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Un “dron”, la Sierra del Rosario vista desde el Malecón y la Bienal de La Habana

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No sé si se trataba de una acción plástica planificada, pero haber visto un dron[i] entrando en el recinto de la Catedral de La Habana es un comienzo muy peculiar para iniciar la experiencia de la duodécima bienal de La Habana. Un poco más adelante les contaré sobre este acontecimiento.  Si a ello se adiciona que a finales de la tarde se divisaba perfectamente el contorno de la Sierra del Rosario, desde el lado oeste del malecón habanero entonces hay muy buenos augurios para el evento.  La participación masiva de los cubanos está desde ya garantizada, sobre todo considerando la forma entusiasta y relajada con que el público habanero se ha apropiado de las instalaciones desplegadas en numerosos sitios de la ciudad.

Foto tomada por el autor a un dron del tipo Hycopter mientras este último volaba y filmaba una acción plástica participativa en la Plaza de la Catedral de la Habana durante la 12ma bienal de La Habana. Metafilmación.

Foto tomada por el autor a un dron del tipo Hycopter mientras este último volaba y filmaba una acción plástica participativa en la Plaza de la Catedral de la Habana durante la 12ma bienal de La Habana. Metafilmación.

A las 10 de la mañana convencí a mi hija, para darnos un paseo sin destinos precisos. Estábamos solos en la casa así que nos dispusimos a jugar al tesoro escondido y descubrir las sorpresas que nos anunciaba la presente edición del evento. Pendía sobre mí la tela de araña de la computadora y los correos electrónicos y la niña comenzaba a amodorrarse con la televisión. Sin mucho ceremonial y con lo que habíamos desayunado nos fuimos a explorar la ciudad.

Ya en la Bienal anterior la habíamos pasado muy bien en familia y aunque no nos pudimos sentar en la terraza del árbol sembrado en maceta gigante frente al malecón, recorrimos muchísimos espacios y hasta le tocamos el corazón al Caballo de Troya que invadió el parque de nuestro barrio[ii].  Nos habíamos quedado enganchados porque tal como se propusieron los organizadores la Bienal tomó La Habana y dejó muy alta la varilla.

Conspiraba contra la computadora, el correo y la televisión, la especial paleta de tonos azules de cielo mar que podíamos ver desde el balcón de casa y aunque el sol comenzaba a hacer de las suyas, la humedad parecía darnos un chance. Enrumbamos entonces hacia el malecón con dirección a la Habana Vieja.  Bajando la escalera me sorprendió el periódico Granma con un “Suplemento Especial” que me sirvió inmediatamente de brújula. Digo que me sorprendió porque hacía meses que no lo traían por falta de cartero y por venir acompañado de tan valioso instrumento. De tal forma que nos dirigimos hacia la Plaza de la Catedral para comenzar desde allí el recorrido y de pasada ver lo que estaba pasando en el malecón.

Así estaba el cielo mar habanero en la mañana del 23 de mayo del 2005. Foto tomada a la salida del complejo Morro Cabaña para regresar al centro de la ciudad.

Así estaba el cielo mar habanero en la mañana del 23 de mayo del 2005. Foto tomada a la salida del complejo Morro Cabaña para regresar al centro de la ciudad.

El día comenzaba a ser inspirador porque la semana pasada compartí un “artículo afectivo” sobre los que terminaron llamándose Robles Rosa de la Habana, por fuerza de la imagen y la palabra. Algunos amigos me sugirieron que no perdiera la costumbre de escribir en este espacio de vez en cuando.  La avenida engalanada de banderolas, muchas de las cuales tenían el color de las flores de nuestro árbol, resultó demasiado alegórica. Era como si los organizadores de la Bienal hubieran querido homenajearlos o se hubieran inspirado en ellos o ellas.

