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Ismael Borrero tiene la palabra

Foto: José L. Anaya.

Foto: José L. Anaya.

Por Rosa María Panadero Vega

Enérgico y de pocas palabras, conversar con el más reciente monarca universal cubano de la lucha grecorromana fue una experiencia inquietante.

El siempre sonriente rostro de Ismael Borrero (59 kg) deja ver signos de un joven soñador que acentuó su condición de figura sobresaliente rumbo a metas futuras.

Aprovechando su estancia en la Ciudad Heroica, JIT tuvo la oportunidad de intercambiar con él en el barrio que lo vio crecer como persona y atleta, en el contexto de un reconocimiento encabezado por la Dirección Provincial de Deportes.

¿Cómo fue el comienzo como grequista?

-Realmente mis inicios fueron en el levantamiento de pesas, en la sala polivalente de esta ciudad, pero el profesor Julio Rodríguez vio en mí cualidades de luchador y me pidió que cambiara de deporte.

"Finalmente me decidí por la modalidad grecorromana y tuve la oportunidad de trabajar con el profesor Humberto Suárez, a quien agradezco mucho porque con él llegué a ser campeón municipal y provincial".

¿Y a nivel nacional?

-Ya en la EIDE, en el año 2004 obtuve medalla de plata en los Juegos Escolares, y al año siguiente gané el oro. De esa época recuerdo a los entrenadores Joaquín Ortiz y al profesor Alexis Camué, porque estos resultados me permitieron ser seleccionado para la ESPA Nacional en el 2006.

¿Cómo asumiste el cambio?

-Esos primeros momentos en La Habana fueron muy difíciles para mí, sobre todo el período de adaptación, pero gracias al apoyo de mis padres y de mi familia en general me mantuve firme y pude seguir adelante. También gracias a los entrenadores Linares, Almanza, Morgado y otros que siempre velaron por mis resultados.

"En el 2010 te estrenas como monarca nacional y eres elegido entre los mejores deportistas de Santiago de Cuba".

¿Cómo recuerdas ese momento?

-Fue un paso importante para mi carrera porque me permitió integrar el equipo nacional al año siguiente, y eso abre las puertas a competencias en el extranjero, donde representas al país en busca de hacerlo bien, porque resulta una oportunidad única.

"Estar en el equipo grande me permitió demostrar mis habilidades, y desde sus filas también fui subcampeón en el 2012 y me coroné nuevamente en el 2013, siempre en busca de consolidarme para eventos de mayor rango".

¿Toronto 2015?

-Los Juegos Panamericanos fueron la competencia más importante del año. La preparación fue buena, me sentía seguro y sabía que podía ganar, pero a veces las cosas no salen como uno piensa.

"Después de ganar mi primer combate las cosas se me fueron complicando, y creo que me falló la táctica. Incluso le había ganado antes al estadounidense Spencer Mango pero ese día no pude. Fue un momento duro para mí, porque además me fui sin medalla, cuando muchos me daban como favorito".

Sin embargo, el mundial de Las Vegas te permitió debutar ante él y lo derrotaste 4-2. ¿Enfrentaste ese combate como revancha?

-Él fue una piedra en el zapato en Toronto, pero sabía que podía ganarle y simplemente lo consideré el primer eslabón hacia el resultado final, porque después vendrían combates mucho más difíciles para mí, contra medallistas mundiales y olímpicos, que exigen el extra. Sabía que tenía que mostrar lo que era capaz de hacer, y finalmente gané los seis enfrentamientos de ese día.

En el combate final dominaste por superioridad técnica al azerí Rovshan Bayramov, uno de los hombres más laureados en la división. ¿Cómo te enfocaste para ese cierre?

-Bayramov es un luchador de clase probada, es doble subcampeón olímpico y cuatro veces medallista mundial, y estaba claro que enfrentarlo no iba a ser tarea fácil, pero mis entrenadores me prepararon tanto táctica como sicológicamente. Néstor Almanza, que estaba en mi esquina, me daba las instrucciones y traté de cumplirlas al pie de la letra. Ya tenía la plata en el bolsillo pero quería el oro.

¿Qué sentiste al escuchar las notas de nuestro Himno Nacional en la Orleans Arena?

-Fue un momento inolvidable, porque es mi primer gran resultado como internacional, no solo la victoria frente al rival que había derrotado sino que con ese triunfo aseguraba además la presencia en los Juegos Olímpicos del año que viene. No tengo palabras para describir el momento, porque además fue la única medalla de oro de la delegación cubana, y eso es un gran orgullo para mí.

¿Expectativas rumbo a Río de Janeiro 2016?

-Me estoy preparando, entrenando fuerte, porque ganar el Campeonato Mundial es el primer paso para resultados superiores. El máximo sueño de un atleta es ser campeón olímpico, por lo tanto es también el mío. Quiero representar a mi provincia, a mi país, y poner en alto el nombre del deporte cubano allí.

(Tomado de Jit)