Pedro Luis Lazo: Ébano en primavera

Yo ando por el mundo,
pero no sé vivir fuera de Cuba

La fría tarde de su despedida del montículo cubano, que coincidió en el tiempo con Pedro Luis Lazo, El Rascacielos de Cuba, del Centro Hermanos Loynaz, entregué las letras que siguen a continuación, para leerlas en el repleto y entusiasta San Luis; demoré demasiado. Y ahora, cual homenaje retroactivo un tanto actualizado, las pongo a disposición de los lectores:

“Aquella mañana del 15 de abril de 1973, húmeda, fría, de neblinas, cuando el párvulo barboteó sus primeros y desafinados acordes, un rayo de luz penetró el techado, para posarse limpio y llano en la humilde cuna. Entonces Nelson y Emilia reconocieron, con asombro, la disimulada certeza de un cíclope.
Caballos cerreros, piedras al río, estómago insaciable, pasión infinita por vencer en las chinatas, llevárselas consigo y venderlas para buscar duro fríos. Y la pelota, siempre la pelota, que comenzó con mangos verdes. No supo de problemas, vivió feliz hasta donde pudo y un buen día, con solo nueve años, se plantó decidido: “Yo voy a pitchear con el equipo CUBA, y todos vamos a mejorar…”

Quiso ser bateador, pero no le fue bien, hasta que alguien aconsejó el box y en ese momento retumbó la Isla. Después la Pre EIDE, la EIDE, la ESPA y aquellos tortuosos estudios donde solo escapaban, un poquitín, las matemáticas. No fue un modelo, mas se sabía predestinado. “A mí ni vayan a verme, que yo regreso vencedor…” Y cumplió con creces.

Juegos Escolares, Juveniles hasta el Mundial, FORESTALES en 1990-1991 y todas las competencias nacionales e internacionales, vieron erguirse al infinito al más grande lanzador cubano de los últimos cincuenta años, émulo de Méndez, Luque, Dihigo, Camilo Pascual, Vinent, Rogelio y Valdés, entre muchos otros. Y él, con la inicial simpleza, sigue siendo el muchachito de tanta chispa, a quien un buen día llamaron El Jíbaro.

Y llegaron los récords: 257 victorias más 20 salvados, para un promedio de .677 en decisiones favorables, con 33 lechadas en 3 260,1 innings. También escaló la cumbre entre pinareños ponchadores, detrás de Rogelio, delante de Faustino (2 426). Por si fuera poco, aparece entre los diez primeros en más del 90% de los mejores casilleros del pitcheo cubano.

Hasta la luz de hoy, ha sido el más destacado en los play off, el caballo de batalla vueltabajero y de la Isla toda durante veinte campañas. Abridor, relevista largo, intermedio, cerrador hoy y mañana, lo que necesitara el equipo, con excelentes resultados derivados del brazo prodigioso.

Allende los mares, donde andan sabuesos tras los talentos, supo interponer la desidia por lo material. Promesas de millones y oídos sordos. ¡La patria en un puño!

• 21 ganados, 24 salvados, con solo 2 derrotas y promedio de .957
• Único lanzador en cuatro Juegos Olímpicos.
• Dos Centroamericanos.
• Tres Panamericanos.
• Cinco Campeonatos Mundiales.
• Cinco Copas Intercontinentales.
• Dos Clásicos Mundiales.
• Cuatro topes contra ESTADOS UNIDOS.
• Juegos contra LOS ORIOLES DE BALTIMORE.
• Juego de exhibición, a las órdenes del manager Fidel Castro, contra el director venezolano Hugo Chávez.
• Tres Preolímpicos.
• 1 Pre Panamericano.
• Otros torneos en cuatro continentes.

Pero no bastan los récords, necesita seguir entre los suyos. A la hora del despido, recorriendo los municipios pinareños, niños, ancianos, jóvenes, mujeres, todos en un haz rindieron culto a sus encantos. Lo atestiguan más de 150 centros laborales y escolares; se habían planificado 99. Y no quedó ahí, pues el pueblo, desbordado por su héroe, le rinde los honores que merece y él, con la franca sonrisa a lo Bola de Nieve, les entrega el corazón, en franca comunión para la historia.

Quien lo dudase, pudo indagar por Marcelito en Consolación del Sur (lamentablemente ya fallecido), por los niños sin amparo filial en la calle “Rafael Morales”, a la vecinita que corea Lazo, Lazo, o, si lo prefiere, a una masa humana que lo acompaña siempre, porque si de algo debemos estar convencidos es que Pedro Luis Lazo Iglesias, el hijo de Nelson y Emilia, esposo de Ismary, padre de Lorena y de Lismarys, llegó para quedarse en todos los cubanos, y enriquecer nuestra cultura.

¡Agradecidos gigante de Río Feo, Rascacielos Pinareño y de Cuba! Cuenta con tu pueblo, al que nada has negado, y se rinde humilde ante ti, con el entusiasmo de aquellos primeros lanzamientos. El Capitán San Luis, triste y alegre, día a día te ofrece clarinadas al futuro y, allá en el horizonte, espera por otros como tú, que también serán irrepetibles y ayudarás a crear. ¡Bellas paradojas de la existencia! ÉBANO EN PRIMAVERA…”