Desde la confluencia de la calle 23 y malecón hasta la entrada de la bahía, la acera que da al mar se estaba llenado de numerosas instalaciones.  Un par de enormes flechas, aun en sus arcos se besaban sin el menor rubor y las atalayas para salvavidas y pescadores ya tenían ocupantes instalados con tal posesión del sitio, que no invitaban a que nadie se atreviera a sacarlos de sus puestos.  Una tienda de retazos multicolores, liga de casa de Hansel y Greter con refugio de Alí Babá se defendía del viento y un grupo de palos redondos coloreados con los símbolos de la bandera norteamericana yacían en la acera sin saber aun si ese sería su estado definitivo. Esta imagen trajo a mi mente rápidamente el asta de bandera que desde hace meses se ha levantado en el jardín de la oficina de intereses de ese país, justo en el malecón, la cual espera por el curso de las negociaciones para el restablecimiento de relaciones entre los dos países, y que de alguna manera funciona como una especie de referente artefactual de un proceso político de tal complejidad.

Palos redondeados y pintados alegóricos a la bandera norteamericana dispuestos en forma aparentemente desordenada en el paseo del malecón como parte de las instalaciones de la Bienal

Palos redondeados y pintados alegóricos a la bandera norteamericana dispuestos en forma aparentemente desordenada en el paseo del malecón como parte de las instalaciones de la Bienal

Imágenes y alegorías. Cosmogonías y experiencias de vida median nuestra relación con los objetos y con las vivencias cotidianas y funcionan como prismas de nuestra relación con lo que nos rodea. Fiesta de las sensaciones y de la imaginación que según pude leer en el suplemento especial que después recogería en el Centro Wilfredo Lam al visitarlo esa misma mañana, cuenta la forma en que se concibió esta bienal:  “Entre la idea y la experiencia”.[iii]

Pues bien, y siguiendo con el paseo por el malecón, de todas las instalaciones, la que llamó más particularmente la atención de mi hija fue la “Playainstalación”. Esta acción plástica, performance o como quiera llamársele puede tener repercusiones tan significativas que llegue a amenazar el futuro turístico de la ciudad maravillosa de Rio de Janeiro. Una de las pocas cosas que le faltaba a La Habana en la fantasía de muchos, era el contar con una medialuna llena de arena y de bañistas en tangas a la que pudiéramos acudir sin tener que “fajarnos” con los camellos y los “Ps”.  Pues para romper con el mito de que teníamos que conformarnos con nuestro malecón de roca buena y dura, esta bienal le ha regalado a los habaneros y sus visitantes una playa en pleno Centro Habana.

En una bienal de otras latitudes, una instalación que simula una Playa estaría destinada a ser eso, una “playainstalación”, pero en La Habana, y particularmente en Centro Habana más que instalación, se trata de la realización de una fantasía de muchos y por tanto de dinámicas que no podremos imaginarnos y de las que solo conoceremos en parte pasada la bienal. Por lo pronto ya tenemos algunas imágenes.

La playa de Centro Habana sobre el malecón. 12ma Bienal de la Habana.  Foto tomada por el autor.

La playa de Centro Habana sobre el malecón. 12ma Bienal de la Habana. Foto tomada por el autor.

Aunque las fotos tuve que tomarlas a la vuelta, eran poco más de las 10 y 30 de la mañana y ya los habitantes del barrio y transeúntes habían tomado posesión de las “tumbonas” y disfrutaban de la vista del mar, su olor y se integraban así a la realidad construida de la Bienal que comenzaba a desplegarse en diferentes escenarios.  Al no tener que pagar en “fulas”, la cosa funcionó con aquello del que llegó primero. No sé si hubo gente marcando en la madrugada dado que la playa debe haberse comenzado a “desplegar” con tiempo de antelación.

Por lo llena que estaba la playa centro habanera, imaginé que algunos estarían lamentando que se tratara de algo efímero y que no se hubiera extendido más aEn tu Movilllá de los pocos metros que permitía el espacio más amplio que tiene el malecón, justo unas cuadras antes de la entrada de la Bahía.  De todas maneras está aquello de que no hay nada más permanente que lo transitorio, sobre todo en la cultura del habanero.

