Cubadebate

La compositora cubana Marta Valdés, una de las grandes exponentes de la canción popular de la Isla, acaba de abrir un blog que ha titulado Palabras de Marta Valdés, y donde registra la discografía de su obra, partituras y otros detalles que comparte con sus admiradores.

El blog es una rareza documental. Marta, que acaba de cumplir 80 años, es la autora de clásicos como "Llora", "Palabras" y "Tengo", "además de una descubridora, promotora, comentarista de fino lápiz, orientadora, acogedora y amiga del buen artista", según el musicólogo Alberto Faya.

El primer comentario que registra su blog Palabras de Marta Valdés es de Silvio Rodríguez, quien escribe:

"Querida Marta, puede que el mundo virtual fuera el único que te faltara por conquistar (hace mucho lanzaste a lo eterno una canción desde otro). Bienvenida y gracias."

La primera colaboración de Marta en el ciberespacio cubano fue con Cubadebate, donde ha mantenido una columna desde el 2009. Una selección de sus crónicas en este espacio acaban de publicarse en el libro Palabras, de Ediciones Unión.

Durante los homenajes por sus 80 cumpleaños, Marta recibió una cariñosa carta del Presidente cubano Raúl Castro.

En el blog, Marta explica por qué ha decidió emprender esta aventura en la web:

Finalizando el tercer lustro del siglo XXI, a pocos meses de conmemorar el arribo a los sesenta años de mi actividad como compositora e intérprete, encuentro, gracias a este mapa donde queda plasmado el itinerario más reciente recorrido por algunas de mis canciones que, en materia de comunicación entre los seres humanos, pocas de sus conquistas han resultado tan aleccionadoras y gratificantes como la feliz ocurrencia de aquel espíritu inspirado que guardó en su memoria los pelos y señales de lo que hoy podríamos registrar como el acto milagroso de haber compuesto, por primera vez, una canción.

Nada más alejado de mi mente cuando comencé a acunar, pulir y memorizar la primera de mis criaturas, que la suposición de que estaría destinada a dejarse recorrer por la mirada calculadora de los mercaderes. Por encima de los pronósticos de estos infelices y para mi suerte, canciones de mis primeros tiempos, condenadas al silencio, han asomado una y otra vez, de la mano de un nuevo intérprete o figurando como piezas significativas dentro de una compilación, empecinadas en la aspiración de convertirse en clásicos. Es el caso de En la imaginación, compuesta en 1955 y su reciente aparición en la versión de Silvia Pérez Cruz y Javier Colina, o Demasiado que pedir, de ese mismo año, incluida en el disco de Miriam Ramos y Ernán López-Nussa, que mereciera el Gran Premio en el certamen discográfico Cubadisco 2013. Algo parecido ocurre con Tengo, compuesta en 1957 y registrada, en la presente muestra, con cuatro versiones tan diversas como las de Freddy, Martirio, Xiomara Laugart y –más recientemente—la de Gema Corredera y Gonzalo Rubalcaba.

De todas las canciones de mi autoría registradas en discos entre 2000 y 2013, la más frecuentada fue -para mi asombro- Llora, compuesta en 1968, una pieza que a nadie se le ocurriría acuñar como “fácil” o “pegajosa”. Las canciones, ellas solas y sin la ayuda de nadie, se van abriendo paso hacia el entendimiento, hacia el corazón del otro o de la otra o de esos muchos que se van formando de tres en tres, de montoncito en montoncito y llegan a integrar deliciosas multitudes de cien o doscientas almas cautivas de la frase que nos hizo temblar, del pasaje melódico que nos hizo dar vueltas como si se tratara de un tíovivo, en el acto mismo de dar vida a la canción.

Mi obra no ha pasado a esa zona del disco pensada para el mercado sino, en una buena proporción, al mundo de los intérpretes que, intencionalmente o no, han llegado a configurar una discografía propia en la que cada fonograma tiene una razón de ser. Desde esa óptica puede emprenderse un análisis donde no hay campo para el aburrimiento.

(Tomado de Palabras de Marta Valdés)