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Strike 3: Cuba de Ávila

José Adolis García, un puntal de los Tigres.

José Adolis García, un puntal de los Tigres.

Ciego de Ávila ganó el campeonato nacional, pero como era de esperar es el equipo Cuba el que estará en la Serie del Caribe. Más de lo mismo. Como cuando desmantelamos a Villa Clara y Pinar del Río, cegados por el afán de la victoria a toda costa.

Dice Roger Machado, y es verdad, que le han puesto en las manos una escuadra superior a la que dirigió en los Panamericanos. Tiene a unos cuantos veteranos, talentos en ascenso, un bullpen decoroso... Tiene a Gracial y José Adolis, que llevan caja quinta en los spikes. Tiene a dos bateadores del “clutch” como Borrero y Yeniet Pérez.

Pero vamos a verlo de otro modo. ¿El elenco que irá a Dominicana es VERDADERAMENTE nuestro campeón doméstico? ¿Se parece siquiera al que venció a la Isla en el séptimo juego del play off? Inevitablemente, la respuesta es “no”.

De los jugadores que celebraron el título en la primavera del estadio José Ramón Cepero y ahora saltarán al césped del Quisqueya, solo hay doce. Menos de la mitad. El machete del “championismo” rompió monte sin reparos, y en el camino cercenó incluso a varios peloteros que merecían hacer el grado.

¿O acaso Abdel Civil, con más de diez años en la cueva de los Tigres, no debió formar parte del roster? ¿Es justo hacer a un lado a Osmar Carrero, el único avileño con tres coronas nacionales (dos con su provincia y una como refuerzo de Pinar)? ¿Cuánto podría pesar este pasaje en la motivación de los más jóvenes, llámense Luis Robert Moiran o Rubén Valdés?

La ambición es humana. A todos nos gusta viajar, representar allende los mares al terruño, recibir recompensa por nuestros esfuerzos. Y hay peloteros cuya única posibilidad de competir internacionalmente se limita a la Serie del Caribe, que es un evento para clubes –no para selecciones- hasta tanto se demuestre lo contrario.

Antes de que aparezcan los sabios de la desinformación, aclaro por enésima vez que los participantes en este certamen NO refuerzan sus rosters, sino que los remiendan a medida que pierden peloteros por requerimientos de sus clubes de Ligas Mayores. Van al evento NO con lo que tienen, sino con lo que pueden. Y que para imponerse siete veces en doce participaciones entre 1949 y 1960, nuestro país apenas necesitó hacer un total de nueve reemplazos.

Ojalá que al final de esta historia, en la noche del siete de febrero, Roger Machado pueda alzar el trofeo que premie sus desvelos. Será emotivo ver la escena, como lo fue cuando Pinar y Urquiola se coronaron antes. Pero siento –y esto voy a decirlo sin cansarme antes de cada Serie del Caribe- que sería un éxito lastrado y engañoso.

Voy a parafrasear lo que escribí aquí mismo en enero pasado: la ecuación debe ser revertida. En República Dominicana, más que “Ciego de Ávila es Cuba”, lo correcto sería decir “Cuba es Ciego de Ávila”.