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Moreno Fraginals, la historia y el (in)genio

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FOTO: Cuba ContemporáneaPor Yenys Laura Prieto Velazco

Hace 50 años veía la luz uno de los textos más relevantes dentro de la historiografía cubana. Con la publicación de El ingenio, complejo económico-social cubano del azúcar, Manuel Moreno Fraginals no solo mostraba la posibilidad de restar silencios a la memoria de un país sino también la oportunidad de encontrar en el pasado una ventana para comprender el presente y trazar el futuro.

“Fraginals impulsó una batalla intelectual. Su objetivo era elaborar una historia cubana que fuera más allá de los axiomas, los lugares comunes y los olvidos de la historia tradicional –con sus narraciones sesgadas y sin cuestionamientos– y su nacionalismo sin apellidos”, afirma el doctor Fernando Martínez Heredia mientras revisa, cinco décadas después, la trascendencia de una obra que este año es retomada por la editorial cubana Nuevo Milenio.

“Él comprendió la necesidad de hacer mucho más para entender nuestra historia. Era necesario identificar bien sus procesos y sus eventos, rescatar la vida de millones de personas silenciadas, enderezar algunos tópicos. En fin, contarla completa y comenzar a comprenderla con una conciencia política auténticamente cubana”.

El 6 de octubre de 1964, Ernesto Guevara auguraba en una carta a Moreno Fraginals que su obra El ingenio se convertiría en un clásico. Ya por esa fecha, algunos de sus contemporáneos recuerdan que trabajaba con más de 800 fichas vinculadas a la temática de las plantaciones azucareras en el siglo XVIII, un tópico que lo llevó a adentrarse no solo en el sistema socioeconómico de la agroindustria azucarera cubana sino también en su dimensión cultural.

La cuestión no era tan fácil como parece, argumenta Martínez Heredia. “En la historia como en otros campos se presentó un recetario dogmático en nombre del marxismo, una camisa de fuerza en la que entraban también los análisis historiográficos. Fraginals nos mostró que la investigación histórica podía tener otros contenidos y ser de otro modo. Pienso que defendió una mirada que conecta a la historia con otras disciplinas, ya sea con la epistemología de las ciencias sociales y los diversos campos de la cultura. El libro sigue siendo inspirador a medio siglo de su primera aparición”.

Nueva historia, nuevos historiadores

Foto: Cuba Contemporánea

Según Oscar Zanetti, El ingenio fue recibido con generalizada admiración por los amantes de la historia y causó asombro entre el estudiantado universitario. “No faltaron desde luego las expresiones de desagrado de quienes preferían mantener el quehacer historiográfico dentro del estrecho cauce interpretativo, o de aquellos que, apegados al discurso tradicional, apreciaban construcciones demasiado imaginativas y, sobre todo, una iconoclastia que podía terminar trastocando el panteón nacional”.

En octubre de 1966 Moreno Fraginals ponderaba en uno de sus escritos la necesidad de rearmar las bases sobre las cuales se miraban los procesos históricos. Con tal empeño, insistió en problematizar los esquemas tradicionales.

“La historia escrita de Cuba –no hablamos de la historia real– es un ejemplo concreto de cómo se han manejado los documentos y organizado el conjunto de mitos que constituye nuestra superestructura histórica. Tenemos solo algo más de dos siglos de historiografía cubana, de historia escrita, y casi todas las obras de esos dos siglos responden a los intereses de la oligarquía terrateniente cubana del siglo XVIII –ganadera, tabacalera, azucarera– que deviene, en el XIX y el XX, burguesía nacional”, escribía.

“Moreno no se detiene en describir las relaciones de producción durante este período, sino que va mucho más allá para alcanzar la psicología del esclavo, internado en un barracón, maloliente a ergástula, donde tenía que ocultar sus símbolos religiosos en lugares obscuros y donde las relaciones sexuales se distorsionaban por la escasez de hembras”, escribió el historiador Pedro Pablo Rodríguez al acercarse a la impronta de Fraginals y a su intención de desentrañar la condición humana en cada acontecimiento.

Esa era la idea. Revelar, (re)construir memorias ausentes, romper las ataduras establecidas por el poder. Se situaba de ese modo en un punto apenas explorado en aquel contexto a la hora de asumir el proceso histórico cubano.

El ingenio se había propuesto desentrañar la lógica de aquel acontecer a partir de su eje material, la producción azucarera, aunque entendiendo esta como el fundamento de toda una civilización cuyas manifestaciones socioeconómicas, políticas y culturales debían rastrearse hasta lo más recóndito. Para materializar semejante empeño había consultado documentos ignorados y una literatura poco usual, se hacía gala de un marxismo fresco y penetrante y, por su estilo, el texto se plasmaba en una prosa magistral”, señala Zanetti en el prólogo de la nueva edición.

