Cubadebate

Luis, creo que deberías disminuir las lecturas del Viejo Testamento y adentrarte en el Nuevo porque... bueno, porque te pasas un pelín. El que mata debe morir, pero entonces, quien lo mata, como mató, también debe morir y así suscesivamente hasta la extinción de la raza humana (para gran alegría de los osos polares, pero tristeza para los mosquitos).

Lo que está en discusión acá es otra cosa, los servicios de seguridad pública en EE.UU. tienen una serie de procedimientos (esto es, algoritmos de respuesta ante cada situación) que pautan las acciones a realizar y que tienen un fundamento profundamente lógico.

Los consultores externos se ocupan de comprobar el estado de preparación que tienen las entidades y sus agentes, el dominio que tienen de los procedimientos. La naturaleza d estos, la capacidad de los agentes de actuar en situaciones de estress siguiendo las pautas establecidas por el procedimiento y la efectividad de este son las variables a medir.

Una persona armada, de cualquier edad en un espacio público (como era el caso), es una amenaza, y el procedimiento probablemente indique deshabilitarlo en el uso de esa arma.

Dispararle para ello es una medida extrema que se corresponde con la inminencia de la concresión de esa amenaza y en todo caso, el hacerlo a matar es el más extremo de los casos.

Si las circunstancias no ameritan que esa sea la medida aplicada, entonces hay fuerza excesiva lo cual puede implicar e implica medidas administrativas y judiciales para quien lo comete.

El problema es cuando estos casos se acumulan, porque es indicador de que el entrenamiento, el procedimiento o ambos están mal.