Decenas de militares reservistas de la unidad de inteligencia "8.200", considerada más prestigiosa de Israel, difundieron una carta abierta en la que le informan al premier Benjamin Netanyahu que no quieren espiar más a los palestinos de Cisjordania.
Un vocero de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) definió rápidamente el gesto como un "acto de moralidad".
Cuando se enrolaron, escriben los reservistas, estaban convencidos de que su tarea fuera esencialmente preventiva, o sea vinculada al esfuerzo constante de impedir atentados y salvar vidas inocentes.
En cambio, con el tiempo llegaron a la conclusión de que la finalidad principal de su trabajo es "perpetuar la ocupación militar israelí en los Territorios".
Así, la decisión: no prestarán más servicio en la "8.200" aunque se prevé que serán objeto de retorsiones.
Muchos de ellos son empleados en empresas de alta tecnología, donde correrán el riesgo de volverse "indeseados".
"La población palestina está del todo expuesta al espionaje y al control de la inteligencia israelí" sostienen los 43 reservistas firmantes de la carta abierta, en su mayoría oficiales, todos especializados en el monitoreo de llamadas telefónicas, mensajes de fax o sms, comunicaciones vía web y también en código.
Y aclaran que este es "a diferencia de lo que ocurre para los ciudadanos israelíes (recordando las denuncias sobre la agencia estadounidense NSA impulsadas por el analista Edward Snowden) sobre quienes no hay control alguno de recepción de informaciones y su utilización, que estén o no involucrados en violencia".
Las vidas de personas inocentes, advierten estos veteranos israelíes, pueden ser afectadas por iniciativa de reclutas de apenas 20 años.
El material recogido, agregan "puede ser utilizado para persecuciones políticas o para estimular divisiones en la sociedad palestina".
En una ofensiva mediática bien estudiada (la carta fue reproducida de inmediato por los medios más importantes y también la agencia palestina Maan le dedicó amplio espacio) ofrecieron ejemplos prácticos.
El objetivo de este espionaje, afirmaron algunos de ellos protegidos por el anonimato al diario Yediot Ahronot, es entre otros buscar quien puede ser chantajeado entre los palestinos, por sus preferencias sexuales, por traiciones conyugales, o porque se encuentra en estado de necesidad.
Aunque sean del todo inocentes, arriesgan caer igualmente en las redes de la inteligencia israelí si entre sus conocidos hubiera elementos que interesan directamente a los servicios secretos.
En la base de la "8200" hay militares encargados de familiarizarse con todos los aspectos de su vida privada.
"Me parecía, confesó a Yediot Ahronot uno de los veteranos de la unidad, haberme transformado en uno de los protagonistas de 'La vida de los otros'", el film sobre las actividades de la Stasi, la omnipresente policía secreta en la Alemania del este.
En la propia radio de las fuerzas armadas, Galey Zahal, uno de los impulsores de la protesta fue invitado a ilustrar los objetivos de la revelación.
El vocero de las fuerzas armadas estimó que se trata de una iniciativa de pocos efectivos y dijo estar sorprendido de que no haya expresado sus dudas a los superiores directos antes de dirigirse a la prensa.
En los entrenamientos, agregó, se ven a fondo las implicaciones éticas de sus actividades.
Fuentes militares acusaron al grupo de haber usado indebidamente sus atribuciones para "finalidades políticas extrañas".
Desde la oficina de Netanyahu y del Estado Mayor no llegó comentario alguno sobre la carta, mientras que el vocero de la ANP, Adnan Dmiri, observó que "si entre los israelíes hay 43 soldados que rechazan la idea de la ocupación, se trata de un acto de moralidad ... un gesto humanitario hacia un pueblo oprimido".
(Con información de ANSA)