En medio de esas conversaciones imaginarias, algún conocedor argumentaría que en definitiva, Río y otras playas de ciudad son en gran medida el resultado de la obra humana y que en algunas de ellas la gente solo se tumba en la arena a mirar la mar y las tangas dada la contaminación de las aguas, así que para nosotros no sería tanto lío llenar el malecón de arena. Además cuando terminaran con el proyecto de limpieza de la bahía, hasta cuando viene a ver se podría uno bañar sin que lo estuvieran regañando. Un matancero hablaría de la experiencia en ese tipo de adecuaciones de sus coterráneos y alguno con más sentido común, desde la punta de una de las tumbonas compartidas  recordaría los ciclones, el reguero de arena tupiendo las alcantarillas  y hasta la pérdida del Libro de Opiano Licario por esos mismos lugares por andar en la bobería.

Mi hija me sacó de tales cavilaciones al anunciarme de nuevos artefactos curiosos y dinámicas “bienaleras”. Justo llegando al final o el principio el malecón nos topamos con el Morro y su faro engalanado con una cinta rosa. Robles Rosa mediante. Esto me trajo a la mente una anécdota que me ocurrió hace unos cuantos años y de la cual emergió un poema como resultado de la caprichosa interacción entre realidad e imaginación.

Banderolas Rosa de la “Zona Franca” que agrupa a expositores de la plástica contemporánea cubana expuesta en el complejo Morro Cabaña.  Al fondo el Morro y la entrada de la Bahía. Foto del autor.

Banderolas Rosa de la “Zona Franca” que agrupa a expositores de la plástica contemporánea cubana expuesta en el complejo Morro Cabaña. Al fondo el Morro y la entrada de la Bahía. Foto del autor.

El cuento es que una amiga me pidió que hiciera la presentación de una revista con una alta carga de temas de sexología y temas relacionados. Lo primero que le dije es que no me consideraba experto en tales cuestiones, pero dada su insistencia y la relación de amistad que nos unía accedí a preparar la dichosa presentación. Me pasé una noche leyendo los artículos de punta a rabo, y no me tomen al pie de la letra la expresión, pero cuando desperté en la mañana pueden imaginar que veía las cosas con cierto prisma. Recuerdan el cuento del papá de Pepito “maestra usted hace unos dibujitos”.  Al despertar, y como resultado del ejercicio estaba más “sexuado”, término repetido hasta la saciedad en el contenido de lo leído. Pues cuando pasé dos veces frente al morro y la bahía pensé. No me había dado cuenta que el faro del Morro es un falo y que la entrada de la bahía es una vagina. Entonces me vino a la mente un poema que comparto con ustedes y que ilustra de alguna manera esa dialéctica relación entre lo que tenemos en la cabeza y lo que nos rodea.

Gallardo, fálico, perenne

Profunda, húmeda, vaginal

Faro y Bahía

Bahía y Faro,

Cópula contenida de mi ciudad.

Yo mismo me sorprendí con aquella mirada y en lugar de ponerme a filosofar sobre los contenidos de la revista le conté al público asistente lo que me había pasado, como evidencia de la importancia de todo lo que decían los que allí presentaban sus trabajos.  Fue mucho mejor que cualquier intento académico de mi parte, especialmente considerando que como bien había dicho a mi amiga, no era un experto en estas cuestiones.

Pues con esa misma perspectiva, al no ser un especialista en temas de arte y cultura, seguiré mi recorrido por la bienal desde una perspectiva de público. En realidad, considerando que lo que cuento ya pasó, de público agradecido y satisfecho, con muchísimas ganas de que llegue mañana mi esposa de viaje para poder compartir también con ella las próximas jornadas.  No les había contado ese detalle. Hace unos días que ando de papá y mamá.

