Casi al final del encuentro se abrió el marcador gracias a disparo de Lionel Messi, con efecto, ajustado al palo.
Romero, el portero argentino, declara que "fue un partido duro, que Irán fue un gran rival. Trato de ayudar a mis compañeros. Costó entrar en el campo contrario, pero el enano (Messi) frotó la lámpara y llegamos. Esperamos estar más tranquilos con Nigeria".
No lució bien Argentina, frente a un rival que no es favorito, si bien tuvo una buena actuación sobre el terreno.
Durante el primer tiempo, la selección albiceleste no pudo quebrar el arco iraní, que plantea un duro esquema defensivo, con peligrosos contragolpes. Luego de la victoria en el Maracaná y la experiencia fallida del 5-3-2, el técnico Alejandro Sabella volvió al esquema del 4-3-3, con el que los jugadores se sienten más cómodos pero hasta muy tarde no pudieron convertir en gol, considera Página12.
Los genios aparecen cuando más se les necesita. Cuando casi nadie creía en él, cuando Argentina iba a hacer un ridículo, Leo Messi, el mejor jugador del mundo, apareció de la nada para meterla en los octavos de final del Mundial 2014. Messi recogió un balón en la frontal, tiró una diagonal y con la zurda puso el balón en la escuadra para derrotar definitivamente a una muy meritoria selección de Irán, que destapó las vergüenzas de una Argentina con pocas alternativas ofensivas.
Sufrió Argentina como nunca para derrotar a Irán, pero sale del partido reforzada y creyendo en sus posibilidades. Pero ello se debe únicamente a la fe que le tienen al hombre que ha marcado época en los últimos años en el Barça. Argentina sigue soñando con conquistar la Copa del Mundo en Brasil pese al fútbol y pese a la táctica de Sabella, porque el genio está apareciendo. Segundo partido que decide con su talento, y amenaza con no ser el último.
Las alertas saltaron en Argentina tras ser evidente durante noventa minutos ante Irán que existe un problema para construir juego. Sabella apostó por las individualidades para medirse al bloque más defensivo del Mundial, y se estrelló. La lentitud en la circulación del balón impidió la sorpresa ante una defensa ordenada y agresiva. Sólo el talento de Leo Messi pudo con el ordenado conjunto de Carlos Queiroz.
Higuaín estuvo poco asistido y constantemente rodeado de varios rivales, Agüero y Messi, fueron en las bandas dos islas que buscaban la jugada individual más que la asociación. Di María también hizo la guerra por su cuenta. Todo ello no funciona ante equipos tan solidarios como el de Queiroz.
Sin plan B, Argentina se desesperó para crear peligro, y sólo se acercó al gol en jugadas a balón parado. El lateral Marcos Rojo, Ezequiel Garay y Fede Fernández remataron otras tantas veces desviado de la portería de Haghighi. La única ocasión clara fruto de la creación para Argentina surgió de las botas de Gago. El de Boca Juniors dio un pase de 25 metros que superó a toda la zaga iraní y situó a Higuaín frente al guardameta, pero el del Nápoles no fue capaz de encontrar el gol.
Sólo esa jugada mereció la pena en los primeros 45 minutos. El resto fueron centros previsibles y sin demasiado tino. Irán pocas veces logró pasar del medio del campo y sólo lo intentó con jugadas a balón parado. Hosseini estuvo cerca del gol con un remate desde dentro del área.
La segunda parte comenzó como la primera. Los argentinos hacían la guerra por su cuenta y no encontraban la portería iraní. Al contrario Irán comenzó a tirar contraataques ante la desesperación Argentina. Primero Reza tuvo el gol en un remate de cabeza franco que desvió Romera con fortuna, después el mismo delantero reclamó un penalti claro que el árbitro no pitó.
Argentina se volcaba con todo, pero casi siempre buscando centros laterales, siempre inofensivos para la defensa iraní. Dejagah estuvo todavía más cerca del gol con un remate que una mano milagrosa de Romero envió a córner. Y a falta de cinco minutos en otro contragolpe Reza soltó la zurda para provocar la taquicardia argentina.
La albiceleste aguardaba a Messi como última esperanza. Y en el que puede ser su Mundial, el argentino no defraudó. Corría el minuto 91 y por primera vez sólo tenía ante sí a un rival. Lo aprovechó para controlar orientado y soltar su zurda mágica a la escuadra. Argentina no fluye, pero Messi siempre aparece.
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(Con información de lavanguardia.com)