Foto: Jorge Zapata / EFE
El Real Madrid no cumplió con su desesperada misión de seguir el rastro lejano del Barcelona, que el sábado demostró saber sufrir y ganar sin hacer un partido redondo. No como los blancos en La Rosaleda, frágiles una vez más en sus viajes ligueros, el martirio que le ha hecho quedar a nueve puntos (10 con el goal average) del líder azulgrana cuando todavía no se ha consumido febrero. Es el séptimo tropiezo fuera de casa el que más fuerte suena en el suelo, por las consecuencias que tiene para la clasificación y por la mala imagen que lució el equipo de Zinedine Zidane. Tras los sofocos ante el Betis y el Granada (empate y triunfo), el vigor malaguista fue suficiente para frenar al Real Madrid, agotado por el partido de la Champions y con las mismas grietas defensivas que lleva exhibiendo toda la temporada, esté Benítez en el banquillo o el técnico francés.
Si ante la Roma Cristiano Ronaldo aplacó los ánimos italianos con una acción desequilibrante, en Málaga su penalti fallado resultó letal para el Madrid. De la previsible sentencia del partido pasó su equipo a estar expuesto a uno de los sucesivos golpes del Málaga, que otra vez hizo destacar a Keylor Navas. Sin Benzema ni Bale, los blancos quedaron faltos de soluciones en ataque, quizá en el peor partido desde que llegó Zidane. Él, sin embargo, no lo vio tan mal. «No pienso que no hayamos jugado bien. Hemos tenido alguna dificultad, sobre todo en el segundo balón. Nos han dominado en muchas cosas pero no hemos jugado mal. Hemos tenido nuestras oportunidades», subrayó el francés, que no se rinde en la Liga a pesar de la enorme desventaja.
Desde 2013, en la última y tormentosa campaña de Mourinho, no estaba el Real Madrid tan lejos de la cabeza en la jornada 25 (a 16 puntos entonces). «Nunca vamos a bajar los brazos. Quedan muchos puntos, 39 en juego, y vamos a seguir a lo nuestro. Hemos tenido un partido difícil. No vamos a desconectar, eso no existe. Está la Liga y está la Champions y vamos a luchar hasta el final», dijo Zidane después de su segundo empate en tres visitas ligueras. El panorama que tienen por delante los blancos en el campeonato nacional no resulta demasiado estimulante, con partidos aún durísimos en el horizonte. El derbi ante el Atlético el próximo sábado, sin ir más lejos. Con el título imposible, tendrá que afrontar Zidane tales citas como pruebas de cara a la Champions, la única (y bella) bala que le queda al equipo esta temporada. El 0-2 ante la Roma invita al Real Madrid a pensar ya en los cuartos de final, pero el sueño de la Undécima requiere mucho más que lo presentado hasta el momento.
«Tengo que hacer mi análisis con mi equipo de trabajo y reflexionar. Con el trabajo, todos juntos vamos a hacer algo. La Liga vosotros pensáis que está perdida pero yo no lo pienso y los jugadores mucho menos», insiste el entrenador, que apostó sin suerte por reforzar el centro del campo con Mateo Kovacic. El desajuste de las líneas y las piernas cargadas de la Copa de Europa permitieron al Málaga aparecer con mucha frecuencia por el área de Keylor Navas.
«Salimos en todos los campos a jugar de la misma manera. En nuestro campo salen las cosas mejor y el equipo tiene mejores opciones. Los rivales luchan bastante en su casa y lo complican un poco más», reconoció el portero costarricense. «No nos rendimos nunca aunque haya mucha diferencia y vamos a luchar hasta el final», prometió Marcelo al final, sin aparente convencimiento.
(Tomado de El Mundo)