Pues como ya estarán preguntándose que cómo fue eso del “dron”, les cuento que cuando llegamos a la Plaza de la Catedral nos encontramos con cientos de platos de batería en sus soportes formando un enorme ocho en medio de la misma. Es como si hubieran dejado a todos los bateristas de La Habana sin metales. Le tiré fotos a mi compañera de aventura como todos los turistas que allí estaban. Confieso que  sentí cierta decepción porque aunque tamaña muestra de cencerros o como se les llame hablaba de un esfuerzo enorme, de hecho no todos eran platillos originales sino tapas de cazuelas de todos los orígenes incluidas cazuelas coreanas, el efecto visual y plástico no era tan impactante y no puedo explicar por qué. Sentía que faltaba algo.

Instalación realizada con platillos de batería y tapas de cazuelas formando un gran número ocho frente a la Plaza de la Catedral. Foto el autor.

Instalación realizada con platillos de batería y tapas de cazuelas formando un gran número ocho frente a la Plaza de la Catedral. Foto el autor.

Nos fuimos a ver la muestra que se anunciaba en el Centro Wilfredo Lam y allí descubrimos varias cosas muy interesantes.  De todo lo que vimos, llamo la atención sobre una especie de pequeña Capilla Sixtina Africana dibujada por el artista nigeriano Víctor Ekpuk de la que salimos con una sensación de vitalidad y alegría muy especial.  Era un mundo de cocuyos y grillos en medio de una jungla de dos colores que me impresionó muy particularmente por su conexión con nuestros cuentos de güijes y de ceibas misteriosas.  No creo que hubiera algún tipo de sonoridad ambiental instalada pero aun siento los sonidos de los grillos cuando evoco la presencia dentro de este espacio y una sensación de rocío nocturno.

Obra del artista plástico nigeriano Víctor Ekpuk expuesta en el Centro Wilfredo Lam. Foto del autor.

Obra del artista plástico nigeriano Víctor Ekpuk expuesta en el Centro Wilfredo Lam. Foto del autor.

En medio de esta jungla perlada por el resplandor de una noche de Luna nos encontramos con una muchacha de rasgos asiáticos. Se trataba de una coreana del sur, que evidentemente estaba vinculada con la muestra de ese país en la Bienal y que nos entregó un plegable que nos daba detalles sobre la gran tela que cuelga del antiguo edificio del Diario de la Marina donde hoy reside la Casa Editora Abril justo frente al Capitolio.  En días anteriores habíamos pasado frente a la gran tela y había agradecido para mis adentros a la Oficina del Historiador por esa forma elegante de cubrir edificios para repararlos. En realidad me equivocaba porque en este caso se trataba de una instalación de grandes dimensiones del artista Han Sungpil que coloca la paz de una Pagoda sobre un hervidero de personas que llegan y salen hacia Alamar y otros barrios del Este de la ciudad. Un “caballito” se empeñaba parsimoniosamente en mantener la amplia avenida limpia de almendrones y observaba con recelo a aquellos que con peligro de un accidente desviaban su vista de la ruta para enterarse de qué iba aquello de la tela gigante.

Imagen escaneada de la parte delantera del plegable informativo sobre la instalación “Armoniosa Habana” del artista plástico coreano Han Sungpil.

Imagen escaneada de la parte delantera del plegable informativo sobre la instalación “Armoniosa Habana” del artista plástico coreano Han Sungpil.

Sucedieron otras cosas peculiares dentro del Wilfredo Lam y a mi hija le regalaron una hoja de tabaco cuyo aroma ahora me acompaña. En un “laboratorio” instalado en la segunda planta del inmueble daban terapia musical a dos plantas de tabaco. Una recibía música clásica y la otra rock. Me llamó la atención que no hubieran intentado con el regeton.  La señora que cuidaba de la sala fue amable de una manera muy natural y cálida con mi hija. Comprendo, ahora que evoco su rostro y su trato, como una bienal termina siendo una totalidad inseparable entre las obras, los curadores, el público, el personal que cuida las salas, el entorno de la ciudad y las gamas de colores que se le antojen a la naturaleza.

