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Dos estrenos mundiales de Danza Contemporánea de Cuba, hoy

danza contempDanza Contemporánea de Cuba (DCC) celebrará hoy el aniversario 56 de su fundación con el estreno mundial de Reversible, de la coreógrafa belga-colombiana Annabelle López Ochoa, y Mercurio, del cubano Julio César Iglesias.

Completará el programa de este 9, 10 y 11 de enero en el Teatro Mella, la pieza titulada Identidad a la menos uno, del creador local George Céspedes, ganador del Premio Iberoamericano de Coreografía 2002.

La primera colaboración de López Ochoa con Cuba se produjo en 2014, cuando montó Celeste para el Ballet Nacional y en el 24 Festival Internacional de Ballet de La Habana presentó además de esa obra, Sombrerísimo, interpretada en esta capital por el Ballet Hispánico de Nueva York.

El alma no tiene género, afirmó la reconocida artista para resumir la esencia de su nueva coreografía, demandante, atractiva, libre y compleja al mismo tiempo, entendible en su discurso y abierta a infinidad de interpretaciones.

Reversible explota la sensualidad, explora y debate sobre lo femenino y lo masculino, con fluidez y hasta cierto halo romántico.

A criterio de la coreógrafa, todos los seres humanos tenemos de los dos géneros aunque en el comportamiento expresemos más uno que el otro, ya sea de manera espontánea o debido a presiones sociales, pero el alma no tiene género, subrayó en declaraciones exclusivas a Prensa Latina.

Mientras López Ochoa usará 17 bailarines, el cubano Iglesias empleará solo seis en el estreno de Mercurio, una pieza de 18 minutos de duración en la cual no se para de bailar al ritmo de una música compuesta por el propio coreógrafo en calidad de disc-jockey.

El título de la obra adelanta pistas sobre posibles aleaciones, insolubles, incompatibilidad, conductividades, o sea, relaciones y lucha entre opuestos.

En 56 años de vida artística, DCC ha demostrado ser más que una suma de bailarines al servicio de un lenguaje universal; pues sus integrantes ostentan una calidad técnica e interpretativa elogiada en múltiples escenarios de Europa y Norteamérica.

Bajo la dirección de Miguel Iglesias, el conjunto amplió su proyección internacional y posibilidades expresivas al emprender intercambios con renombrados coreógrafos extranjeros como Jan Linkens, Kenneth Kuanstrom, Luca Bruni, Rafael Bonachela, Mats Ek y ahora la propia López Ochoa.

La artista con experiencia en compañías de Holanda, Francia, Estados Unidos, España, Colombia y Gran Bretaña, entre muchas, estudió en la escuela del Ballet Real de Flandes en Bélgica y desde los inicios fue aclamada como estrella naciente en la prensa holandesa.

Una de sus obras más elogiadas fue una versión de Un tranvía llamado deseo, para el Ballet escocés, que recibió el Premio South Bank National Arts a la Mejor producción reciente en 2012 y estuvo nominada para el codiciado galardón Laurence Olivier.

El Círculo de Críticos del Premio Nacional de Danza Británico otorgó a esa pieza la categoría de Mejor Coreografía Clásica.

(Con información de Prensa Latina)