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Antonio Gómez: "Solo tengo mi trabajo y mi actitud"

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Antonio Gómez, "El Loquillo". Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate.

Antonio Gómez, "El Loquillo". Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate.

Por Lilibet Enriquez Infante

El Loquillo entró, se sentó en una silla junto a mí y comenzó hablar sin detenerse, inmediatamente después de darme las buenas tardes.

“Me hicieron una trampa. Yo no me imaginé que yo fuera a ganar el Premio. Llegué a la Upec para hacer la información y todos me decían: ¡Hey Loquillo!, ¿cómo estás? Juana empieza a leer el acta y cuando dice que es de Guanabacoa, yo me dije: si es de ahí yo lo conozco…y empieza a hablar de la trayectoria…pero como muchos compañeros han estado con Fidel…Ya cuando habló de la expedición me decía ¿yo, yo? Aún no me lo creo, me sigo diciendo ¿será verdad que soy yo? Me emocioné mucho, porque hay tantos que se merecen este Premio y yo lo único que he hecho es trabajar”.

Hoy, muchos hablan del camarógrafo de prensa que llegó a la televisión en 1962, como mensajero. “Tenía 17 años y era la candela”. Entonces un camarógrafo que se llamaba Castellanos le decía que se parecía al Pájaro Loco, “y a partir de ahí perdí mi nombre”. Sus padres le decían Ñiquito, pero eran los únicos que le llamaban así. “Lo que ha trascendido es Loquillo, todo el mundo lo conoce así”.

Al poco tiempo de llegar, me cuenta, empecé a colarme en los estudios porque quería aprender y a los 6 meses ya me puse a trabajar como auxiliar. Así estuve hasta el año 1967 cuando pasé un curso de cámara, lo aprobé y pasé a ser camarógrafo en dramatizados, musicales y de todo tipo de programas.

“Ya en el año 70 me pasé al remoto, donde tenía la posibilidad de viajar por todo el país. Fue bonito, porque hacía la pelota y también muchos programas políticos con Fidel, que en esos años hablaba en todas partes y nosotros lo seguíamos. Cuando en el 74 llegó la técnica de videotape, Danilo Sirio me llamó. A partir de ahí empecé a trabajar en el noticiero, cuyo director era Antonio Moltó”.

Desde esa época hasta hoy, El Loquillo guarda muchas anécdotas en coberturas fuera del país: “de corresponsal para Nicaragua, donde estuve como tres años. Luego hice una expedición por el Amazonas con Antonio Núñez Jiménez y anduve más de un año con él por la selva. Después me fui a Panamá, donde viví la invasión en diciembre de 1989. Filmé la retirada de las tropas de Angola, las negociaciones cuatripartitas para la paz en ese país. Estuve dos años en México. Trabajé con Julio Acanda en Tras la huellas de la historia, por todos los lugares en los que estuvo José Martí”.

Aunque dice que todos esos recuerdos han sido importantes en su vida, el rostro se le ilumina distinto cuando habla de la experiencia de permanecer cerca de Fidel en incontables e históricas oportunidades. Me cuenta con un orgullo extremadamente modesto que tuvo el privilegio de ir con él a Irán, a Siria, a Libia, a Angola, a Etiopía.

Se queda pensando un momento, con el ajetreo constante de su cuerpo y sin permanecer quieto en la silla, y me dice: “hay una cosa impresionante de los viajes con Fidel. Cuando él fue a Panamá en el año 2000 y Posada Carriles pretendió volar el paraninfo de la Universidad Nacional de Panamá, donde Fidel daría su discurso. Después se paró y dio el discurso ahí mismo, nunca se amilanó”.

“Fidel era terrible aquí, pero en el exterior era peor, en el sentido de que no paraba ni un momento y dormía muy poco. Es verdad que era tremendo el trabajo, pero también  estimulante, porque él siempre nos hablaba mucho. Era muy gentil el Comandante con el equipo, nos ponía la mano en el hombro y nos comentaba de la importancia del trabajo que hacíamos”.

Cuando Antonio Gómez vio pasar a Fidel el 8 de enero de 1959, no imaginó que tendría la mano en su hombro unos años después. Quien fue el flaco adolescente, vendedor de periódicos y limpiabotas, que tomaba agua con azúcar y andaba descalzo y sin ir a la escuela, porque su familia era tan pobre que tuvo que trabajar desde muy niño, me dice que a veces cree no ser “tan bueno, porque yo no he sabido explicarles esto a las personas. Somos muy malos comunicadores en ese sentido, porque no hemos explicado bien eso a los que no vivieron esa época lo que significó el Triunfo de la Revolución”. Y se le nublan los ojos a punto de las lágrimas.