Planta de tabaco expuesta a una terapia musical de rock en el Laboratorio expuesto en el Centro Wilfredo Lam. Foto del autor.

Planta de tabaco expuesta a una terapia musical de rock en el Laboratorio expuesto en el Centro Wilfredo Lam. Foto del autor.

Cuando salimos a la Plaza nuevamente se sentía una algarabía de metales que intentaba armonizarse. ¡Era lo que faltaba de la instalación! Alrededor del “número ocho” que solo podría verse desde una vista a vuelo de pájaro, más de un centenar de jóvenes intentaban una “batucada” de metales, bajo la batuta de un director de orquesta que se las tomaba muy en serio. Sinceramente, el sonido no llegaba a cuajar, pero el esfuerzo era grande y sostenido. Los rodeaban otros jóvenes en sancos en el estilo de la “gigantería” que recorre las plazas cada semana y un inicialmente “objeto volante no identificado” sobrevolaba nuestras cabezas. Se trataba del abejorro, zángano o “dron”  filmador que terminó siendo, posiblemente sin proponérselo, una acción plástica muy particular en medio de la Habana Vieja.  Más que un “vuelo de pájaro” estaríamos ante la presencia de un “vuelo de dron”.

Obsérvese al “dron” justo a la izquierda de la Palma Real que está por encima del Museo Colonial. Foto del autor.

Obsérvese al “dron” justo a la izquierda de la Palma Real que está por encima del Museo Colonial. Foto del autor.

 

El  OVYI (objeto volante ya identificado) volaba desde el Museo Colonial hasta la entrada de la iglesia, se elevaba, bajaba el vuelo y desviaba la atención de muchos de los espectadores. La disonancia voluntariosa de la gran “batería” se acompañaba de un vals aéreo del artefacto que en medio de un sol que comenzaba a rajar las piedras amenazaba con chocar con alguno de los edificios pero lo evitaba siempre de manera casi pícara. 

Parte de los espectadores de la “batucada” se distraen observando el “dron” sobre sus cabezas. El “dron” se ubica a la derecha de la reja del balcón, casi llegando al edificio del Centro Wilfredo Lam. Foto tomada por el autor.

Parte de los espectadores de la “batucada” se distraen observando el “dron” sobre sus cabezas. El “dron” se ubica a la derecha de la reja del balcón, casi llegando al edificio del Centro Wilfredo Lam. Foto tomada por el autor.

En uno de esos paseos por encima de la multitud el “dron” entró en el templo. Herejía, blasfemia, simples tiempos pos modernos. El contraste de luz no me permitió filmar su entrada en el recinto pero como decía mi maestra de pre escolar les juro que lo ví … “que yo lo ví, que yo lo ví, con estos ojos que tengo aquí, de caramelo y de pirulí y la puntica de la nariz”. El “dron” se metió en La Catedral y como no había CVP que lo parara hasta allá llegó.

A mí que no me digan que ese no fue parte del “performance”. Que fue creatividad del “teleconductor”, pues quedará para la imaginación de cada quien, pero que se atrevió a entrar en La Catedral y que lo hizo con cierta picardía, no me queda ninguna duda.  La gran algarabía del final de la batucada cerró el espectáculo con vítores, alegría de los bateristas. El alivio de zafarse del sol rellenó el ala izquierda de la plaza de muchachos satisfechos y sudorosos y el “dron” regresó apaciblemente a las manos de su dueño, como si fuera un perrito travieso mientras este le decía “good boy”,  “good boy”. Aprovechamos la ocasión para regresar a casa a almorzar pues ya era pasado el mediodía. Mi princesa llevaba en sus manos la hoja de tabaco como un tesoro muy especial.

