Presentación de Silvio Rodríguez, Oliver Valdés, Emilio Vega, Jorge Reyes y Jorge Aragón en San Antonio, Artemisa; con Raúl Torres y su grupo como invitados.
Termina el concierto y Madelín sigue gritando. Como cuando empezó. Gritar le mereció el saludo de Silvio, después de algunos intercambios con ella desde el escenario. “Para mí es lo máximo, porque no tiene pelos en la lengua”, dijo después de besarle las manos y la frente. Así lo contaría el trovador en su blog:
Durante todo el concierto una muchacha de voz atronadora pidió "La era", haciendo temblar la tierra. La titulé “La voz del pueblo” y me esperó al final, para tronarme ante los ojos y llorarme en las manos.
Madelín vive en San Antonio, un "llegaipón" en Artemisa, provincia del progreso, como se presenta en unos de los muchos carteles que le anuncian su entrada.
Como la disposición de las casitas ha obedecido al albedrío, no hay calles, y los caminos son sinuosos, de rocas y fango. Para el concierto se cubrió una explanada con un polvillo blanco con aspecto de cal. “El día que pusieron el terreno, ay mijita, los muchachos jugando futbol hasta la noche”, cuenta una señora, como si el terreno se les fuera a ir eventualmente y regresar a las condiciones normales: irregular y pedregoso.
Silvio escogió este lugar para hacer la presentación número 60 de la Gira pos los barrios. Cantó Para Bárbara, Mi son entero y Cuando me enamores, homenajes a Santiago Feliú, Juan Formell y Sara González respectivamente. Cuando le pidieron Unicornio, bromeó: "Déjenme ver si lo encuentro, porque la verdad es que se me perdió".
Durante el concierto una señora desandaba entre la gente: "Yo no voy a fiesta a bailar, yo vengo a recoger mis laticas". El trovador cantaba entonces El Mayor, y un negro viejo empuñó la mano y batió el brazo en el aire, como convocado por un toque de corneta.