Argentina ha denunciado a una empresa farmacéutica estadounidense por haber investigado de manera clandestina sobre los efectos secundarios de unos medicamentos peligrosos en pacientes en un hospital de Buenos Aires, la capital.
Los laboratorios de la compañía Eli Lilly, con sede en el país sudamericano ya se encuentran bajo custodia tras haber sido verificado el polémico experimento de nuevos fármacos sobre los enfermos argentinos sin obtener su consentimiento.
Uno de estos conejillos de indias es el caso de María Beatriz Carbonne, quien se encontraba bajo tratamiento en el Hospital Alemán de Buenos Aires por depresión, donde le prometieron que se pondría mejor mediante una terapia de primera categoría.
Sin embargo, no le informaron de que iba a ser parte de una prueba secreta de drogas para el laboratorio farmacéutico estadounidense.
Curiosamente, al tiempo que Eli Lilly estaba llevando a cabo su experimento en Argentina, estaba siendo perseguida por la Justicia del país norteamericano por llevar a cabo los mismos actos ilegales en varios estados de Estados Unidos, entre ellos Nueva Jersey (noreste) y Alaska (noreste).
Según ha confirmado la abogada de las víctimas argentinas, Patricia Venega, la empresa fue condenada a pagar 62 millones de dólares en los Estados Unidos, sin embargo, sin permisos de las autoridades nacionales cometió los mismos hechos delictivos en Argentina.
Observadores argentinos sostienen que esto revela que directores de Eli Lilly, pese a ser conscientes de los efectos secundarios de sus drogas, emprenden tales experimentos en los países en desarrollo con el objetivo de recoger documentos necesarios para poder defenderse ante tribunales estadounidenses.
(Con información de agencias)