El “dron” y el sol del mediodía sobre la esquina del “rascacielos” que bloquea la vista del mar de la plaza. Foto del autor.

El “dron” y el sol del mediodía sobre la esquina del “rascacielos” que bloquea la vista del mar de la plaza. Foto del autor.

La Sierra del Rosario vista desde el ala oeste del Malecón se las debo. Es algo especialmente plástico y “performántico” que vale un espacio aparte, pero les juro que le dio un toque muy especial a este día de bienal. Eso sucedió en la tarde cuando regresábamos de la jornada vespertina que no me da tiempo a contar ahora. Solo les adelanto que el malecón siguió llenándose de “casos y cosas” no precisamente de casa y que en el poblado de Casa Blanca estaban tratando de terminar una versión local del Guggenheim de Bilbao. Les recomiendo a todos lo que estén en La Habana o que aun tengan tiempo de llegar a la ciudad, que no se lo pierdan   y para todos los que han tenido que ver con la Bienal de algún modo, desde sus organizadores hasta la señora de la sala de los tabacos sometidos a terapia musical,  un abrazo inmenso.

Notas


[i] Vehículo aéreo no tripulado (VANT) o drone en inglés es una aeronave que vuela sin tripulación. La palabra se ha hecho notoria dado el uso indiscriminado por el ejército norteamericano en su guerra contra terceros países como parte de la doctrina intervencionista de guerra preventiva y porque ha generado numerosas víctimas civiles a las que clasifican como “daños colaterales”. Vehículo aéreo no tripulado. (2015, mayo 23). En Wikipedia, la enciclopedia libre. Recuperado a partir de http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Veh%C3%ADculo_a%C3%A9reo_no_tripulado&oldid=82678772 . Recientemente se exhibió un filme sobre el tema sobre las implicaciones éticas de este tipo de intervenciones militares. Existen variantes para usos civiles entre las que se destacan la filmación aérea (Watercutter, A. (2015, marzo 6). Drones Are About to Change How Directors Make Movies. Recuperado 24 de mayo de 2015, a partir dehttp://www.wired.com/2015/03/drone-filmmaking/) de eventos, incluida ahora la Bienal de la Habana.

[ii] Quien se anime puede leer el trabajo aparecido en este mismo espacio durante la 11va Bienal

[iii] Título del trabajo de Jorge Fernández Torres en que se da una visión de los antecedentes, propósitos y desafíos de la Bienal y se le da una especial relevancia a la importancia de la participación de todos los actores para su éxito.

Se han publicado 17 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • yo y otros del interior de la republica dijo:

    ...."La participación masiva de los ¿cubanos? está desde ya garantizada, sobre todo considerando la forma entusiasta y relajada con que el público habanero se ha apropiado de las instalaciones desplegadas en numerosos sitios de la ciudad". ... (el signo de interrogacion lo agregue yo).... , bueno claro los habaneros son tambien cubanos pero el resto que vive en la isla ¿nos consideran cubanos tambien? porque se desprende de que de las Bienales no nos toca nada en vivo ni en directo. Para nosotros mucho trabajo y sacrificio, el guasabeo se queda en la capital

    • cas dijo:

      Yo y etc, etc, rompiste el resentimometro, saludos cas.

      • yo y otros del interior de la republica dijo:

        cas
        con el mismo resentimometro conque los paises pobres calibran a los paises ricos, en realidad me han inculcado casi toda mi vida que el mundo debe ser parejo ¿a ti no?

    • aymimadre dijo:

      Súmesele que hace falta una «visa» para andar por La Habana si eres oriental, de lo contrario, «deportado» para tu propia provincia.

