salga mal.

Al poco de la reanudación Cristiano tuvo una ocasión de las que no suele fallar. Esta temporada hace muchas cosas que antes no solía hacer. Y no buenas, precisamente. Su contribución al juego es residual y se le cuentan más errores y aspavientos en la combinación que aciertos. Aunque no se pueda dudar de su capacidad rematadora y goleadora, da la sensación de ver una llama menos intensa que antes.

Al revés que Griezmann, que cada día brilla más y que se convierte en ídolo del Manzanares con actuaciones como la del Bernabéu. De un saque de banda nació el gol. De un saque de banda que unos se tomaron en serio y otros no. La pasividad de algunos jugadores de blanco contrastó con la velocidad y la mala baba de los atacantes, que firmaron un tratado de gol. Griezmann para Filipe, Filipe devuelve a Griezmann y como Varane y Ramos, ellos sabrán por qué, se inhibieron de su marcaje, el galo no tuvo más remedio que rematar a la red.

Lo que quedó fue una muestra de que el Madrid cada día es menos club de fútbol y más internado psiquiátrico. James se marchó abucheado, Isco con aviso y el equipo quedó en manos de Borja Mayoral, Jesé y Lucas Vázquez, tres chicos de la casa que le pusieron aquello que pasaba por delante de sus compañeros galácticos mientras miraban a la nada. Si el equipo está en ruinas, los que se quedarán a levantar ladrillo a ladrillo la construcción son ellos, los que le pusieron pasión, los que mañana volverán al ostracismo de un club que les ningunea con cierta periodicidad.

Sí, hubo un penalti de Gabi a Danilo. Muy claro. Pero Clos no lo pitó. Y tal vez el Madrid no lo mereció. Keylor evitó el segundo, de Saúl, pero el Atlético se marchó de Concha Espina andando por la puerta y con el cuadro del salón bajo el brazo. Como si fuera suyo. Simeone dejó otra víctima por el camino.

Florentino Pérez, al que el público volvió a pedir que se marche del palco, y algunos jugadores tienen una deuda con los niños. Los que nacieron en época de bonanza, subidos en el dólar y en la burla al vecino, al que se acostumbraron a dar capones con la barbilla. Pero el pequeño ha dado el estirón y no hace más que robarle el bocadillo al Madrid. El equipo no está, pero a Zidane se le espera.

Golazo de Griezmann

(Con información de Marca)