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Real Madrid vence al Athletic 4x2

James y Cristiano celebran un gol, hoy. Foto: Gerard Julien/AFP.

James y Cristiano celebran un gol, hoy. Foto: Gerard Julien/AFP.

Por Orfeo Suárez

La apuesta a ciegas por la jerarquía puede llevar a frivolidades como la de colocar a Carvajal en la izquierda sólo para hacer sitio a Danilo donde más seguro se siente, y provocar que ambos se comportaran durante un tiempo como esos príncipes inseguros que 'sesean' al hablar. Sin embargo, cuando esa jerarquía es consecuencia de la calidad, es muy posible que ofrezca una salida, aunque se trate únicamente de una gota de esencia. Eso fue la izquierda del desaparecido James o la derecha del desubicado Kroos. Dos gotas que tiñeron el marcador de un color diferente al del partido, marcado hasta entonces por el 'tempo' de un Athletic muy seguro de sí mismo. El proyecto de Zidane avanza, pues, con sus tambores de gol en el Bernabéu, pero suenan avisos que no conviene obviar, no sea que haga falta algo más que jerarquía cuando lleguen las cumbres.

Este Athletic, hoy, no lo es, no en el segmento de los 'ochomiles' en el que compite el Madrid. En cambio, se trataba de una prueba interesante por ser un equipo entero, convencido de lo que hace en el campo y nada acomplejado. Lo mejor que ha enfrentado Zidane hasta ahora. En el Bernabéu cumplió con esas credenciales, sin desfigurarse y bien dirigido por Valverde, un entrenador al que seguir. Le faltaron las esencias, porque su buen aroma es producto del trabajo y de las complementariedades. Llegó tanto o más que el Madrid al área contraria durante el primer tiempo, se sobrepuso a un durísimo tanto de Cristiano en todos los sentidos, también en el psicológico, dado el minuto, pero no estuvo afinado en la definición. En este campo eso es pecado.

La facilidad con la que Aduriz encontraba posiciones de remate o Balenziaga devoraba la banda de Danilo eran consecuencia de las debilidades defensivas del Madrid, ya fuera por su baja presión o por las dificultades en el repliegue, que se reproducen cuando el equipo blanco juega sin balón. De hecho, desde la llegada de Zidane, jamás lo había tenido tan poco como en el primer tiempo contra el Athetic. Después del descanso, bajaron las revoluciones del partido, posiblemente como consecuencia del tanto de Kroos, casi en la campana. Todo lo que pasó después, incluso el último gol de Cristiano o el postrero de Elustondo, ni cambiaron sustancialmente el decorado, ni tienen el valor de lo anterior.

El castigo que reflejaba el marcador en el descanso para el Athletic, con dos goles de diferencia, era excesivo después de lo acontencido en el terreno de juego. Previo trámite de Benzema, Cristiano había ejecutado una de las acciones más propias de su catálogo, con recorte en carrera y disparo cruzado, nada más iniciarse el partido. La réplica la fabricó, asimismo, el propio Madrid, en una cesión infantil de Varane a Keylor que aprovechó Eraso. Los nervios atraparon al francés durante buena parte del tiempo, aunque su expulsión fue por dos amonestaciones excesivas del colegiado, dos errores. Tanto Varane como Sergio Ramos sufrieron mucho con los movimientos de Aduriz, que lo hizo todo menos marcar. Pasó, lanzó al larguero y forzó lo mejor de Keylor, incluso en un mano a mano ganado por el costarricense. La madurez de este delantero es ejemplar y merece una oportunidad en el 'casting' de delanteros de La Roja. Es lo justo.

La ausencia de Williams y Raúl García restó variables ofensivas al conjunto de Valverde, pero no presencia en el área, a cuyo balcón llegaba con facilidad de manejo Beñat, siempre con el periscopio en la superficie. Suyo fue el primer tiempo hasta que, ya en el segundo tiempo, aumentó el protagonismo de Modric. El problema para el Athetic llegaba cuando el Madrid conseguía superar la primera presión y encontraba la espalda de sus centrocampistas, el espacio entre líneas. Lo hizo Cristiano, en la izquierda, y en menor medida James, de menos a más hasta su sustitución. Al colombiano correspondió el tanto de mayor tranquilidad para la grada, puesto que deshizo el empate y espantó inquietud del Bernabéu. La tranquilidad fue prácticamente definitiva con la media vuelta en el área de Kroos, pero hay trabajo pendiente para poder hablar de tranquilidad total. Trabajo de equipo, trabajo de Zidane.

(Tomado de El Mundo)