De eso va a hablar en su discurso, cuando le entreguen el Premio Nacional de Periodismo José Martí este 12 de marzo, “de mi mamá, de la pobreza extrema en la que viví y el único que me salvó de eso fue Fidel Castro”. Confiesa que ha pensado en mil cosas para ese discurso, pero que al final, no va a preparar nada, “porque no voy a leer. Voy a decir algunas cosas, muy sencillas. Como he conversado contigo, sabrás que yo soy muy corto en el verbo. Quisiera tener ahora un verbo como el de Eusebio, pero no lo tengo. Solo tengo mi trabajo y mi actitud”, como si con eso no fuera suficiente. Pero hay tanta humildad en el Loco, que baja la mirada cuando le digo que la historia cubana le agradece tantas imágenes únicas…

“La gente me dice gracias. Y yo les digo: no, gracias a ustedes”. El Loco, que casi siempre olvida mencionar la última palabra de la oración, no me dejó hacerle ni la primera pregunta. Comenzó contándome que le había pasado algo “muy extraño y emocionante”. Mientras trabajaba en la calle con Talía, en Cubadice, las personas me llamaban y me felicitaban. Me llamaron también los Primeros Secretarios del Partido de muchas provincias, amigos de otros países… En estos días me han dicho muchos que se le han asomado las lágrimas.

“Es que este Premio pesa mucho. Yo no te voy a decir que me da más compromiso, porque yo estoy comprometido con mi trabajo y con la Revolución hasta lo último, de verdad. Si me satisface y lo único más que puedo hacer es seguir trabajando y entregándome”, asegura con una seriedad no característica en su personalidad.

“Y yo hago esto –refiriéndose a la entrevista que le solicitamos- porque no quiero ser petulante y no podía quedar mal contigo, pero lo que quiero estar haciendo es andar por ahí trabajando con mi cámara”.

(Con información de Cubaperiodistas)

Se han publicado 10 comentarios



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  • alzuga dijo:

    Felicidades! Gran tipo! Buenos trabajos que le vi hacer en China.

  • GLOPE dijo:

    EXCELENTE HOMBRE, AMIGO, COMPANERO, TE FELICITO HERMANO, TODAVIA ME ACUERDO COMO TE GUSTABA TOMAR REFRESCO CON LECHE CONDENSADA EN NICARAGUA

  • mario dijo:

    felicidades mi hermano, me alegro mucho cuando escuche la noticia y la trampa que te hicieron, tu te lo mereces por la calidad de tu trabajo, y por la leartad a Fidel y la Revolución, FELICIDADES

  • anonimo dijo:

    Muchas felicidades!!!. Te conocí personalmente en la cola del café Tulipán y Panorama, personalmente, porque antes te había conocido por radio, cuando le haciamos phonepatch a los compas de la expedición "Del Amazonas al Caribe" para communicarlos con sus familias aquí. No se si te acordarás aunque sea del indicativo que usabamos (jota-jota). Bueno........aunque no te acuerdes, felicidades. Bien que te mereces ese premio. JJ

  • Taran dijo:

    El reportaje de Julio Acanda sobre el momento de la entrega del premio fue genial.

  • María Cristina Martín dijo:

    El mismo Loquillo q conocí aquí en Nicaragua;trabajador,auténtico,modesto,fiel a sus principios.
    Un abrazo y más felicitaciones por ese merecidísimo reconocimiento desde esta tierra donde aún lo recuerdan con afecto

  • Doriangrey dijo:

    Felicidades, Honor a quien honor merece.

    Saludos

    Dorian JF

  • maru dijo:

    FELICIDADES al Loquillo,el reportaje de Acanda fue muy emotivo, y sus palabras en la entrega del premio nos llegan profundamente a todos.
    ESTAS ENTRE LOS IMPRESINDIBLES.

  • orlando oramas león dijo:

    mi compañero de aventuras y desventuras, premio merecido,que bueno, a tiempo, soy de los que le llamé desde mi actual misión para darle felicidades y compartir su premio, de un muchacho humilde, que la revolución hizo imprescindible en su profesión, loco, un abrazo, teotecacinte, leon, la trinidad, guerra de nicaragua, te recuerdan.

  • cayo dijo:

    Tambien puedes ser premiado solamente por tu honestidad, tu lealtad y tu incansable laboriosidad. Fiel a tu cuna pobre la Revolución y Fidel te salvaron como mismo tu has formado parte de los salvadores de la Revolución con tu cámara y tu ejemplo.

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