Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia.
Más de veinte jefes de Estado han confirmado su asistencia a los actos centrales en Moscú por el aniversario setenta de la Victoria sobre el fascismo, refieren despachos periodísticos desde esa capital.
Las fuentes refieren que el Ministerio de Asuntos Exteriores cursó en enero último invitaciones a jefes de Estado y de Gobierno de numerosos países y dirigentes de organismos y organizaciones internacionales.
Lideres de la Comunidad de Estados Independientes y del Grupo BRICS distinguen entre quienes confirmaron su participación en el desfile en la Plaza Roja el 9 de mayo y otras actividades programadas por la efeméride.
De acuerdo con el programa, entre las actividades centrales sobresalen una visita a la Tumba al Soldado Desconocido, el desfile militar en la Plaza Roja y una recepción en el Kremlin.
El presidente del comité de Relaciones Internacionales del Consejo de la Federación de Rusia (Senado), Konstantin Kosachov, denunció las políticas de doble rasero aplicadas por Estados Unidos.
Kosachov, quien arribó el lunes a esta capital al frente de una delegación oficial, declaró a Prensa Latina que Ucrania es un ejemplo claro de la aplicación de dobles estándares de Washington.
Solo unos meses bastaron para demostrar la incongruencias en las posiciones defendidas por la Casa Blanca, estimó el senador ruso, en referencia a las protestas violentas en la plaza Maidan, en el centro de Kiev, entre noviembre de 2013 y febrero de 2014.
En el mencionado periodo, aún se encontraba en el poder el presidente Viktor Yanukovich y la oposición primero ocupó los edificios administrativos en el occidente de Ucrania, después en Kiev y luego en otras regiones, recordó.
Mientras eso ocurría, el mensaje de Estados Unidos a Yanukovich era que de ninguna forma se podía emplear la fuerza contra los civiles, pues debía dialogar con la oposición o dimitir, destacó.
Tan pronto Yanukovich fue sustituido por el millonario Piotr Poroshenko, ocurrió todo lo contrario, acotó Kosachov.
Comenzó otra lógica. A aquellos que en el sureste y en Crimea ocupaban edificios administrativos solo les podía esperar un aplastamiento por la fuerza, sin espacio para el diálogo con ellos porque eran calificados de terroristas, explicó.
De forma más general, estimó, en el caso de Yugoslavia, Estados Unidos consideró que en la década de 1990 al poder llegaron fuerzas nacionalistas con total desprecio a los intereses de las minorías y por ello debían ser destruidas, incluido mediante bombardeos.
Según esa posición, subrayó, lo importante no era la integridad territorial, sino los derechos de las personas que están en peligro.
Pero en el caso de Ucrania, la Casa Blanca emplea un argumento totalmente contrario, pues ahora lo más importante es la integridad territorial y los derechos de quienes no están de acuerdo con la opinión de las autoridades no importa, denunció el senador ruso.
Tenemos la impresión de que Estados Unidos para nada esta interesado en el éxito del proceso de pacificación relacionado con los acuerdos de Minsk del 14 de febrero último, pactados con participación de Rusia, Francia, Alemania y Ucrania.
Washington más bien intenta provocar conflictos y desavenencias adicionales para una vez más presentar a Rusia como el único culpable de la continuidad del diferendo, declaró Kosachov.
La posición de los habitantes del sureste ucraniano, acordadas con el gobierno de Kiev debe ser apoyada por todas las naciones interesadas en el fin de ese conflicto, señaló.
Para ello, es necesario iniciar el diálogo y se debe dejar a un lado la práctica de calificar de terroristas a las personas que viven en el sureste ucraniano y en su lugar considerarlas como una oposición al golpe de estado de febrero de 2014, sugirió.
(Con información de Prensa Latina)