    • alex dijo:

      YO Y TODOS NO SABES QUE CUBA ES LA HABANA Y LO DEMAS AREAS VERDES

  • Joan dijo:

    Mientras perduren los desagues fecales en el litoral habanero o a corta distancia del mismo, del Río Almendares a la Habana del Este, este no será ni una lejana sombra de amenaza para la urbe carioca. Por lo menos, si los posibles bañistas llegan a conocer del hecho. Chala "se la jugó al pegao" bañándose entre Malecón y Blanco y la Playa del Chivo.

  • Observador dijo:

    Vuelvo a preguntar, es legal pasar por la aduana cubana con un dron de este tipo que se comercializan con fines recreativos en muchas tiendas en el exterior?, gracias por cualquier aclaración al respecto.

    • cas dijo:

      Observador, siempre por las ramas, saludos cas.

      • Observador dijo:

        cas y usted siempre por el suelo, pregunté lo del dron porque tengo uno, voy de vacaciones en agosto y quiero llevarlo si es legal, no quiero llevarlo y perderlo en caso de que no sea legal, deje esa costumbre de ver insidia en cualquier comentario, muchas cosas que son legales fuera de Cuba, no lo son en Cuba y muchas que son legales en Cuba no lo son en el extranjero, usted no lo sabía? Por ejemplo, la mayoría de edad comienza después de los 18 años en muchos países y antes de esa edad no se puede comenzar ni a trabajar, ni a conducir, ni el servicio militar y muchos menos casarte por la ley, comprendió mente al revés?

    • Felipe dijo:

      Yo estuve a punto de traer un dron desde Venezuela, me dijeron que se podía pasar, pero al final no llegue a comprarlo.

      • Observador dijo:

        Felipe gracias por responder.

  • Roberto dijo:

    Asi se vive aqui ,a veces tan feliz, a veces casi te arrepientes
    No hay mucha solucion, no hay mucho que entender, aqui todo
    es bien diferente, lalalalalalalalala, gente con swimmm.

  • yamile dijo:

    buenas tardes , vivio en la esquina de crespo y malecon y desde que comenzo la bienal de la habana he disfrutado de la playa de centro habana muy bien esta diseñado esto felicitaciones

  • djaviko81 dijo:

    VIVA EL ARTE

  • Drugos dijo:

    Esto fue una instalación-performance del italiano Micheangelo Pistoletto. Lo que hay en medio de la plaza de la catedral no es un numero ocho, es el simbolo del Tercer Paraiso, que ademas ha arrastrado Pistoletto durante toda su carrera y lo ha construido con disimiles materiales pobres. El dron no es parte de la instalación!!!!!Se llama Helicam. Es un artefacto para documentar la acción plástica. Encima de ella lleva una camara Gopro con un lente de angulo ancho que permite divisar la acción plastica desde arriba. Yo participe del performance como camarografo y fue una experiencia agotadora pero inolvidable. VIVA EL ARTE!!!!!!!!!

  • Graciela Quesada dijo. dijo:

    Graciela; dice estoy recorrindo Mi Habana.precisamente.mi bario.la habana vieja,donde yo megrie.estoy muy emosionadad.pues quiciera corerl y llegar a mi cuba.pero no es pocible.pues el fartol dinero me farta.y unque ase muchos años que sufro.la ucensia de mi patria deceando.regresal a mi cuba,a mi barrio estar con los mio.yo solo tengo el consuelo,de saber de mi cuba gracias a esta cnputadora,vieja.puedo comunicarme.con cubadebate,y con facebook.por eso puedo ver a mi cuba,y les digo gracias por dejarme.espresal.mis centimientos,con ustedes.cubadebate.y facebook Gracias. con todo el respeto que merencen.saludos. Graciela Quesada ,la cubana.
    felicidades a todos los Cubanos, Dios vendiga America.

  • LuisG dijo:

    No se ustedes en Cuba pero yo quedé con el deseo de ver esas fotos pues ninguna aparece, solo los piez de foto.

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Pablo Urbano

Pablo Urbano

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