Según la investigadora cubana Olga Portuondo Zúñiga, Moreno incursionó en otras ramas de la historiografía nacional para dejar valiosos referentes en el campo de la investigación. En él se destaca un fabuloso manejo de la prosa, para tender puentes entre el ejercicio de historiar y la propia literatura.

“Su biografía sobre José Antonio Saco no ha sido superada y fue siempre un hombre abierto a la consulta de todos los jóvenes historiadores. Sin lugar a dudas él, junto a Ramiro Guerra, Julio Le Riverend, Juan Pérez de la Riva y Jorge Ibarra, constituyen el colegio de autoridades más alto en la historiografía cubana del siglo XX”.

“Para los nacientes estudios históricos de la época revolucionaria, se trataba, ante todo, de reinterpretar el pasado desde una perspectiva nacionalista y explicarlo a partir de las categorías del marxismo-leninismo, un esfuerzo que, según la formación de los autores, originó tanto síntesis bastante decorosas como textos francamente deplorables”, nos advierte Zanetti.

Narrar la patria sin ocultamientos

Foto: Cuba Contemporánea

La Habana, noviembre de 2014. Han pasado cinco décadas desde la primera publicación de El ingenio a cargo de la Comisión Nacional Cubana de la Unesco y ahora el libro regresa al público lector a través de una edición ampliada con notas que enriquecen el contenido original. Desde una Plaza en La Habana Vieja, varias generaciones de cubanos recuerdan al autor de una de las obras más reveladoras de la historia insular.

En ese espacio donde se presenta la cuarta edición del libro, Martínez Heredia rememora un día del año 1971 en que Fraginals le explicaba con mucho entusiasmo uno de sus nuevos proyectos. Dijo que pronto iba a terminar un texto que llamaría Sociología del trabajo esclavo. “Él tenía muchas más ideas para desarrollar e investigar que las que están recogidas en los tres tomos de esta obra”.

“En enero de 1964 Manuel Moreno Fraginals culminó la breve pero magistral introducción con la cual completaba la investigación más trascendente que hizo en su vida. Allí expuso lo que pretendía con el libro, el carácter heterodoxo de su aproximación”.

Lo cierto es que El ingenio representó una enorme contribución a los combates culturales de los años 60.

“Pienso que puede ayudarnos mucho, hoy, en varios sentidos; sobre todo, puede ayudarnos a recuperar el orgullo de ser cubanos, porque expresa el patriotismo que tanta falta nos puede hacer en un futuro muy cercano, un patriotismo limpio de banalidades y ocultamientos”, concluye Martínez Heredia.

“Esta obra tiene un alto significado para una generación de historiadores y estudiosos cubanos porque nos señaló con el ejemplo un camino importante”, nos dice el investigador. El ingenio llegó en un momento en el que era casi imposible que se pensara, se discutiera y se planteara un modo auténticamente nuevo de asumir y entender la historia de Cuba.

(Tomado de Cuba Contemporánea)

Se han publicado 4 comentarios



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  • adrián dijo:

    Muy buen artículo, para uno de los libros más significativos de nuestra historia reciente. Me parece justo sobre Fraginals un autor un tanto contradictorio, al menos en los últimos años de su vida.

  • PatriaesHumanidad dijo:

    La leyenda continúa... un gran libro... pero los historiadores incomódos fueron muchas veces silenciados en el quinquenio gris y después. El recién fallecido profesor Loyola (que era uno que no tenía pelos en la lengua y se moría con la verdad historica) habló de esas cosas.
    No obstante, el artículo es sobre El Ingenio, que cambió el rumbo de la historiografía cubana (la vorágine de esos años sesenta) y nos mostró cómo debía ser abordada la historia, aunque muchas veces no fuimos fieles al profe.

  • irraco dijo:

    Yenis Laura, muy buen articulo. Que reconfortante es saber que una eficiente presentadora de temas culturales ha hecho un estudio meritorio de El Ingenio.

  • Rogelio dijo:

    Muy buen artículo y muy oportuno esta nueva edición del Ingenio. Muy útil para comprender de dónde venimos, única forma de poder construir mejor el futuro.
    Tuve un profesor que decía que para ser medianamente culto se necesitaba leer la Biblia, la Ilíada y El Quijote. Yo diría que para conocer medianamente a Cuba y su desarrollo económico y social es necesario leerse EL Ingenio.

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