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Empresarios para estos tiempos

f_empresa-acinox-las-tunasLa economía cubana necesita de empresarios inteligentes, hábiles, preparados, comprometidos. Si la empresa estatal socialista es base y sustento de nuestro desarrollo, resulta clave el desempeño de quienes encabezan ese sector empresarial para alcanzar las cotas de bienestar y sostenibilidad a que aspiramos.

Las recientes medidas adoptadas por el Gobierno, que otorgan mayor facultad y autonomía a las empresas, son un necesario empujón a este vital sector de nuestra economía para dinamizarlo en busca de eficiencia y productividad; pero implican un reto para el empresariado.

Se amplían y flexibilizan los objetos sociales de las entidades productivas, lo que permitirá diversificar producciones y servicios. Se les define con claridad el encargo estatal, dándole la posibilidad de vender la producción restante en el mercado de oferta y demanda. Se disminuye el papeleo y la carga burocrática, al requerírsele una menor cantidad de indicadores directivos a informar.

La aprobación de los planes se descentraliza. Ya no será potestad única de los Ministerios. Ahora se asigna esa responsabilidad a los Ministerios, los OSDE (Organización Superior de Dirección Empresarial) o el gobierno de la provincia (CAP), según corresponda.

También, a partir del final del ejercicio económico 2014, las empresas podrán disponer de hasta un 50% de las utilidades después de impuesto (antes era el 30%), para reinvertir, investigar, capacitar o para estimular financieramente a los trabajadores.

Los salarios no tendrán tope administrativo; estarán vinculados a los resultados y limitados sólo por el no sobregiro del indicador Gasto de Salario por Peso de Valor Agregado Bruto planificado; es decir, a mayor productividad y eficiencia más salario. Todo lo que se pague tiene que estar respaldado por la creación de nueva riqueza.

Pero no basta que las reglas estén claras y sean más flexibles . Hay que saber implementarlas y sacarles el mejor partido. Todos estos cambios exigen, en primer lugar, preparación de los directivos empresariales. Deberán conocer la legislación, las variables económicas, los alcances de las transformaciones. Necesitarán estar al tanto del mercado internacional, de los precios de venta y las oportunidades de exportación.

Requerirán de sagacidad y olfato para tomar decisiones. Les urgirá aprovechar oportunidades como las que brinda la Ley de la Inversión Extranjera. Todavía son escasos los proyectos propuestos para las carteras de negocio a presentar a los potenciales inversores.

Necesitarán también de inteligencia para enfrentar los contratiempos productivos, la falta eventual de materias primas o para decidir qué hacer con las utilidades que la empresa retiene.

Sentirán sobre sí la presión del colectivo laboral, que buscará producir más para incrementar sus salarios y recibir reparto de utilidades a fin de año; pues el beneficio individual se impulsa o deprime desde la producción.

Cambiar la mentalidad con que muchos empresarios han trabajado hasta hoy no es tarea fácil. Si complejo ha sido el proceso de decisión de las facultades otorgadas a la empresa estatal socialista, más lo será el camino de su implementación.

Dirigir exitosamente una empresa implica liderazgo, ciencia, inteligencia y hasta arte. Es un reto muy exigente en estos tiempos de actualización económica. Como señalara el Presidente cubano Raúl Castro en la reciente sesión de la Asamblea Nacional, necesitamos verdaderos empresarios con calificación y preparación, no compañeros al frente de las empresas.